MADRID, 2 Ene. (EDIZIONES) -
¿Quién no se ha fijado nunca en la manía de Rafa Nadal de colocarse bien la ropa interior antes de realizar el saque en un partido? Seguro que sí te has fijado alguna vez y es que todos tenemos manías aunque no lo creamos en nuestro día a día.
Hay personas a las que les ponen muy nerviosas por ejemplo cómo mascan chicle otros, o el simple hecho de que coman delante de ellos, o son extremadamente ordenadas, no soportan la voz de una persona, o para irse a dormir tienen que seguir un ritual determinado que si no lo hacen no descansan igual.
"Las manías son normales. Son muy humanas, naturales, y además tienen diferentes funciones adaptativas", según describe en una entrevista con Infosalus el psicólogo Tomás Navarro, coautor junto al escritor Fernando Trías de Bes, de 'Yo soy así (y ya no me importa)' de Zenith.
En concreto, describe que las manías tienen estas 3 funciones adaptativas:
1.-Nos permiten que nos centremos, como una especie de rutina para entrar en trance hipnótico. Por ejemplo, antes de dormir tenemos que hacer unas rutinas o manías para conciliar bien el sueño.
2.- Sirven para aligerar bien las tensiones frente a la ansiedad.
3.-Las manías nos estimulan. Por ejemplo, si tienes un alto nivel de actividad mental pues andar por si solo es aburrido pero es muy habitual en algunas personas que, por ejemplo, hagan operaciones con los números de las matrículas de coches, o bien cuando tiendes la ropa no requiere de ningún esfuerzo cognitivo y entonces empiezas a jugar con pinzas del mismo color y así te estimulas.
"Todo el mundo tiene manías pero en momentos de ansiedad tenemos más, también con la edad porque son rutinas y nos dan seguridad, y también gente con una alta actividad mental porque tienen más energía que dar de salida. Otra cosa es que no te des cuenta de que las tienes. Eso es otra historia", avisa Navarro.
En principio, dice que la manía en sí no es perjudicial para la salud. "Sí lo es cuando ya genera ansiedad, que entonces se convierte en una obsesión. Una manía es una rutina pequeña, tonta, sin coste, que nos permite relajarnos, concentrarnos o estimularnos", remarca el especialista.
Cuando una manía se convierte en algo obsesivo ya es otra historia. Es la manía llevada al extremo, tú dices que tan mal no estás pero como no pares se convierte en algo obsesivo y es en ese momento en el que hay que ponerse en manos de un profesional.
Lo que sucede, según llama la atención Navarro, es que muchas veces no somos conscientes de que nos hemos obsesionado con algo, por lo que aconseja "ser permeable" con las personas más cercanas, que nos abran los ojos en ese sentido, h así tengamos la oportunidad de recalibrarnos. "Es como engordar, que poco a poco vas engordando hasta que alguien te ayuda a darte cuenta de que has engordado. Tú no te das cuenta hasta que alguien no te ayuda a que te des cuenta", señala.
CÓMO CONVIVIR CON LAS MANÍAS
Por otro lado, a la hora de convivir con las manías de uno mismo no hay conflicto alguno. Si fuera un problema las dejaríamos. Sí lo hay cuando nos planteamos convivir con las manías de los demás, cuando la tolerancia entra en juego.
"Con las de las otras personas la manía no es el problema, el problema suele ser cuando llegamos al límite. Si hay algo que no te molesta de tu pareja o de tu jefe, si estás de mal humor o has tenido mal día, o estás agobiado por ejemplo, te molestará. No ha cambiado nada, la historia está en el nivel de tolerancia", remarca Navarro.
Sobre cambiar las manías, si no supone un problema no hace falta, según cree el especialista. Eso sí, según advierte, a menudo sucede en las parejas, que se empiezan a adquirir determinadas manías. "No me gusta como viste, no me gusta lo que dice, hace, piensa, sus manías... Aquí es cuando debes plantearte si te gusta tu pareja. A nivel de pareja hay que tolerar unas debilidades, cada uno las que quiera, pero sí que hay ciertas debilidades a tolerar que nos permitirán convivir con las manías ajenas", sostiene Navarro.
En su opinión, otra cosa son los jefes o vecinos a los que hay que hacerles ver "con elegancia" que su manía puede superar esa línea roja de la convivencia, aunque debemos contar con que esa persona igual no piensa lo mismo que nosotros y no lo acepte, o no le dé la misma importancia que nosotros.
Finalmente, el psicólogo Tomás Navarro destaca que con las manías hay un aspecto muy importante que no hay que dejar pasar. "Queremos normativizar mucho y de nuestras manías muchas veces podemos hacer nuestras virtudes. Tú puedes ser muy sensible y a veces esto no es lo habitual y es un aspecto o característica de la persona que se rechaza, que se quiere quitar, cuando igual es una virtud que le puede servir para dedicarse por ejemplo a la psicología. Marie Kondo es muy ordenada y gracias a esa manía se gana la vida. Sobre todo los padres debemos entender las manías de nuestros hijos porque a veces podemos perjudicarles a la hora de que se desarrollen", resalta el especialista.