MADRID, 16 Oct. (EDIZIONES) -
Contamos con memoria desde antes de nacer. Es la capacidad de aprender cualquier cosa. Tenemos distintos tipos de memoria que se ocupan de distintos objetos de aprendizaje y antes de nacer estamos aprendiendo sobre los sonidos que nos llegan del vientre materno.
"A partir de ahí, todas las experiencias y acciones que haremos en nuestra vida moldearán nuestro cerebro, y esto al final es la memoria, la plasticidad del cerebro ante las experiencias, que nos permite adaptarnos al entorno para responder de forma más eficaz cuando nos encontremos otra vez con esos estímulos", explica en una entrevista con Infosalus Héctor Ruiz, director en la International Science Teaching Foundation, y especialista en psicología cognitiva de la memoria.
Cuenta que la memoria es tan importante para nuestra salud porque nos permite tener un sentido de continuidad en nuestra vida, nos da nuestra identidad, nos permite comportarnos de la forma que lo hacemos ante las situaciones que nos plantea el mundo que nos rodea: "Prácticamente todo lo que hacemos a diario se basa en nuestra memoria. No nos damos cuenta muchas veces porque las hacemos de forma automática, pero podemos hacerlas porque las hemos aprendido por la memoria, como a abrir la puerta o a atarnos nuestros zapatos".
Aquí Ruíz recuerda que tenemos distintos sistemas o tipos de memoria que se pueden ver más afectados que otros por circunstancias como el Alzheimer o por traumatismos u otras enfermedades, y por las que perdemos unas capacidades.
NO SOLO HAY UN TIPO DE MEMORIA
Cuenta la historia del productor musical británico y director de orquesta Clive Wearing que con 46 años sufrió una infección cerebral por el virus del herpes simple y por la que perdió la capacidad de generar nuevos recuerdos: "Él podía mantener la memoria de trabajo, la capacidad de sostener la información a la que prestamos atención, por tanto, de percibir, pensar y mantener la conversación, pero cuando dejaba de prestarle atención lo olvidaba y no lo retenía. Podía aprender habilidades, no se acordaba de haberlas practicado, pero mejoraba. Este caso permite ver que la memoria es compleja y participa en muchas de nuestras habilidades del día a día; pero no hay solo una memoria, sino todo un sistema de memorias".
Además, Héctor Ruíz destaca que la memoria no es como un músculo que podamos ejercitar de manera general, sino que esta se desarrollará espontáneamente, con nuestra madurez natural. "Lo que hace que mejore de forma espontánea es que nuestras experiencias nos permiten adquirir conocimientos y va mejorando a medida que tenemos conocimientos", resalta.
NO ES UN ALMACÉN DE DATOS
Reseña igualmente que, contrariamente a lo que pensemos, la memoria no es como un almacén de datos donde añadimos información como si fuera un cajón, sino que funciona conectando la nueva información que recibimos con los conocimientos que ya alberga, y creando relaciones de significado, de forma que a medida que sabemos más sobre algo nos resulta más fácil aprender cosas relacionadas con ello.
Después, señala que la memoria va madurando su capacidad a medida que crecemos, hasta los veinte años aproximadamente, y como todas las áreas cognitivas va decayendo poco a poco; "algo que es normal y natural".
Eso sí, precisa que la memoria no se va haciendo más fuerte por procesos de maduración biológicos sino porque nuestras experiencias hacen que tengamos más conocimientos y estos le permiten recordar mejor nuevas cosas con las que poder relacionarlos.
"La memoria no es un almacén de datos sino red de significados. Recordamos el significado de las cosas, no los detalles de algo. Es imposible recordar algo al pie de la letra. La memoria funciona de esta forma tan eficiente y cuantos más conocimientos tenemos más fácil nos resulta reconstruirlos. Al final la memoria mejora a medida que vamos aprendiendo cosas", indica.
Pone el ejemplo de los atletas de la memoria, personas que participan en olimpiadas memorísticas donde se someten a pruebas con listas de números, secuencia de cartas, y memorizan tantas como puedan. Estas personas, después, si tienen que ir a hacer la compra son igual que los demás porque la memoria podemos mejorarla en relación a un tema concreto, a unos contenidos específicos, pero eso no significa que la mejoremos en general.
¿ES GENÉTICO QUE NUESTRA MEMORIA SEA MÁS O MENOS FUERTE?
A su vez, el director en la International Science Teaching Foundation subraya que hay diferencias genéticas en la memoria, sí influye la genética que recibimos en la misma, y se conocen incluso variantes de genes que están relacionados con tener más facilidad para aprender y recordar; "pero a partir de ahí, la capacidad de aprender más dependerá de la capacidad que tengas para aprender sobre algo".
En cuanto a los factores que la dañan, Ruíz indica que la memoria está inherente en todas las habilidades cognitivas y cualquier cosa que dañe nuestra salud o bienestar tanto a nivel físico como emocional dificultará igualmente su funcionamiento.
A su juicio una cosa muy interesante a tener en cuenta es que pensamos que el tipo de errores o limitaciones de nuestra memoria las asociamos siempre al olvido, pero una cosa que en general el público general desconoce es que hay otras formas en las que la memoria nos falla y no son tan aparentes.
Cita este experto el hecho de que creamos falsos recuerdos de manera habitual, algo que en realidad no ha sucedido o en la manera en la que nosotros la recordamos. "Esto es algo muy habitual porque nuestra memoria no recuerda las cosas al pie de la letra sino que se queda con algunas cosas, las une a otros conocimientos de otras experiencias y cuando queremos recordar reconstruye con elementos de la experiencia genuinos y arrastra experiencias de otras experiencias y las mezcla. Recordar es muy parecido a imaginar, pero la diferencia es que creemos que reproducimos lo que sucedió", remarca.
A su vez, este especialista en psicología cognitiva de la memoria sostiene también que creemos que recordamos mucho cuando en realidad recordamos pocas cosas, "y solo recordamos significados entrelazados con algunos datos concretos con los que a partir de ahí acabamos reconstruyendo el recuerdo". Pero es que advierte de que cuanto más ajetreados o estresados vayamos, y más si no dormimos, aún nos resultará más difícil recordar lo vivido.
Héctor Ruíz ha publicado 'Los secretos de la memoria' (SineQuaNon, Penguin Random House Libros), un manual en el que precisamente explica qué es y cómo funciona la memoria.