Síndrome de Guillain-Barré: cuando el sistema inmune ataca los nervios del paciente

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Actualizado: domingo, 19 diciembre 2021 10:09

   MADRID, 19 Dic. (EDIZIONES) -

   El síndrome de Guillain-Barré (SGB) es una enfermedad poco frecuente que afecta al sistema nervioso periférico, en la que el sistema inmune ataca a los nervios del paciente, dañando la vaina que los recubre y protege, causando un empeoramiento en su funcionamiento, causando debilidad muscular y a veces parálisis.

   "Suele tener una instauración progresiva en la que primero se afectan los nervios de mayor longitud (piernas), seguidos de los brazos, tórax y nervios faciales", afirma en una entrevista con Infosalus el doctor David García Azorín, neurólogo y vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

   Según indican los CDC norteamericanos, este trastorno puede causar síntomas que por lo general duran algunas semanas, aunque la mayor parte de las personas se recuperan totalmente. "En casos muy raros hay personas que han muerto de SGB, generalmente por presentar dificultad para respirar", afirman.

   El doctor García Azorín reconoce que en la actualidad la causa concreta del síndrome de Guillain-Barré no es del todo conocida: "Se han descrito casos tras diferentes infecciones, tanto bacterianas como virales, siendo probablemente el campylobacter jejuni, el más conocido. Se ha hipotetizado que el sistema inmune, en ocasiones puede confundir determinadas proteínas presentes en la vaina de mielina de los nervios con proteínas presentes en los gérmenes, atacándolas y destruyéndolas".

   Así, detalla que aproximadamente la mitad de los pacientes comienza con síntomas de radiculitis, esto es una inflamación de las raíces nerviosas. "Por eso, suele presentarse como un dolor lumbar difícilmente diferenciable de una lumbalgia común. Tras ello, es común que el paciente tenga sensación de hormigueo en 'guante y calcetín', afectando a ambas manos y pies, y tras ello suelen iniciarse los síntomas motores, produciéndose una debilidad que suele comenzar a nivel de las piernas y va ascendiendo, afectando a brazos, musculatura facial e incluso a veces a la musculatura de la respiración, pudiendo poner en peligro la vida del paciente", detalla el neurólogo.

   Además, el vocal de la SEN señala que en algunos casos puede afectar también al sistema nervioso autónomo, causando alteraciones en la presión arterial, frecuencia cardiaca o dificultad para la micción o la defecación. No obstante, celebra que, afortunadamente, su afectación se limita al sistema nervioso periférico, respetando el sistema nervioso central.

DIAGNÓSTICO

   Como muchas enfermedades neurológicas, el doctor García Azorín resalta que la base del diagnóstico es la sospecha clínica, que se establece ante un cuadro clínico característico. En concreto, cita que por su afectación del sistema nervioso periférico, un detalle clínico característico es la pérdida generalizada de los reflejos musculares, que son esos movimientos de contracción muscular que suceden tras golpear suavemente con un martillo de reflejos en determinados tendones.

   A su juicio es importante descartar en este sentido que no se trate de una forma secundaria, ya que algunas enfermedades, tales como el VIH, la sarcoidosis o la enfermedad de Lyme pueden tener una presentación clínica similar, por lo que la presencia de síntomas o signos característicos de estas debe poner en guardia al médico.

   Además, el neurólogo menciona que para su diagnóstico suele hacerse un electroneurograma, que pone de manifiesto la afectación de los nervios periféricos, al mismo tiempo que apunta que es común realizar una punción lumbar, observándose un aumento de las proteínas en el líquido cefalorraquídeo en ausencia de células inmunes (la llamada disociación albúmino-citológica). "Recientemente va cobrando importancia la realización de resonancia magnética, que en ocasiones puede mostrar la inflamación a nivel de las raíces nerviosas", apostilla García.

