PAMPLONA, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un estilo educativo sobreprotector de los padres y madres es una de las causas de los trastornos de ansiedad en los hijos y puede ser un factor que los empeora. La ansiedad en los niños es muy prevalente, en adultos también, y muchos de los trastornos de ansiedad empiezan en la infancia. Estos trastornos corresponden al 40-50 por ciento de las consultas de Psiquiatría Infantil y el 5-10 por ciento de las visitas al pediatra general.
Estas afirmaciones han sido realizadas por la doctora Azucena Díez, de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), en un taller de la XV Reunión de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría, que este año se celebra en Tudela y cuya temática se centra en la integración social de niños y adolescentes.
La experta ha afirmado que "no se debe sobreproteger tanto a los niños". Así, ha puesto como ejemplo que "cuando un niño se cae mientras juega, los padres no deben mostrar demasiada preocupación -si no la tiene- porque el niño percibe sensaciones negativas y cuando vuelva a jugar puede asociar un miedo desproporcionado". "Los padres ansiosos son los que tienden a sobreproteger más a sus hijos", ha explicado.
Por otro lado, la especialista ha indicado que con frecuencia los trastornos de ansiedad se confunden con otras situaciones. "Es que es muy miedoso, tímido, es casero o tiene manías, dicen los padres; cuando en realidad pueden ser manifestaciones de trastornos de ansiedad con gran impacto en los afectados", ha explicado.
En este sentido, la doctora Díez ha subrayado que "una de las principales limitaciones que tienen los niños con ansiedad son las conductas de evitación y eluden ir a campamentos, hablar en público, etcétera, en general evitan situaciones".
Para la integración de estos pacientes en la sociedad y su correcto abordaje, la experta ha destacado que "lo primero que se debe hacer es dar a los trastornos de ansiedad la importancia que tienen y tomárselo como lo que es, una enfermedad que tiene tratamiento".
"Las personas que tienen una vulnerabilidad genética pueden desarrollar trastornos de ansiedad. Esta predisposición se puede deducir a través de la exploración de la historia familiar y analizando el temperamento de las personas. Aunque no es imprescindible, los fenómenos adversos de su entorno también influyen: nacimientos de hermanos, etapa escolar, emigración-inmigración, fallecimiento de una persona, o una ruptura sentimental", ha detallado.
Para su abordaje, la especialista ha indicado que "es importante tener una buena coordinación entre los colegios, servicios de pediatría y otros servicios sanitarios para detectar estos casos". Por ejemplo, "si un niño en tres años de colegio apenas habla cuando en realidad en su casa habla puede ser un síntoma". "El pediatra tiene que colaborar para romper el estigma del psiquiatra. Los padres no deben alarmarse por enviar a su hijo al psiquiatra", ha concluido.