MADRID, 1 Abr. (EDIZIONES) -
Hace un año nos quedamos totalmente descolocados. Nunca hubiéramos imaginado que nuestra vida iba a cambiar tan de golpe, que íbamos a estar confinados semanas sin salir de casa, que la mascarilla iba a ser obligatoria, que no íbamos a poder ver a nuestros seres queridos en meses, pero sobre todo, nunca hubiéramos pensado que un virus respiratorio iba a ser el responsable de millones de muertes a nuestro alrededor.
No obstante, empezamos a ver la luz al final del túnel. Es algo temporal. Sólo falta que mantengamos las restricciones que se han establecido y que las autoridades se pongan las pilas con la vacunación y todo irá mejorando cada vez más.
Intentando mirar el lado positivo de todo esto podemos destacar varios aspectos en los que nos ha favorecido la pandemia: ¿Todo el avance científico que se ha logrado con las vacunas?¿Dónde está la gripe y las bronquiolitis en los niños que tantos ingresos favorecían durante el invierno?
Estos y otros son algunos de los aspectos positivos que nos ha traído la infección del SARS-CoV-2 y que en una entrevista con Infosalus nos desgrana José Jonay Ojeda, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS):
1.- Lo más positivo de todo: la vacuna. Fruto por primera vez en la Historia de la humanidad de la enorme capacidad de coordinación, cooperación y solidaridad que ha tenido lugar dentro de la comunidad científica, con muchísimos artículos publicados sobre el tema, mucho conocimiento compartido, que empezó cuando se detectó el virus en China, e independientemente del país donde está el grupo científico, y esto hizo que se viera rápidamente la identificación y la evolución de la enfermedad.
Si no hubiera habido una inversión por parte de los países en desarrollar las vacunas, donde también juega papel fundamental la industria farmacéutica, no estaríamos ahora vacunando a las personas. En menos de un año prácticamente hemos tenido las primeras vacunas y seguimos teniendo mucha información de sus efectos, como se está viendo en Israel, por ejemplo. Ha sido una situación insólita, inaudita, como mundo globalizado.
2.- Especialmente los primeros meses de pandemia, marzo-abril-mayo del año pasado, después de muchos años en los cuales la salud pública había sido invisible en España, se ha colocado por primera vez sobre la agenda política a la salud pública. Teníamos una Ley general de salud pública de 2011 que no se ha desarrollado en estos años, así como un marco jurídico que sigue sin dar la necesaria respuesta frente a las medidas restrictivas y hemos tenido que recurrir a una Ley de estados de alarma.
Cuando todo funciona bien la salud pública es algo invisible pero esto ha tenido tal magnitud, y al igual que en otras partes del sistema sanitario ha visto tan reducidos sus recursos y capacidades, que por eso se ha puesto sobre la mesa. Ahora no solo debe ser una prioridad política, sino también es necesario solventar las dificultades que se están detectando a la hora de tomar decisiones porque la salud pública es una competencia transferida.
Es positivo que se haya puesto en la agenda pública porque se traducirá en una mejor preparación como país. Se ha detectado que antes no estábamos preparados y no éramos conscientes de la importancia de tener un buen sistema de salud pública. Igual que tenemos un ejercito preparado para una guerra, también deberíamos tener un sistema sanitario preparado para este tipo de 'guerras'.
3.- La importancia de lo colectivo. En estos meses de pandemia aunque hemos tenido reacciones individuales o incluso de países de forma individual, que lo vemos en las vacunas, que se emplean sobre todo en los países desarrollados. Para salir de ésta sabemos que esto no depende solo de lo que hagamos cada uno de nosotros. Nadie está a salvo si no lo estamos todos. Superar esto solo lo podemos hacer como sociedad globalizada. Esta pandemia, esta situación dramática pone sobre la mesa que para problemas de este tipo tenemos que actuar como sociedad.
4.- Estamos viendo que con la introducción de buenas practicas de prevención individual se están previniendo enfermedades como la gripe. Éstas se han incorporado por miedo, incertidumbre, por que nos las han trasladado así las autoridades sanitarias. Pero con anterioridad conocíamos que tenían este efecto positivo en la disminución de las infecciones que se producen dentro de los hospitales, por ejemplo, como es el caso de la gripe.
No solo la mascarilla, sino también la higiene de manos, la ventilación de los espacios cerrados y la distancia, así como 'algo muy incrustado' en la sociedad del sureste asiático, gracias a sus experiencias previas, el hecho de que cuando un trabajador tiene algún síntoma respiratorio no va a trabajar y se queda en casa. Así, previsiblemente, estos hábitos, estas buenas prácticas de prevención individual que en algún momento cuando controlemos la pandemia no serán obligatorias, sí muchas se quedarán y las habremos incorporado en el día a día y no nos parecerán tan de extraterrestres.
5.- Ligado con lo anterior, y gracias a las medidas de prevención, se interrumpe la transmisión de otras enfermedades respiratorias, como la gripe estacional, pero también del virus respiratorio sincitial, que afecta a los niños todos los inviernos; unas patologías que favorecen un número importante de ingresos hospitalarios todas las temporadas frías de invierno, y que este año no se han efectuado. Lo que no sabemos es si el próximo invierno, teniendo controlada la pandemia, y con las medidas de prevención, se conseguirá controlar la gripe estacional o este virus.