EL PROBLEMA DE LA DIFICULTAD RESPIRATORIA

   El miembro de la Sociedad Española de Neurología destaca además que el principal peligro del síndrome de Guillain-Barré es la afectación de la musculatura respiratoria, por ello, ante la afectación de dichos músculos o un empeoramiento clínico marcado, es importante la adecuada monitorización del paciente y si fuera necesario, el tratamiento de soporte.

   "El curso de la enfermedad suele presentar un empeoramiento progresivo hasta una fase de meseta y una posterior recuperación. En caso de que el paciente lo precise, se puede adoptar un tratamiento de soporte ventilatorio, mediante un respirador externo que compense la debilidad causada por la enfermedad. Además, suele realizarse un tratamiento que elimine o neutralice a la parte del sistema inmune causante de la enfermedad, bien mediante la realización de recambio del plasma del paciente, mediante plasmaféresis, o bien administrando inmunoglobulinas intravenosas", enumera el especialista.

   Pese a ser una enfermedad que puede poner en peligro la vida del que la sufre, con el tratamiento adecuado y el soporte ventilatorio el doctor García asegura que el paciente puede sobrevivir a la fase más delicada de la enfermedad. Ahora bien, remarca que no todos los pacientes alcanzan un estado de tal gravedad y en los que lo hacen, el tratamiento suele ser eficaz. "Tras ello, la mayoría de los pacientes se recupera, incluso quedando libres de secuelas. Es excepcional que las personas que han padecido Guillain-Barré lo vuelvan a tener", subraya.

LA RELACIÓN DEL SGB Y LA COVID-19

   Por otro lado, se han reportado varios casos de pacientes que presentan SGB y son COVID-19 positivo activos o cursaron con la enfermedad, por lo que se ha planteado la asociación entre ambas patologías.

   De hecho, algunos autores manifiestan que la presentación de SGB que se asocia a COVID-19 genera síntomas de aparición más aguda. En España el primer caso tuvo lugar en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza. ¿Qué sabemos hasta la fecha sobre esta correlación?

   El miembro de la SEN advierte en este sentido de que evaluar la asociación entre cualquier otra enfermedad y la COVID-19 actualmente es "complejo": "Desgraciadamente, han sido tantos los casos de COVID-19 que virtualmente se han visto casos de convivencia con prácticamente todas las enfermedades. Para evaluar si se trata de una coincidencia o una asociación real hay que realizar estudios a nivel poblacional".

   En España, señala que la red "SIESTA" (Spanish Investigators in Emergency Situations Team) realizó un estudio en 61 servicios de Urgencias durante los dos meses coincidentes con el pico de la pandemia. Se observó que el número de casos de Guillain-Barré en proporción al número de pacientes infectados de COVID-19 era superior al número de casos en pacientes sin la infección, llegando a ser hasta 13 veces más frecuente.

   "Afortunadamente, en dichos casos no se observó que los episodios relacionados con la COVID-19 fueran más graves en cuanto a frecuencia de ingreso en unidades de cuidados críticos o en tasa de mortalidad", apostilla el neurólogo.

   Además, menciona que estos datos contrastaron con un estudio realizado en Reino Unido, en el que no se encontró una asociación entre la infección y los casos fuera de la infección, sin que se observasen tampoco diferencias entre los casos en personas infectadas y no infectadas.

   Tras ello, el vocal de la Sociedad Española de Neurología dice que se han realizado dos estudios en Italia, uno que observó mayor frecuencia en pacientes con COVID-19 y otro que no la reportó, por ello, como en tantos aspectos relacionados con esta enfermedad, es importante seguir investigando.

   "Es de crucial importancia seguir investigando sobre las posibles manifestaciones clínicas del COVID-19 y sus consecuencias en el organismo. Hemos aprendido mucho en un tiempo record, pero debemos seguir dedicando tiempo, esfuerzo y recursos en conocer sus posibles efectos a largo plazo y cómo combatirlos", sentencia el doctor García.