MADRID 9 Ago. (EUROPA PRESS) -
La transferencia de un neurotransmisor de un tipo de célula de la piel a otro (melanocitos a queratinocitos) alteró la actividad eléctrica y promovió la iniciación del melanoma en modelos preclínicos, según los resultados publicados en 'Cancer Discovery', una revista de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer.
El melanoma es una forma mortal de cáncer de piel que se desarrolla en las células cutáneas que contienen melanina, conocidas como melanocitos. Una característica intrínseca de los melanocitos es su capacidad de secretar vesículas que contienen melanina a las células cutáneas circundantes, denominadas queratinocitos, para dar color a la piel.
Aunque aproximadamente la mitad de los melanomas presentan mutaciones en el gen BRAF, estas mutaciones también están presentes en muchas lesiones cutáneas benignas.
"Esto sugiere que la mutación de BRAF no es suficiente para el desarrollo del melanoma y plantea la cuestión de por qué ciertos melanocitos con mutaciones de BRAF se convierten en cáncer, mientras que otros permanecen benignos", afirma el doctor Richard White, autor principal del estudio y médico-científico del Instituto Ludwig de Investigación Oncológica de la Universidad de Oxford y del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering (MSK).
"Los cánceres existen dentro de una comunidad de células desde el principio --añade la primera autora, Mohita Tagore, doctora e investigadora postdoctoral en el MSK--. Nos interesaba comprender cómo la comunidad de células de la piel contribuye al desarrollo del melanoma".
Dado que los melanocitos están profundamente integrados en una población de queratinocitos, White, Tagore y sus colegas se preguntaron si la comunicación entre melanocitos y queratinocitos estaba implicada en la progresión de los melanocitos benignos con mutación de BRAF a melanoma.
Utilizando modelos celulares de pez cebra, ratón y humanos, los investigadores observaron que la transferencia de moléculas entre los melanocitos con mutación BRAF y los queratinocitos normales era fundamental para el inicio del melanoma y que se producía casi exclusivamente entre los melanocitos y los queratinocitos que estaban en contacto directo entre sí.
Los investigadores descubrieron que esta comunicación estaba mediada por el neurotransmisor GABA, un hallazgo inesperado dado que la señalización por GABA suele asociarse a las neuronas y no a las células de la piel, señaló Tagore.
En las neuronas, el GABA inhibe su capacidad de enviar o recibir señales eléctricas. Los investigadores observaron un efecto similar en las células de la piel, ya que la unión del GABA secretado a los receptores de los queratinocitos inhibió la actividad eléctrica de éstos y provocó la secreción de una proteína promotora de tumores.
Además, descubrieron que las células de melanoma tenían una mayor expresión de genes implicados en la producción de GABA en comparación con los melanocitos no malignos.
Los resultados sugieren que los melanocitos con mutación de BRAF pueden regular al alza y transmitir GABA para amortiguar la actividad eléctrica de los queratinocitos vecinos, permitir la transferencia de vesículas entre los dos tipos de células e iniciar la progresión hacia el melanoma, explica Tagore.
El equipo plantean la hipótesis de que las moléculas transportadas por las vesículas de los melanocitos a los queratinocitos pueden desencadenar la secreción de la proteína promotora del cáncer en los queratinocitos. En la actualidad se está estudiando esta hipótesis.
"Algo en la actividad eléctrica normal de los queratinocitos parece suprimir la progresión de los melanocitos con mutación BRAF hacia el melanoma --señala--. Nuestros hallazgos indican que algunos melanocitos con mutación BRAF son capaces de modular esta actividad eléctrica a través del GABA para progresar a melanoma".
"Normalmente consideramos la actividad eléctrica en el contexto de la comunicación neuronal, pero estas observaciones la implican también en el desarrollo del cáncer", añade Tagore.
"No habría esperado necesariamente que un neurotransmisor estuviera implicado en la comunicación entre las células de la piel --reconoce White--. Se han descrito interacciones entre neuronas y células cancerosas cerebrales, pero aquí hemos observado una comunicación de tipo neuronal entre dos células no neuronales".
Según los autores, los hallazgos pueden tener implicaciones terapéuticas, ya que plantean la posibilidad de dirigirse al GABA para tratar o prevenir el melanoma. Sin embargo, advirtieron que se necesitan más investigaciones para comprender las aplicaciones clínicas del estudio.