MADRID 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
La investigadora Candelas Pérez del Villar Moro, investigadora del área de Enfermedades Cardiovasculares del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERCV), ha advertido de que solo el 37 por ciento de los pacientes que se incluyen en los ensayos clínicos de estas enfermedades son mujeres, "a pesar de que la prevalencia de estas enfermedades en ellas dobla esa proporción".
De hecho, la enfermedad vascular es la más mortífera en las mujeres y cada año mata a más de 60.000. La también cardióloga en el Hospital Universitario de Salamanca ha destacado que las estas "se creen protegidas" de la enfermedad cardiovascular, pero la realidad no es esa. "Nos morimos más que los varones", ha asegurado la cardióloga.
Así se ha pronunciado durante el encuentro 'Mujeres: diferenciarnos en investigación para igualarnos en salud Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER)', en el que se ha reivindicado "una investigación biomédica con perspectiva de género que promueva la equidad en la salud de la mujer". La reunión se ha celebrado con motivo del día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
La investigadora de CIBERCV, una de las cuatro médicas que ha participado en el debate, apunta que "es vital trasladar las medidas de promoción de la salud a la sociedad y decírselas a las mujeres, que es lo que más impacto puede tener".
El sentirse "falsamente protegidas" en el área cardiovascular y el hecho de que las mujeres dediquen más tiempo a los cuidados de los demás, está provocando que acudan menos frecuentemente al médico, se realicen menos pruebas y que las mujeres participen menos en los estudios científicos.
En esta misma línea, Lucía Artazcoz, investigadora del área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y de la Agencia Salut Pública Barcelona, ha destacado que "la sociedad tiene un marcado orden de género". "Si no introducimos esta lectura en los estudios de salud, estamos dando resultados incorrectos, no solo para las mujeres, sino también para los hombres", ha añadido.
SOLO SE TENÍA EN CUENTA A LA MUJER EN EL ESTUDIO DE LA SALUD SEXUAL
La experta en Salud Pública ha explicado cómo, desde su disciplina, se ha ido aprendiendo a incorporar la perspectiva de género desde 1999. "Hasta esa fecha únicamente se abordaba desde la mejora de la salud sexual y reproductiva", ha señalado.
"Ahora mismo, el tema se ha hecho más complejo, pero somos capaces de entender mejor la realidad, porque no es lo mismo una mujer pobre o inmigrada que una con nivel adquisitivo mayor. Hay que introducir más variables, además del género", ha apuntado.
En el ámbito de la salud mental, también se disparan estas desigualdades. Así, Carmen Moreno, investigadora del área de Salud Mental (CIBERSAM) y médica del Hospital Gregorio Marañón, ha querido señalar el impacto de las diferencias por sexo en la prevalencia y presentación de trastornos mentales en las mujeres, la disparidad entre la cantidad de datos disponibles sobre psicofarmacología basados en hombres y la mayor frecuencia de tratamiento en mujeres.
"Cuando nos ponemos a pensar en los determinantes en salud mental, siempre pensamos en las hormonas, pero no sabemos muy bien cuál es el papel de las hormonas en la evolución de los problemas neuropsiquiátricos. Falta mucho estudio en este sentido", ha destacado la investigadora.
Moreno ha explicado que, además de que muchas veces no se tiene en cuenta el sexo en los modelos preclínicos, excluyendo a las hembras en muchos casos, la descripción de algunas enfermedades está sesgada.
"En los manuales, a veces se representan solo los comportamientos de chicos porque se han validado únicamente en poblaciones de chicos. Se debe avanzar en medicina personalizada a la hora de entender la enfermedad y su tratamiento. No solo entre hombres y mujeres, es que cada mujer también es muy diferente" ha destacado la psiquiatra.
"Si no incorporamos estos aspectos, si no lo estudiamos correctamente, entonces no lo estamos haciendo tan bien en consulta con nuestros y nuestras pacientes" ha concluido Moreno.
DIABETES Y MUJER
Finalmente, la investigadora del área CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), Lía Nattero, ha abordado la influencia del sexo en la respuesta al tratamiento y el desarrollo de complicaciones en la diabetes tipo 1.
Nattero, que desarrolla su investigación en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ha insistido igualmente en que las mujeres tienen un mayor riesgo de muerte y eventos vasculares en comparación con los hombres, y el control metabólico de la mujer con diabetes hace que su pronóstico sea peor.
"La mujer con diabetes tipo 1 tiene un 37 por ciento más de morbimortalidad cardiovascular que el hombre, lo que contrasta con la infrarrepresentación que tienen las mujeres en los ensayos clínicos", ha manifestado la especialista en Endocrinología y Nutrición.
En esta línea, ha defendido la necesidad de investigar más sobre cómo el ciclo menstrual afecta al control de la glucosa y cómo estas diferencias pueden ser aprovechadas para desarrollar tecnologías más efectivas en el manejo de la diabetes tipo 1. "La tecnología en diabetes es cada vez más importante, pero se debe tener en cuenta la ciclicidad de la mujer a la hora de mejorar los algoritmos de control", ha apostillado.
"La falta de incorporación de la perspectiva de género en la investigación científica contribuye a continuar con los estereotipos de género y a la ignorancia de las diferencias de género en los resultados de investigación", ha explicado Elvira Casado, investigadora del CIBERFES (área de Fragilidad y Envejecimiento Saludable del CIBER) en el Instituto de Salud Carlos III (Investén-ISCIII), que ha moderado la sesión.
La investigadora ha expresado cómo esta falta de representación impacta en todos los momentos de los estudios científicos, comenzando por propio el diseño, en los que a menudo no se tienen en cuenta la perspectiva de género.
Así, las investigadoras han defendido la importancia de incorporar la perspectiva de género en la investigación para promover la igualdad en salud. Para abordar esta problemática "es crucial promover la sensibilidad de género en todas las etapas del proceso de investigación, lo que implica incluir ambos sexos en los estudios, analizar los datos por género y considerar las diferencias de género en la interpretación de los resultados".