MADRID, 2 Sep. (EDIZIONES) -
Septiembre suele ser sinónimo de vuelta al trabajo y constituye el otro momento del año, junto con año nuevo, en el que nos replanteamos nuestros objetivos y nos marcamos nuevas metas. El control del estrés en nuestra vida diaria siempre se encuentra en esos retos a batir en el nuevo curso.
El estrés es un mecanismo de supervivencia que funciona muy bien en el corto plazo. Eso sí, si se convierte en crónico nos pasa factura con problemas en el trabajo, en el sueño, en nuestro carácter, afecta a nuestras relaciones interpersonales; en nuestra calidad de vida en general.
Así lo defiende el doctor en Psicología Andrés Martín Asuero, especializado en reducción de estrés, fundador del Instituto esMindfulness y presidente de la Asociación Profesional de Instructores Mindfulness-MBSR, en una entrevista con Europa Press Infosalus con motivo de la reciente publicación de 'Bendito estrés' (Plataforma Actual).
Tal y como nos cuenta, hay tres ámbitos donde esto se puede diagnosticar. En primer lugar, señala que, desde el punto de vista de la salud, el estrés produce achaques y problemas de salud, que habitualmente empiezan en el sistema digestivo, o bien da lugar a problemas de sueño, dolores de cabeza, relacionadas con el sistema nervioso, o bien con dolores musculares. "Lo que ocurre es que estos síntomas se pueden enmascarar o tratar con pastillas, de manera que tratamos el síntoma, pero no se identifica la causa; estos son bastantes habituales", advierte Martín Asuero.
Después se encontrarían los problemas relacionales, como discutir mucho, tomar posiciones maximalistas, o aislarse; algo que afecta a la calidad con la que se conecta con otras personas. El tercer ámbito, según prosigue este experto, se centraría en el trabajo, en cómo te relacionas con él, o cuál es tu talento, tu creatividad e ilusión en el mismo.
CÓMO SABER QUE TENEMOS MÁS ESTRÉS DE LA CUENTA
"El indicador sería cuando el estrés empieza a ser un inconveniente en tu vida porque estos síntomas empiezan a reducir tu calidad de vida. Ahora bien, estos síntomas no son una maldición, sino que representan una oportunidad. Te están diciendo que necesitas hacer cambios en tu vida, y hay otra vida que deberías vivir", apunta este doctor en Psicología.
Con ello, detalla cuáles son, en su opinión, los daños colaterales del estrés, indicando en primer lugar que, "con gran impacto en la salud", figuraría la tensión arterial, y todo lo que afecta a la salud cardiovascular: "El estrés es un sistema de emergencia, que va acompañado de una subida de tensión arterial, que a la larga se puede cronificar y dar lugar a un problema de salud porque afecta a todo el organismo".
Otro daño colateral del estrés, según sostiene, se relacionaría con la alimentación y el sistema digestivo porque, por un lado, apunta que el estrés da problemas en el sistema digestivo, como las úlceras, y por otro lado, sería que el estrés cambia los patrones de alimentación, de manera que comemos más de cosas con gran carga calórica (más sal, azúcar, más alcohol, y cafeína, por ejemplo). "Este cambio en nuestra alimentación lleva aparejados otros problemas de salud como el sobrepeso o el colesterol", apostilla.
Pero también Andrés Martín Asuero defiende que otro efecto del estrés está relacionado con las sustancias inflamatorias porque el sistema inmune para defenderse de una posible amenaza asociada con posible emergencia libera sustancias inflamatorias que causan un daño en el organismo: "Es más difícil de ver pero un médico puede analizarlo".
Asimismo, considera que el daño colateral social también figuraría en esta línea, sobre cómo cambia la personalidad, puede ser una persona que de repente se aísla, se vuelve más irritable, disfruta menos de las cosas o de la persona; cuando remarca este especialista que la conexión interpersonal representa "un gran protector de la salud". "El estrés afecta a nuestra capacidad de socializar y de conectar con otras personas", mantiene.
A su vez, menciona que el estrés provoca que nuestro trabajo o la vida los veamos desde el criterio de la urgencia, y no desde la importancia. "Nos volvemos más acelerados, corriendo de un sitio a otro, en lugar de disfrutar por hacer bien lo que hacemos. Esto conlleva la realización de más errores, obtener una menor satisfacción en el trabajo, por ejemplo, y hace que nuestra vida sea más gris de lo que podría ser", advierte.
Por eso el estrés es tan complejo, zanja el fundador del Instituto esMindfulness, incidiendo en que éste afecta a estos tres ámbitos antes citados (trabajo, salud, esfera personal-mental), aunque tiene muchas sinergias.
"No como bien si tengo una sensación constante de prisa. Así, en estas situaciones comer se convierte en devorar con prisa lo que viene, y como como mal mis digestiones son peores; de manera que, después, tengo picos de azúcar que afectan a mi rendimiento en el trabajo, y como no me queda más tiempo no tengo tiempo de socializar y de hacer deporte, y todo al final se complica", alerta este experto.
CÓMO PREVENIR ESTOS DAÑOS COLATERALES DEL ESTRÉS
Parte de la idea este autor de que si nos damos cuenta de lo que nos pasa nuestro cuerpo y nuestra mente se orientarán hacia recuperar el equilibrio. "Hay un principio fundamental en la vida, la homeostasis, por la que el organismo intenta buscar un equilibrio interno frente a lo que pasa fuera. Cuando se pierde esa homeostasis disponemos de mecanismos para recuperarlo. Ahora bien, sino te das cuenta de que has perdido ese equilibrio es más difícil que lo recuperes", subraya.
Pone el ejemplo de la rumiación, donde alimentamos en nuestra mente con un relato de una vida miserable, de forma que esa persona, en el fondo, dice que está creando así su propia vida miserable. "Si esa persona se da cuenta de que hay más cosas en las que se puede interesar le irá bien; pero si sólo se centra en esa parte que le puede ir mal, la vida le irá mal", mantiene Andrés Martín.
"Eso que te pasa lo puedes cambiar, pero tienes que entender que lo que te pasa, dejar esos hábitos o comportamientos y empezar a implementar otros que te orienten más hacia la salud, con la reconexión con las personas, y con tu trabajo y tareas. Aprender a responder en vez de reaccionar a lo que te ocurre. Esto haría que la persona vaya ganando en madurez o sabiduría y que el estrés, que sabemos que es un proceso natural, no se convierta en algo contraproducente al ser crónico", remarca.