MADRID, 18 Feb. (EUROPA PRESS) -
El médico de Cinfa Julio Maset ha aconsejado a los pacientes de rizartrosis, una degeneración de la articulación que une el dedo pulgar a la muñeca, que "conviertan su día a día en un tratamiento" para este tipo de artrosis, ya que la adaptación de determinadas actividades cotidianas puede ayudar a controlar los síntomas.
"Aunque la rizartrosis afecta únicamente al pulgar, al ser el dedo que hace posible el gesto de 'pinza' de la mano, puede dificultar o impedir llevar a cabo gestos tan cotidianos como asir un objeto o abrir un bote; es decir, puede mermar seriamente la capacidad de manipular objetos con la mano y por tanto, de realizar multitud de acciones del día a día", ha explicado Maset.
Esta afección es más frecuente en mujeres que ya han llegado a la menopausia o en quienes han desempeñado trabajos manuales de manera prolongada en el tiempo. Sin embargo, el experto ha advertido que el uso abusivo que se realiza en la actualidad de las nuevas tecnologías también puede causar lesiones por los movimientos repetitivos que se realizan al utilizar un ratón o una pantalla táctil.
El desarrollo de la rizartrosis puede llevar a que movimientos comunes como desabrocharse los botones, escribir durante varios minutos, escurrir una bayeta o abrir un bote empiecen a ser complicados. Además, la repetición de estos gestos al llevar a cabo tareas cotidianas puede agravar los síntomas.
Aunque la cirugía puede dar buenos resultados si fuera necesaria, el tratamiento de esta enfermedad degenerativa se basa en aliviar el dolor y frenar parcialmente su avance mediante fármacos, siempre bajo prescripción médica. Asimismo, puede recurrirse al uso de muñequeras, órtesis y férulas para ayudar a descansar la articulación y existen programas de ejercicios que potencian la musculatura de la mano y su movilidad.
QUÉ CAMBIOS SE PUEDEN INTRODUCIR
En cuanto a los cambios que se pueden introducir en la vida diaria para aquellas personas que sufran rizartrosis, Maset ha señalado la elección de utensilios con una forma y peso apropiados, como pueden ser un cuchillo con un mango más grueso, un bolígrafo con punta de bola, o cazos, ollas y otros recipientes de cocina hechos de aluminio o plástico, que son más ligeros. En la cocina también es recomendable sustituir tareas manuales por aparatos eléctricos.
Dado que es aconsejable que los afectados no aguanten mucho peso con las manos, se puede emplear un carrito o una bolsa que puedan colgarse del hombro para hacer la compra o transportar cosas. En este sentido, se debe evitar forzar el pulgar, de tal forma que también se debe huir de los movimientos repetitivos durante largos periodos de tiempo, como los que se realizan al coser, escribir o usar el teléfono móvil.
A modo de rehabilitación, el especialista ha sugerido el seguimiento de un programa de ejercicios personalizado, que se centre en la potencia y fuerza del dedo en las fases iniciales, mientras que en las fases más avanzadas deben predominar ejercicios activos suaves. Para ejercitar los dedos, se puede recurrir a objetos del entorno cotidiano, por ejemplo, encender un mechero, sacar monedas de un monedero, teclear en el ordenador, entre otros.
Entre las sugerencias, también ha señalado la opción de relajar las manos en agua caliente, lo que puede ayudar a reducir el dolor y la rigidez; así como recurrir a los baños de contraste, que alternan agua fría con agua caliente; o a la aplicación de hielo, nunca de forma directa.
Además, puede valorarse el uso de antiinflamatorios o analgésicos cuando sea necesario, siempre siguiendo las indicaciones médicas. A este respecto, el experto ha hecho hincapié en la necesidad de acudir a un facultativo si se nota en el dedo pulgar un dolor continuo o que evoluciona a más al realizar movimientos cotidianos; si se presenta rigidez, inflamación o incluso deformidad de la articulación; y si, además, se es mayor de 60 años o se ha realizado trabajo manual a lo largo de la vida.