MADRID, 3 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de las universidades de Bristol y Surrey (Reino Unido) han descubierto que las mascarillas de tela de tres capas bien ajustadas pueden ser tan eficaces para reducir la transmisión de la COVID-19 como las mascarillas quirúrgicas.
En el momento álgido de la pandemia de COVID-19, 139 países ordenaron el uso de mascarillas en espacios públicos como supermercados y transportes públicos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también aconseja el uso de mascarillas.
En un artículo publicado por la revista 'Physics of Fluids', los investigadores detallan cómo estudiaron la forma en que las gotas de líquido son capturadas y filtradas en las mascarillas de tela, revisando y modelando los procesos de filtración, incluida la impactación inercial.
La impactación inercial no filtra como lo hace un tamiz o un colador, sino que funciona forzando al aire de la respiración a girar dentro de la mascarilla tanto que las gotas no pueden seguir la trayectoria del aire. En su lugar, las gotas chocan contra las fibras del interior de la máscara para evitar su inhalación.
El equipo descubrió que, en condiciones ideales y dependiendo del ajuste, las mascarillas de tela de tres capas pueden funcionar de forma similar a las mascarillas quirúrgicas en cuanto a la filtración de las gotas, reduciendo en ambos casos la exposición entre un 50 y un 75 por ciento. Por ejemplo, si una persona infectada y otra sana llevan máscaras, los científicos creen que esto podría suponer hasta un 94 por ciento menos de exposición.
"Aunque el uso de una sencilla y relativamente barata mascarilla de tela no puede eliminar el riesgo de contraer la COVID-19, las mediciones y nuestro modelo teórico sugieren que son muy eficaces para reducir la transmisión. Esperamos que nuestro trabajo sirva de inspiración para optimizar el diseño de las mascarillas en el futuro y esperamos que ayude a recordar a la gente la importancia de seguir usando mascarillas mientras la COVID-19 siga presente", remacha el doctor Richard Sear, coautor del estudio y director del Grupo de Materia Blanda de la Universidad de Surrey.