MADRID, 13 Feb. (EDIZIONES) -
Conocer nuestro pulso y cómo medirlo nos puede ayudar a saber el estado de nuestro sistema cardiovascular, a detectar situaciones de taquicardia (pulso rápido), de bradicardia (pulso lento), así como a detectar posibles arritmias (pulso irregular o anormal) en nosotros.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus el cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el doctor Leopoldo Pérez de Isla, quien lo define como "la dilatación momentánea de nuestras arterias debido a la sangre que expulsa el corazón cada vez que se contrae".
Según precisa, esta dilatación se puede percibir fácilmente en algunas arterias como las radiales en las muñecas, en las pedias en los pies, o en las carótidas en el cuello. Así que a la hora de medirnos el pulso debemos tener claro que estas son las zonas a las que debemos acudir.
Sobre la utilidad del pulso a nivel fisiológico, el cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos resalta que, debido a mecanismos físicos complejos y no del todo conocidos en la actualidad, la sangre se distribuye de una forma más adecuada en el organismo gracias a su carácter pulsátil.
CÓMO DEBE SER EL PULSO
Por otro lado, el doctor Pérez de Isla mantiene que el pulso debe ser regular, con una frecuencia generalmente entre 50 y 90 pulsaciones por minuto, y debe ser fácilmente perceptible en las arterias anteriormente descritas.
No es igual en todas las personas, según prosigue, y cita que todo depende de muchos factores como la edad o la presencia de enfermedades cardiovasculares. "También de la condición física de una persona: el pulso suele ser más lento en individuos que hacen ejercicio físico con regularidad", afirma.
Igualmente, subraya este experto que situaciones fisiológicas como el embarazo son igualmente capaces de modificar la frecuencia del pulso. "Si nos centramos en la intensidad del pulso, la hipertensión provoca un pulso muy amplio y la hipotensión un pulso débil", apunta el experto.
Otro aspecto a tener en cuenta, según comenta este cardiólogo, es que el pulso no es similar a lo largo el día. Este varía y es frecuente que se acelere un poco en las primeras horas de la mañana y, por supuesto, ante situaciones de estrés físico o psicológico. "También la realización de ejercicio suele ser una situación en la que aumenta la frecuencia del pulso", apostilla el doctor.
CONSEJOS PARA TOMARNOS EL PULSO CORRECTAMENTE
A la hora de tomarnos el pulso, el doctor Leopoldo Pérez de Isla considera que el mejor consejo es aprender a palpar el pulso en alguna de las arterias accesibles. "Si lo medimos en la carótida debemos evitar hacer una compresión intensa, pues podríamos marearnos", apostilla.
De medirlo en la muñeca, la Fundación Española del Corazón, aconseja colocar los dedos índice y corazón entre uno y dos centímetros por debajo del pliegue de la muñeca, entre el hueso que se palpa hacia afuera y el tendón que aparece por el lado interno. "En esa posición solo hay que presionar suavemente la parte interna de la muñeca del lado del dedo pulgar", indica.
Dice que al sentir el primer latido debemos contar cuántos se producen durante los primeros 30 segundos para después multiplicar el resultado por dos, o bien contar todos los que se producen durante un minuto de forma seguida.
En última instancia, el cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el doctor Leopoldo Pérez de Isla, advierte de que la detección de un pulso débil, especialmente si es normal en la otra mitad del cuerpo, y sobre todo cuando hablamos de los miembros inferiores, nos puede ayudar a detectar obstrucciones en nuestras arterias.