MADRID, 23 May. (EUROPA PRESS) -
Cómo te vistes, hablas, comes e, incluso, qué te permite sentir, estas reglas a menudo tácitas de un grupo son normas sociales y muchas se interiorizan hasta tal grado que probablemente ni siquiera te das cuenta de ellas. Sin embargo, seguir las normas puede a veces ser costoso para los individuos si las normas requieren sacrificarse por el bien del grupo. ¿Cómo y por qué los seres humanos evolucionaron para seguir estas normas en primer lugar?
Un nuevo estudio del Instituto Nacional de Síntesis Matemática y Biológica de Estados Unidos ha explorado esta cuestión, arrojando luz sobre los orígenes de la cooperación humana. Los resultados, publicados este lunes en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', muestran que se espera que la capacidad de los humanos para interiorizar las normas sociales evolucione en una amplia gama de condiciones, ayudando a forjar una especie de cooperación que se vuelve instintiva.
Los investigadores usaron simulaciones por ordenador para modelar tanto el comportamiento individual en acciones de grupo conjuntas como la maquinaria genética subyacente que controla el comportamiento. Los investigadores trabajaron desde la premisa de que la adhesión a las normas es reforzada socialmente por la aprobación y recompensa de los individuos que las siguen y por el castigo de los que infringen la norma.
El objetivo de los científicos era ver si ciertas normas se interiorizaban, lo que significa que actuar de acuerdo con una norma se convierte en un fin en sí mismo, más que en una herramienta para conseguir algo o para evitar sanciones sociales. En el modelo, los individuos toman decisiones sobre participar en acciones colectivas que requieren cooperación y las personas que no cooperan, o "jinetes libres", se pueden enfrentar a consecuencias.
Específicamente, los autores examinaron dos tipos generales de acciones colectivas que requerían cooperación a los que nuestros antepasados podrían haber enfrentado regularmente. El primer tipo de acción de grupo involucra escenarios de "nosotros contra la naturaleza", donde los grupos deben defenderse contra los depredadores y cazar y criar cooperativamente. El segundo tipo de acción de grupo es "nosotros frente a ellos", que constituye conflictos directos u otra competencia costosa con otros grupos sobre el territorio, el apareamiento, el acceso a rutas comerciales y similares.
El modelo encontró que la internalización de normas evolucionó fácilmente en ambos escenarios y que fomentar el castigo entre colegas que van por libre es mucho más eficiente a la hora de promulgar la cooperación en acciones colectivas que promover la participación en sí misma.
UNA VARIACIÓN GENÉTICA SIGNIFICATIVA PARA INTERIORIZAR NORMAS
El estudio predice una variación genética significativa en la capacidad de los humanos para interiorizar las normas. En particular, en algunas condiciones se espera que las poblaciones tengan una frecuencia relativamente pequeña de personas "sobre-socializadas" que están dispuestas a hacer sacrificios extremos por sus grupos. Ejemplos en la sociedad actual podrían ser los suicidas con bombas y otras manifestaciones de auto-sacrificio extremo por el bien del grupo.
Del mismo modo, también hay individuos "sub-socializados" -psicópatas-- que son completamente inmunes a cualquier norma social. Como los entornos sociales y físicos varían mucho entre los diferentes grupos humanos, el modelo explica esta variación y puede predecir cómo estas diferencias afectarán al comportamiento social humano y la toma de decisiones humanas en diferentes regiones.
Además de responder a preguntas teóricas sobre los orígenes de la cooperación humana, el estudio puede tener una variedad de aplicaciones prácticas. "Cada día, los seres humanos hacen elecciones entre múltiples opciones de cómo responder a diversas situaciones sociales. Las decisiones se ven afectadas por muchos factores que interactúan, incluidas las normas sociales y los valores", dice uno de los autores, Sergey Gavrilets, profesor de Ecología y Biología Evolutiva y Matemáticas de la Universidad de Tennessee, Knoxville, y director asociado de NIMBioS para actividades científicas.
"Comprender los efectos de las normas sociales podría ayudarnos a entender mejor la toma de decisiones y predecir mejor las acciones humanas en respuesta a ciertos eventos o políticas", añade Gavrilets, que también resalta que los modelos podrían ser útiles en la formulación de políticas sociales y económicas.
"Cambiar las instituciones sociales es una estrategia común para modificar el comportamiento humano -señala--. A veces hay intentos de tomar prestado o transferir instituciones de un país o región a otro, pero a menudo estas estrategias fracasan. Nuestros modelos pueden ayudar a explicar por qué. Generalizar nuestros modelos puede llevar a desarrollar mejores herramientas para predecir las consecuencias de la introducción de ciertas políticas e instituciones sociales y la identificación de estrategias más eficaces para cambiar u optimizar los comportamientos grupales".