MADRID, 6 Jul. (Infosalus/EP) -
Los beneficios de una sesión de risas tras visionar una película de humor o compartir un rato divertido con los amigos son siempre constatables en la expresión, la receptividad y la jovialidad de una persona durante las horas siguientes pero ¿es posible utilizar la risa como el motor de un cambio positivo en nuestras vidas?
Irene Fernández Megina, fundadora y directora de la Escuela de Risoterapia de Madrid, explica a Infosalus que la terapia de la risa engloba toda una serie de dinámicas vivenciales en las que se combinan movimiento, juegos y técnicas procedentes de la meditación activa, las dinámicas de grupo, el baile libre, la arteterapia o la musicoterapia, entre otras disciplinas.
Según señalan desde el sitio web de la entidad que dirige Fernández Megina (escuelarisoterapiamadrid.com) la 'Risoterapia' es un proceso terapéutico y de crecimiento personal en el que mediante la risa y otras técnicas vivenciales con alto grado de interacción encontramos la forma de sentirnos plenos, satisfechos y felices.
Cuando reímos a carcajadas se activan entre 100 y 400 músculos. "En 20 segundos de carcajada sana, se realiza la misma cantidad de ejercicio aeróbico que remando durante 3 minutos", señalan desde el sitio web de la Escuela, especializada en la formación en risoterapia de profesionales que proceden principalmente de los ámbitos de la pedagogía, la formación y la profesión sanitaria.
Fernández Megina apunta a Infosalus algunos de los principales beneficios fisiológicos de la risa:
* Moviliza la columna vertebral, lo que ayuda a aliviar el estrés y los dolores de espalda.
* Fomenta la secreción de las denominadas hormonas de la felicidad: serotonina, dopamina, adrenalina y endorfinas que producen una sensación física de bienestar global.
* Cardiovasculares: mejora la tensión arterial y los procesos asociados.
* Pulmonares: al reír conseguimos el doble de oxígeno, una hiperventilación natural que favorece a todos los procesos del organismo.
LA RISA COMO HERRAMIENTA
Quienes ejercen la risoterapia proceden de un amplio abanico de campos pero los principales se corresponden con los ámbitos de la fisioterapia, la psicología y la expresión corporal.
La risa se emplea como una herramienta más y no como un fin en si mismo ya que facilita entrar en terrenos más profundos sin la resistencia que se podría dar en otros contextos terapéuticos.
Según señala Fernández Megino, no se fuerza la risa desde el exterior como en el caso del humor sino que se busca conseguir un estado de felicidad que facilite la risa, en el que se ríe para estar bien. Se trabaja sobre los sentidos para estar más atento y focalizado al disfrute.
Para ello se aplican técnicas de la psicología positivista que se centran en las habilidades que comparten las personas genuinamente felices. Así, en los talleres se entrenan los estados de felicidad y optimismo a través de dinámicas de grupo y juegos.
FISIOLOGÍA DE LA RISA
"La risa surge desde una localización física que podríamos situar cuatro dedos por debajo del ombligo", explica Fernández Megino que distingue con claridad entre dos tipos de risa, la risa de descarga y la risa relajada. En la risa de descarga reímos de lo que no nos permitimos normalmente: el poder, el dinero, el sexo y aquello que nos hace parecer tontos o estúpidos. La risa relajada es la más cercana a la felicidad, es una risa amplia y no es tan sonora, en ocasiones es como un suspiro.
Aunque la risa es contagiosa, la terapeuta señala que existen ejercicios físicos que la promueven jugando con la respiración por ejemplo o con la emisión de sonidos. Así, explica Fernández Megino, muchas personas educadas en lo correcto del silencio y el no molestar se sienten cohibidas a la hora de emitir sonidos y cuando lo hacen se sienten ridículos y se ríen de si mismos por hacer algo no permitido.
También se trabaja sobre la risa interior a través de la meditación o técnicas psicológicas como los denominados 'anclajes' a través de los que se generan compromisos personales con uno mismo. Según señala la terapeuta, la mayoría de personas sitúa su 'yo esencial' en el corazón, de ahí que se practique la sonrisa al corazón para estar a la escucha de nuestros intereses reales.
¿CÓMO SE ESTRUCTURA UN TALLER DE RISOTERAPIA?
La gran mayoría de personas que se acerca a la escuela están bien físicamente pero padecen los problemas actuales más comunes como estrés, ansiedad, angustias o la sensación de no estar haciendo lo que desean con su vida.
"Buscan encontrarse mejor, sentirse bien, volver a reír, sentirse más satisfechos. Pero también se dan casos de personas que llegan con trastornos como insomnio, depresión o ansiedad y que experimentan una gran mejoría", señala Fernández Megino.
Un sábado de cada mes, desde la Escuela de Risoterapia de Madrid se realizan talleres de 4 horas de duración que permiten una primera aproximación a la risoterapia y en los que participan un máximo de 20 personas.
Sus objetivos son que la persona encuentre soluciones creativas a la problemática en la que se encuentra, así que "hay tantos objetivos como personas", apunta Fernández Megino.
En los talleres se facilitan las experiencias en las que se conecta con "la parte más auténtica de nosotros mismos, la mejor versión de nosotros, lo que está detrás de todas las preocupaciones". Jugando y riendo se busca romper con los bloqueos y movilizar la energía necesaria para emprender los cambios necesarios en la vida.
La estructura se basa en una primera fase en la que se rompe el hielo y se consigue un tono grupal sin resistencias a través de una ronda verbal en la que los participantes se presentan y expresan sus motivaciones.
Se pasa después a un calentamiento físico divertido para soltar el cuerpo y eliminar rigideces, se suelta la voz y se rompe la barrera de lo formal. En los primeros juegos, muy ligados a la improvisación teatral, se realizan actividades en las que participan todos a la vez, de esta forma se evita la exposición individual ante el grupo en las primeras actividades. Se producen en esta fase ya las primeras risas.
Luego llega el momento de las dinámicas de grupo en las que se desarrollan juegos que trabajan en un inicio sobre la atención y la presencia para pasar a otras habilidades que ayudan a eliminar las resistencias personales.
La fase que Fernández Megina denomina de desarrollo es aquella en la que se deja fluir la risa después de eliminar las resistencias y liberar las emociones. La risa es contagiosa y termina por propagarse y compartirse, aclara la terapeuta
Tras ello, se pasa a una fase de relajación a través de técnicas verbales ligadas en gran medida a la programación neurolinguística (PNL) y al denominado lenguaje eriksoniano, que ayudan a potenciar los patrones de pensamiento positivo.
Se realiza más tarde una dinámica más emocional en la que se potencia el afecto y la relajación, y se pueden emplear técnicas como el masaje, para pasar en los últimos momentos a un ejercicio que sube la energía y devuelve a los participantes a un estado más cercano a la vigilia.
En una ronda verbal final los participantes son invitados a explicar qué ha supuesto para ellos la experiencia y los terapeutas pueden ayudar con preguntas que focalizan los logros individuales.