MADRID, 9 Ene. (EDIZIONES) -
Sucede en muchos pacientes que, de manera asintomática, tienen la tensión alta y no lo saben. "No es infrecuente que haya pacientes a quienes diagnostiquemos de hipertensión o de tensión alta por casualidad, tras acudir al centro de salud por otra patología y al verificar su tensión arterial se comprueben niveles por encima de de 140/90 mmHg o más".
Así lo reconoce la doctora Nuria Muñoz, vicepresidenta de la Sociedad Española de Hipertensión e internista que trabaja en la Unidad de riesgo cardiovascular del Hospital Infanta Leonor de Madrid, así como secretaria del grupo de riesgo cardiovascular de la Sociedad Española de Medicina Interna o SEMI.
Otros pueden sospechar de tensión alta, según prosigue, porque presentan cefaleas frecuentes, o en una crisis hipertensiva, que representa una emergencia hipertensiva, pueden tener dolor de pecho o datos de dificultad respiratoria o cardíaca; si es ya algo más grave, y cursa con sangrado cerebral, puede presentar un ictus, con falta de habla, o hemiparesia (dificultad para mover un lado del cuerpo), por ejemplo.
Aquí ve importante recalcar la manera en la que medir la tensión arterial, tras 5 minutos sentados, con el tensiómetro de brazo, sin hablar ni cruzar piernas, y haciendo una triple toma: a la primera toma no hay que hacerle mucho caso, porque a veces aumenta la tensión sin cifras normales, y en las dos restantes tomas se puede tomar la tensión final haciendo la media.
"Es muy importante que los pacientes con la tensión alta no sólo se la midan en consulta sino también lo hagan en casa, por ese efecto de la 'bata blanca' por el que se ponen nerviosos por estar en un centro de salud. Si en casa es más baja, se les puede colocar un holter para comprobar las cifras. Si sólo se viera que esa tensión está alta cuando van al médico, no hay que poner antihipertensivo, pero sí vigilarlo", agrega.
Nos interesa tener una buena tensión arterial, según destaca la doctora Muñoz, porque un aumento de la misma conlleva directamente una afectación cerebral, renal, y cardiovascular: "Se puede producir un aumento de riesgo cardiovascular, a expensas de un infarto de miocardio, pero también de ictus, así como un deterioro de la función del riñón (insuficiencia renal), y también el desarrollo de dilataciones de la aorta que puedan acabar en aneurismas, en insuficiencia cardiaca".
LA EDAD ES UN FACTOR DE RIESGO
Es frecuente en nuestra sociedad la tensión alta, y a partir de los 40 años las probabilidades de que sea una hipertensión esencial, en la que no encontremos nada secundario que lo justifique es habitual; aumenta conforme pasa el tiempo, siendo la edad el principal factor de riesgo, comenta la miembro de la Sociedad Española de Hipertensión.
Pero también hay otros factores de riesgo, tal y como apunta, señalando a la obesidad, al sedentarismo, a la toma de algunos fármacos como los aines (ibuprofeno o naproxeno), al consumo de sal por encima de los 5 gramos al día; todo ello aumenta la presión arterial; aparte de la parte genética de cada uno y de los antecedentes de hipertensión arterial; y luego hay personas con hipertensión secundaria a la apnea obstructiva del sueño, a enfermedades como cushing, y luego a estrecheces de las arterias renales.
Además, señala que hay causas secundarias y más frecuentes en los pacientes jóvenes, aunque el grueso de pacientes tienen hipertensión esencial, y la clave se encuentra en el control de los factores de riesgo, sostiene, así como la toma de antihipertensivos.
CONSEJOS PARA BAJAR LA TENSIÓN
Con todo ello, la internista que trabaja en la Unidad de riesgo cardiovascular del Hospital Infanta Leonor de Madrid, así como secretaria del grupo de riesgo cardiovascular de la Sociedad Española de Medicina Interna o SEMI aporta los siguientes consejos a la hora de bajar la tensión:
1.- Mantener una ingesta de sodio por debajo de los 2 gramos diarios; y esto también incluye no solo evitando la sal en las comidas, sino también los ultraprocesados, las conservas, los embutidos, los encurtidos, los quesos, o por ejemplo los precocinados.
2.- Realizando ejercicio físico aeróbico, 150 minutos semanales, repartidos en 4-5 sesiones, o caminar más de 10.000 pasos al día.
3.- Mantener el IMC por debajo de 30, siendo el objetivo el normopeso, situado en un IMC de 25-30.
4.- Evitar la toma de antiinflamatorios y efervescentes, que son fuente de sal.
5.- El regaliz aumenta la presión arterial.
6.- Monitorizar las cifras de presión arterial de manera regular en pacientes por encima de los 40 años.
7.- Si aparecen síntomas que sugieran síntomas de gravedad acudir al especialista.