MADRID, 15 Mar. (EDIZIONES) -
Es frecuente que muchos bebés nazcan de color amarillo, lo que se conoce como ictericia. Se trata de una de las consultas más frecuentes de los padres al pediatra. Esto es normal en gran parte de los casos a la par que frecuente. Puede asustar a unos padres primerizos si nunca antes lo han visto. Pero lo que es bastante desconocido es que la lactancia materna puede favorecerla.
Según nos explica Pepe Serrano, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, y secretario de la Societat Catalana de Pediatria, esa ictericia es un proceso normal, o 'fisiológico' como se le dice en medicina, una condición por la cual los bebés que nacen con ictericia es porque la sangre que ha pasado vía cordón umbilical se degrada y ha dado lugar a la bilirrubina.
"La lactancia materna exclusiva hace que ese pigmento se degrade más lentamente. Pero la fisiológica es normal. Sabemos que si el bebé toma lactancia materna, esta ictericia desparecerá lo más seguro a los 15 días, pero si se prolonga un poco más a veces no tenemos que preocuparnos", indica en una entrevista con Infosalus con motivo de la publicación de su libro 'Bebepedia. Guía imprescindible para sobrevivir a la crianza' (Roca Editorial).
EL HÍGADO INMADURO DEL BEBÉ
Concretamente, el hígado, inmaduro en los recién nacidos, ayuda a descomponer la bilirrubina (sustancia que cuerpo produce cuando se destruyen los glóbulos rojos viejos), tal y como señala: "Esa ictericia se debe a varios factores, pero básicamente a la destrucción de los glóbulos rojos que han pasado en exceso antes o durante el parto a través de la placenta. Esto provoca que se machaquen liberando esta sustancia, causante de la pigmentación".
Suele aparecer, según prosigue el doctor Serrano, a las 24 horas de nacer el bebé, antes se considera patológica, y desaparece durante los primeros días de vida, aunque como señala este pediatra puede prolongarse más días, siendo igualmente algo normal. "No hay un plazo fijo para su desaparición, aunque lo que sí tiene valor es observar cómo ese tinte amarillento va menguando de forma progresiva. El peligro de que esos niveles sean demasiado elevados está en que puede acumularse en zonas del cerebro afectando a su posterior desarrollo normal", añade.
LA FOTOTERAPIA, ÚTIL EN ALGUNAS OCASIONES
Cuando se detecta que esos niveles de bilirrubina pueden ser excesivos suele recomendarse a los padres unas sesiones de fototerapia para los niños en el hospital, "unas luces que se acoplan a la incubadora y dan esa longitud de onda de la luz para degradar el pigmento, inocua para su salud", mantiene el doctor Pepe Serrano.
En último lugar, este pediatra recuerda que hay diversos factores que favorecen su aparición, o bien la perpetúan, como la lactancia materna exclusiva como hemos contado, pero también la prematuridad, la edad avanzada de la madre, o la diabetes gestacional.
