MADRID, 23 Abr. (EUROPA PRESS) -
La resiliencia cognitiva se refiere a la capacidad del cerebro para hacer frente a factores estresantes, lesiones y patologías, y resistir el desarrollo de síntomas o discapacidades. Pero, ¿se trata de una competencia que se pueda entrenar?
Una nueva investigación del Marcus Institute for Aging Research, en Boston (Estados Unidos), con la colaboración de la Universidad de Barcelona, sugiere que tener un fuerte propósito en la vida puede promover la resiliencia cognitiva entre los adultos de mediana edad.
Además, tener un objetivo en la vida implica cambios en la organización del cerebro, con una red cerebral específica, la red de modo por defecto dorsal, que muestra mayores conexiones funcionales dentro de sus componentes y con otras áreas cerebrales. Esto puede representar un mecanismo de neuroprotección que, en última instancia, garantice una mejor función cognitiva en la vejez.
Estos son algunos de los hallazgos del estudio, publicado en la revista 'Alzheimer's Research & Therapy'. "Los datos actuales amplían los hallazgos previos encontrados en la edad avanzada y el envejecimiento patológico, como la enfermedad de Alzheimer, revelando que tener un fuerte sentido de propósito podría conferir resiliencia ya en la mediana edad", ha apuntado el autor, Kilian Abellaneda-Pérez, del Departamento de Medicina, Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona.
PROTEGE AL CEREBRO DE LA ENFERMEDAD
"El hecho de que los individuos del grupo de mayor propósito en la vida tuvieran una mayor conectividad entre nodos específicos de la red dorsal de modo por defecto, que se correlacionaba con el rendimiento cognitivo, sugiere que tales cambios en la organización funcional del cerebro pueden representar el mecanismo por el cual un mayor propósito en la vida promueve la salud cerebral y protege al cerebro de la disfunción incluso frente al estrés, la adversidad y la enfermedad", ha afirmado el doctor Álvaro Pascual-Leone, director médico del Centro Deanna y Sidney Wolk para la Salud de la Memoria en Hebrew SeniorLife; y del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos).
Asimismo, ha afirmado que también "lo emocionante" es que cada persona, "con la orientación y el apoyo adecuados", puede desarrollar y mantener un sólido sentido de propósito y contribuir así a la salud y el bienestar del cerebro.
ANTECEDENTES
Los agentes modificadores de la enfermedad para contrarrestar el deterioro cognitivo en la vejez siguen siendo difíciles de encontrar. De ahí que sea primordial identificar factores modificables que promuevan la reserva cerebral y la resiliencia.
En el Alzheimer, la educación y la ocupación son indicadores típicos de reserva. Sin embargo, cada vez se reconoce más la importancia de los factores psicológicos, a medida que se dilucidan sus mecanismos biológicos operativos.
En este sentido, se ha descubierto que el propósito en la vida, uno de los pilares del bienestar psicológico, reduce los efectos nocivos de los cambios patológicos relacionados con la enfermedad de Alzheimer sobre la cognición. Sin embargo, aún se desconoce si el propósito en la vida opera como un factor de resiliencia cognitiva en individuos de mediana edad, y cuáles son los mecanismos neurales subyacentes.
Para el estudio, se obtuvieron datos de 624 adultos de mediana edad de la cohorte de la 'Barcelona Brain Health Initiative'. Los individuos con índices de propósito en la vida más bajos y más altos, según la división de esta variable, se compararon en términos de estado cognitivo, una medida que refleja la carga cerebral (lesiones de sustancia blanca; WMLs), y la conectividad funcional en estado de reposo, examinando los parámetros de segregación de sistemas (SyS) utilizando 14 circuitos cerebrales comunes.
El estado neuropsicológico y la carga de WMLs no difirieron entre los grupos con un propósito vital. Sin embargo, en el grupo con menor nivel de objetivos en este sentido, una mayor carga de WMLs supuso un impacto negativo en las funciones ejecutivas.
Los sujetos del grupo con mayor nivel de propósito mostraron una menor segregación de sistemas de la DMN dorsal (dDMN), lo que indica una menor segregación de esta red de otros circuitos cerebrales.
En concreto, los individuos con mayor objetivo de vida presentaban una mayor conectividad entre redes entre nodos específicos de la dDMN, incluyendo el córtex frontal, la formación hipocampal, la región midcingulada y el resto del cerebro. Esta mayor conectividad funcional en algunos de estos nodos fue lo que se correlacionó positivamente con el rendimiento cognitivo.