MADRID, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
El chicle es un producto masticable originalmente hecho a partir de la savia del árbol de chicozapote, en la actualidad se utiliza una mezcla de goma sintética, edulcorantes y saborizantes. Aunque en muchos casos se asocia simplemente con un placer momentáneo o una costumbre social, el chicle tiene beneficios para la salud cuando se consume con moderación.
BENEFICIOS DEL CHICLE PARA LA SALUD
Masticarlo puede mejorar la concentración, reducir el estrés y ofrecer beneficios para la salud oral, como la estimulación de la saliva, que ayuda a prevenir las caries y neutralizar los ácidos en la boca. Además, algunos estudios sugieren que el chicle puede ayudar a controlar el apetito, actuando como un distractor de los antojos y ayudando a reducir el consumo de alimentos.
Sin embargo, los detractores del chicle están de enhorabuena, ya que recientemente ha surgido una preocupación creciente no solo sobre los efectos ambientales de los chicles, también sobre los efectos en la salud de su composición química.
EL CHICLE Y SU IMPACTO: MICROPLÁSTICOS EN LA SALIVA
Investigadores de ingeniería en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, han descubierto que el chicle puede liberar de cientos a miles de microplásticos por pieza en la saliva y potencialmente ser ingerido. Los resultados de este estudio han sido presentados en la reunión de primavera de la Sociedad Química Americana (ACS).
"Nuestro objetivo no es alarmar a nadie. Los científicos desconocen si los microplásticos son peligrosos para nosotros. No se han realizado ensayos con humanos. Pero sabemos que estamos expuestos a los plásticos en nuestra vida diaria, y eso es lo que queríamos examinar aquí", afirma Sanjay Mohanty, investigador principal del proyecto y profesor de ingeniería en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA).
El plástico está en todas partes. Y muchos productos que usamos a diario, como tablas de cortar, ropa y esponjas de limpieza, pueden exponer a las personas a diminutas partículas de plástico de micras de ancho, llamadas microplásticos. Ahora, el chicle podría añadirse a la lista. Para saber hasta qué punto y qué cantidad se ingiere al mascar chicle, los investigadores realizaron un pequeño estudio píloto que ya ha dado algunos datos interesantes.
Estudios en animales y estudios con células humanas muestran que los microplásticos podrían causar daños, por lo que mientras se esperan respuestas más definitivas de la comunidad científica, las personas pueden tomar medidas para reducir su exposición a los microplásticos.
MICROPLÁSTICOS: POLÍMEROS DERIVADOS DEL PETRÓLEO
Los científicos estiman que los humanos consumen decenas de miles de microplásticos (de entre 1 micrómetro y 5 milímetros de ancho) cada año a través de alimentos, bebidas, envases de plástico, recubrimientos y procesos de producción o fabricación. Sin embargo, el chicle como posible fuente de microplásticos no se ha estudiado ampliamente, a pesar de su popularidad mundial. Por ello, Mohanty y una estudiante de posgrado de su laboratorio, Lisa Lowe, querían identificar cuántos microplásticos podría ingerir una persona al masticar chicles naturales y sintéticos.
Los chicles se elaboran con una base gomosa, edulcorante, saborizantes y otros ingredientes. Los chicles naturales utilizan un polímero vegetal, como el chicle o la savia de otros árboles, para lograr la masticabilidad adecuada, mientras que otros productos utilizan bases de caucho sintético a partir de polímeros derivados del petróleo.
"Nuestra hipótesis inicial era que las gomas sintéticas tendrían muchos más microplásticos porque la base es un tipo de plástico", ha explicado Lowe, quien inició el proyecto como pasante universitario en UCLA y presentador de esta investigación.
Los investigadores probaron cinco marcas de chicle sintético y cinco de chicle natural, todas disponibles comercialmente. Los investigadores buscaban reducir el factor humano de la variedad de patrones de masticación y saliva, por lo que utilizaron siete piezas de cada marca, todas masticadas por una sola persona.
¿CUÁNTOS MICROPLÁSTICOS LIBERA UN CHICLE?
En el laboratorio, la persona masticó el chicle durante 4 minutos, produciendo muestras de saliva cada 30 segundos, y luego se enjuagó la boca con agua limpia. Todo esto se combinó en una sola muestra. En otro experimento, se recogieron muestras de saliva periódicamente durante 20 minutos para observar la tasa de liberación de microplásticos de cada chicle. Posteriormente, los investigadores midieron la cantidad de microplásticos presentes en cada muestra de saliva. Las partículas de plástico se tiñeron de rojo y se contaron al microscopio o se analizaron mediante espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier, que también proporcionó la composición del polímero.
Lowe midió un promedio de 100 microplásticos liberados por gramo de chicle, aunque algunos chicles individuales liberaron hasta 600 microplásticos por gramo. Un chicle típico pesa entre 2 y 6 gramos, lo que significa que un chicle grande podría liberar hasta 3.000 partículas de plástico. Si una persona promedio mastica entre 160 y 180 chicles pequeños al año, los investigadores estimaron que esto podría resultar en la ingestión de alrededor de 30.000 microplásticos al año. Si una persona promedio consume decenas de miles de microplásticos al año, masticar chicle podría aumentar considerablemente la cantidad ingerida.
"Sorprendentemente, tanto los chicles sintéticos como los naturales liberaron cantidades similares de microplásticos al masticarlos", afirma Lowe. Además, contenían los mismos polímeros: poliolefinas, tereftalatos de polietileno, poliacrilamidas y poliestirenos. Los polímeros más abundantes en ambos tipos de chicles fueron las poliolefinas, un grupo de plásticos que incluye el polietileno y el polipropileno.
La mayoría de los microplásticos se desprendieron del chicle en los primeros dos minutos de masticarlo. Sin embargo, Mohanty afirma que no se liberaron debido a la descomposición de las enzimas de la saliva. Más bien, el acto de masticar es lo suficientemente abrasivo como para que se desprendan trozos. Tras ocho minutos de masticar, se liberó el 94% de las partículas de plástico recogidas durante las pruebas. Por lo tanto, Lowe sugiere que, si se desea reducir la posible exposición a los microplásticos del chicle, se debe masticar un trozo durante más tiempo en lugar de comer uno nuevo.
El estudio se limitó a identificar microplásticos de 20 micrómetros de ancho o más debido a los instrumentos y técnicas utilizados. Es probable, afirma Mohanty, que no se detectaran partículas de plástico más pequeñas en la saliva y que se necesite más investigación para evaluar la posible liberación de plásticos nanométricos del chicle.
"El plástico que se libera en la saliva es una pequeña fracción del plástico presente en el chicle. Así que, cuida el medio ambiente y no lo tires afuera ni lo pegues en la pared", concluye Mohanty, quien recuerda que el chicle usado no se desecha correctamente, también es otra fuente de contaminación plástica para el medio ambiente.