El seguimiento de murciélagos británicos puede ayudar a identificar coronavirus con potencial patógeno

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Archivo - Murciélago - KIRSTEN GILARDI, UC DAVIS - Archivo
Publicado: miércoles, 28 junio 2023 7:04

MADRID 28 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los investigadores que hallaron nuevos coronavirus en murciélagos del Reino Unido afirman que deberían realizarse estudios genéticos de los virus con regularidad, aunque ninguno de ellos pueda infectar aún a los seres humanos.

En colaboración con una red de conservacionistas de murciélagos, un equipo dirigido por investigadores del Imperial College de Londres y del University College de Londres analizó muestras fecales de murciélagos británicos en busca de coronavirus.

Sus resultados, publicados en la revista 'Nature Communications', indican la circulación de cuatro especies de coronavirus, dos de ellas nuevas, entre las 16 especies de murciélagos del Reino Unido analizadas. Aunque algunos de estos coronavirus están relacionados con los que causan el COVID-19 y el MERS, ninguno de ellos es capaz actualmente de infectar al ser humano.

La vigilancia periódica de los virus en la fauna salvaje y en general es una cuestión de salud pública. Los murciélagos son especies protegidas en el Reino Unido, por lo que la colaboración con organizaciones conservacionistas es crucial para este esfuerzo, afirman los investigadores.

El investigador principal, el profesor Vincent Savolainen, del Centro Georgina Mace para el Planeta Vivo del Imperial College de Londres, señala que "la colaboración con una red de conservacionistas y rehabilitadores de murciélagos ha sido muy fructífera para documentar la diversidad de coronavirus presente en los murciélagos británicos, y que hasta ahora se había pasado por alto".

"Este trabajo de colaboración sienta las bases para futuros esfuerzos de vigilancia zoonótica y conservación, dada la importancia que los murciélagos desempeñan en nuestros ecosistemas", añade.

El coautor, el profesor Franois Balloux, Director del Instituto de Genética de la UCL, señala que "en muchas partes del mundo tenemos una vigilancia decente de los patógenos que circulan en humanos y animales domésticos, pero no tanto en la fauna salvaje. Una mayor vigilancia debería mejorar la preparación de la sanidad pública y la seguridad alimentaria, además de ser beneficiosa para la conservación de la biodiversidad", sugiere.

La infección humana requiere que el virus procedente de animales sea capaz de infectar células humanas, y para causar un brote, debe entonces ser capaz de propagarse entre humanos.

Muchas enfermedades zoonóticas pueden transmitirse a pequeños grupos de personas en contacto directo con el animal huésped y no progresan más allá. Para saber qué virus tienen el potencial de propagarse más ampliamente, las investigaciones genéticas son cruciales.

Los murciélagos son un gran grupo de mamíferos, y su diversidad significa que pueden albergar una serie de virus potencialmente patógenos. Aunque en Asia, África, Oriente Próximo y Europa se han realizado estudios sobre los virus de los murciélagos, en el Reino Unido se han pasado por alto para estudios genéticos detallados, aparte de los lisavirus de los murciélagos europeos que causan la rabia.

El equipo identificó dos especies de alfacoronavirus, un coronavirus relacionado con el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y un sarbecovirus. El virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, también es un sarbecovirus.

A continuación, los investigadores estudiaron la posibilidad de que estos virus se "desbordaran" e infectaran a los humanos. Para ello, crearon "pseudovirus", portadores de la proteína que el virus utiliza para unirse a las células huésped, pero que no pueden replicarse.

Por el momento, ninguno era capaz de infectar células humanas, pero uno de los sarbecovirus hallados en una muestra del murciélago menor de herradura era capaz de unirse a ACE2, el receptor que el virus SARS-CoV-2 utiliza para entrar en las células humanas. Este sarbecovirus sólo pudo entrar en las células humanas en un laboratorio cuando había una sobreabundancia de ACE2, lo que sugiere que necesitaría más adaptaciones si quisiera infectar a los humanos.

Es más probable que los virus salgan de los animales salvajes cuando entran en contacto más estrecho con los humanos. La pérdida de hábitats y los cambios en el uso del suelo en todo el mundo están relacionados con una mayor probabilidad de cruce zoonótico.

Por tanto, mantener los esfuerzos de conservación de los murciélagos y minimizar la destrucción del hábitat podría ayudar a prevenir la propagación zoonótica, junto con un programa de vigilancia que examine periódicamente la presencia de patógenos potenciales.

Lisa Worledge, Jefa de Servicios de Conservación de la Bat Conservation Trust, indica que "nuevas técnicas como la utilizada en este trabajo están aumentando nuestros conocimientos y ponen de relieve la importancia de proteger la naturaleza. Este trabajo es un magnífico ejemplo de la colaboración entre investigadores y conservacionistas por el bien común", destaca.

"Además de reducir las posibilidades de zoonosis, sabemos que la protección de la fauna salvaje aporta muchos otros beneficios --prosigue--. Desde la prestación de servicios ecosistémicos, como el control de insectos que dañan los cultivos, hasta el simple placer de observar murciélagos en una noche de verano, los murciélagos son una parte vital de nuestro patrimonio natural".

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