MADRID 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio realizado en ratas de laboratorio ha descubierto una relación directa entre la falta de oxígeno en el útero y el deterioro de la función de la memoria en las crías adultas. Al mismo tiempo los investigadores también han descubierto que los suplementos antioxidantes durante el embarazo pueden proteger contra ello, según publican en la revista 'FASEB J'.
La falta de oxígeno en el útero, conocida como hipoxia fetal crónica, es una de las complicaciones más comunes en el embarazo humano. Puede diagnosticarse cuando una ecografía rutinaria muestra que el bebé no crece adecuadamente y está causada por una serie de afecciones como la preeclampsia, la infección de la placenta, la diabetes gestacional o la obesidad materna.
Los resultados demuestran que la hipoxia fetal crónica provoca una reducción de la densidad de los vasos sanguíneos y del número de células nerviosas y sus conexiones en algunas partes del cerebro de la cría. Cuando la cría llega a la edad adulta, su capacidad para formar recuerdos duraderos se reduce y hay indicios de un envejecimiento cerebral acelerado.
La vitamina C, un antioxidante, administrada a ratas preñadas con hipoxia fetal crónica demostró proteger la futura salud cerebral de las crías. "Es muy emocionante pensar que podemos proteger la salud del cerebro de un feto con un tratamiento sencillo que puede administrarse a la madre durante el embarazo", resalta el profesor Dino Giussani, del Departamento de Fisiología, Desarrollo y Neurociencia de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, que dirigió el estudio.
Los investigadores utilizaron la vitamina C porque es un antioxidante bien establecido y utilizado. Sin embargo, sólo fueron eficaces las dosis altas, que podrían causar efectos secundarios adversos en los seres humanos. Los estudios de seguimiento buscan ahora antioxidantes alternativos para tratar la hipoxia fetal crónica en humanos.
Para llevar a cabo la investigación, se mantuvo a un grupo de ratas preñadas en aire ambiente con un 13% de oxígeno, lo que provocó embarazos hipóxicos. El resto se mantuvo en aire normal (21% de oxígeno).
A la mitad de las ratas de cada grupo se les administró vitamina C en el agua de bebida durante toda la gestación. Tras el nacimiento, las crías de rata fueron criadas hasta los cuatro meses de edad, lo que equivale a la edad adulta temprana en los seres humanos, y luego se realizaron diversas pruebas para evaluar la locomoción, la ansiedad, el aprendizaje espacial y la memoria.
El estudio descubrió que las ratas nacidas de embarazos hipóxicos tardaban más en realizar la tarea de memoria y no recordaban tan bien las cosas. Las ratas nacidas de embarazos hipóxicos en los que las madres habían recibido vitamina C durante toda la gestación realizaban la tarea de memoria igual de bien que las crías de embarazos normales.
Al analizar los cerebros de las crías de rata, los investigadores descubrieron que el hipocampo -la zona asociada a la formación de recuerdos- estaba menos desarrollado en las ratas de embarazos hipóxicos.
En un análisis más profundo, los científicos demostraron que el embarazo hipóxico provoca una producción excesiva de especies reactivas de oxígeno, llamadas "radicales libres", en la placenta. En un embarazo sano, el cuerpo mantiene el nivel de radicales libres bajo control mediante enzimas antioxidantes internas, pero el exceso de radicales libres supera estas defensas naturales y daña la placenta en un proceso llamado "estrés oxidativo". Esto reduce el flujo sanguíneo y el suministro de oxígeno al bebé en desarrollo.
En este estudio, las placentas de los embarazos hipóxicos mostraron estrés oxidativo, mientras que las de los embarazos hipóxicos suplementados con vitamina C parecían sanas.
En conjunto, estos resultados demuestran que el bajo nivel de oxígeno en el útero durante el embarazo provoca estrés oxidativo en la placenta, lo que afecta al desarrollo cerebral de la descendencia y provoca problemas de memoria en la vida posterior.
"La hipoxia fetal crónica perjudica el suministro de oxígeno en períodos críticos del desarrollo del sistema nervioso central del bebé. Esto afecta al número de conexiones y células nerviosas que se producen en el cerebro, lo que se manifiesta en la vida adulta en forma de problemas de memoria y un declive cognitivo más temprano", explica la doctora Emily Camm, del Departamento de Fisiología, Desarrollo y Neurociencia de Cambridge, primera autora del informe, que recientemente ha asumido un nuevo puesto en el Centro Ritchie de Australia.
"La interacción entre los genes y el estilo de vida influye en el riesgo de padecer enfermedades en la edad adulta --añade--. También hay cada vez más pruebas de que el entorno experimentado durante los periodos sensibles del desarrollo fetal influye directamente en nuestra salud a largo plazo, un proceso conocido como "programación del desarrollo".
Los problemas de salud cerebral que pueden empezar en el útero debido a un embarazo complicado van desde el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, hasta cambios cerebrales en la vida posterior que se han relacionado con la enfermedad de Alzheimer.
"En la medicina actual hay que pasar del tratamiento de la enfermedad, cuando podemos hacer comparativamente poco, a la prevención, cuando podemos hacer mucho más. Este estudio demuestra que podemos utilizar la medicina preventiva incluso antes del nacimiento para proteger la salud del cerebro a largo plazo", destaca Giussani.