MADRID, 12 Jul. (EDIZIONES) -
Aunque no lo creamos, la sepsis sigue siendo una gran desconocida para la medicina actual. En la actualidad representa una de las primeras causas de fallecimiento en todo el mundo occidental, por encima del cáncer o del infarto de miocardio. Es potencialmente mortal y está asociada a infecciones. Y por desgracia también está relacionada a la 'infección estrella' de este siglo XXI, a la COVID-19 o infección por el virus SARS-CoV-2.
Sobre esta enfermedad ha escrito un libro el físico nuclear e inmunólogo Eduardo López-Collazo, un científico que investiga activamente en el campo de las infecciones y del cáncer, y director actualmente del Instituto de Investigaciones Sanitarias del Hospital Universitario La Paz (Madrid).
Se trata de '¿Qué es la sepsis? Algo más que el estado final del paciente con COVID-19' (Oberon), un manual en el que denuncia que, "a pesar de su alta incidencia y la carencia de medicamentos apropiados, sigue siendo una olvidada", hasta esta pandemia.
"Por lo general asociamos la palabra sepsis a una infección, y no vamos mal encaminados. Más no es sólo eso, también está la respuesta del sistema de defensa a la infección. En ocasiones, nuestras defensas causan una especie de caos que empeora, con creces, los daños provocados por la infección inicial. Por otra parte, en algún momento de la enfermedad se puede 'evolucionar' a un estado de cansancio que deja al paciente sin herramientas para luchar contra otras infecciones que pueden aparecer", asegura.
A su vez, recuerda que la sepsis suele ser más frecuente entre las personas de edades más avanzadas porque "todo parece indicar que el sistema de defensa se va deteriorando con el tiempo", y se trata de una enfermedad ligada a las defensas. Sobre sus síntomas, apunta a los siguientes: infección, declive cognitivo, y bajada de tensión.
Con ello, López-Collazo asegura que, a día de hoy, no disponemos de grandes armas en contra de la sepsis una vez aparece. "Por supuesto que, gracias a siglos de investigaciones, contamos con antibióticos para eliminar la infección en la mayoría de los casos. Pero esto no es lo único que hay que evitar en la sepsis, está también la respuesta exagerada de las defensas, e incluso su cansancio. Para esto aún estamos en pañales", reconoce.
En cuanto a la prevención dice que pasa por evitar el contacto con los agentes infecciosos. "Sin embargo, en el mundo aséptico que vivimos seguimos corriendo el riesgo de padecer una sepsis. Infectarnos es más fácil de lo pensamos y de ahí a padecer una sepsis que evolucione a shock séptico hay pocos pasos", advierte el inmunólogo.
UN NÚMERO IMPORTANTE DE FALLECIDOS POR COVID-19 ES POR SEPSIS
Como hemos mencionado antes, la sepsis y la infección por coronavirus SARS-CoV-2, por desgracia, hoy en día van de la mano. Según explica este experto, esto es así porque los pacientes que padecen la COVID-19 de manera severa comprometen su sistema de defensa y esto trae consigo la aparición de otras infecciones e, irremediablemente, de la sepsis. "Un número importante de los pacientes que mueren por COVID-19 lo hace con un cuadro de sepsis", asevera.
De ahí que, según relata en el libro, el tercero de una trilogía ('¿Qué es el VIH?' y 'Coronavirus, ¿la última pandemia?'), con la llegada el año pasado del confinamiento, su grupo de investigación comenzó a centrar su actividad en la relación que podía existir entre esta infección y la sepsis, enfermedad por la que morían los pacientes.
Aunque subraya que la mayor parte de las personas con esta infección de coronavirus no desarrollan enfermedad severa, sí advierte de que quienes presentan síntomas y deben ingresar siguen una evolución que recuerda lo que ya se sabe sobre la sepsis: "Primero una tormenta tóxica que, de no controlarse, causa un número importante de muertes. Luego, un período de inmunosupresión en el cual, incluso cuando ya el virus ha sido eliminado, el paciente puede sufrir una sepsis que evolución a shock séptico y fallecer por complicaciones en múltiples órganos".
Según insiste, a día de hoy no cabe duda de que la COVID-19 desemboca en un evento de sepsis. "Incluso, probablemente debido a que la sepsis se asocia con una fuerte activación del sistema de coagulación que puede derivar en trombosis, durante la COVID-19 y en la post COVID-19 se han descrito eventos como trombos, ictus, etc", apostilla.
Así, actualmente López Collazo mantiene que la sepsis no tiene curación, y el tratamiento se reduce al uso de antibióticos y a mantener al paciente en equilibrio de líquidos. "Es increíble. Tampoco se invierte mucho en solucionar el problema. La aparición de la pandemia puso el foco en el descuido que ha padecido un tema tan importante. Si hubiéramos contado con herramientas de clasificación y medicamentos efectivos para la sepsis, la COVID-19 hubiese pasado como una gripe complicada. Es crucial invertir en Ciencia una vez más para curarla", defiende el investigador.