MADRID 21 Feb. (EUROPA PRESS) -
La sospecha clínica precoz y la actuación inmediata son factores clave para tratar la encefalitis ya que supone "un riesgo vital", que puede tener consecuencias graves si no se aborda adecuadamente, según señala la doctora Rebeca Fernández, del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz de Madrid.
"Un diagnóstico rápido en la sospecha de un cuadro de encefalitis y el inicio de tratamiento precoz pueden evitar las considerables secuelas que puede causar esta enfermedad en los pacientes supervivientes", asegura la neuróloga.
La encefalitis es una enfermedad que puede afectar a personas de todas las edades y puede ser causada por diversos agentes, como virus, bacterias o incluso reacciones autoinmunes. Sin embargo, en aproximadamente la mitad de los casos todavía no es posible encontrar una causa identificable de la enfermedad.
En este sentido, la experta indica que el cuadro clínico característico de la encefalitis o inflamación del cerebro, consiste en fiebre, alteración del nivel de conciencia, crisis epilépticas y diferentes tipos de déficits neurológicos dependiendo de las partes del cerebro más afectadas (problemas del habla, parálisis o alteraciones de la sensibilidad, alteraciones visuales).
Tal y como explica la neuróloga, la diferencia entre una meningitis y una encefalitis es que la meningitis es una inflamación de las meninges, las envolturas del cerebro y la encefalitis es una inflamación del parénquima del cerebro, aunque es muy importante recalcar que de una meningitis se puede desarrollar una meningoencefalitis por demora en el tratamiento de la primera.
"La incidencia de encefalitis no es baja, se cree que por la dificultad en su identificación está infradiagnosticada, en Estados Unidos varía entre 150 a más de 4.000 casos por año, principalmente en niños", señala la doctora Rebeca Fernández.
Por ello, es necesario un diagnóstico y un tratamiento precoz para decidir la actitud adecuada en cada caso. De acuerdo a la doctora, en los casos en los que llega a conocerse, la causa más frecuente es virales de aparición esporádica (Herpes simple, Herpes zoster, Enterovirus).
En otros países hay encefalitis que pueden ser epidémicas (arbovirus, Nilo Oeste, Zica), seguida de patología de estirpe autoinmune pudiendo ser uno de los síntomas de un proceso oncológico a distancia. "El diagnóstico se basa en la valoración clínica y en la indicación rápida de los estudios complementarios para conseguir demostrar que el paciente presenta una encefalitis y su causa", indica la doctora.
En este sentido, resalta la especialista, son necesarios estudios de neuroimagen (resonancia magnética), registros electroencefalográficos, análisis del líquido cefalorraquídeo y otros análisis de laboratorio. En raros casos es necesario realizar una biopsia cerebral para intentar identificar la causa responsable.
Como describe la doctora, en la quinta parte de los pacientes aparecen diversas secuelas, como el deterioro mental, así como cambios en la personalidad y alteraciones de los movimientos, y, por ello, es vital tener un diagnóstico rápido, iniciar de forma temprana el tratamiento ante la primera sospecha clínica: antivíricos, medidas de soporte intensiva y en la fase de recuperación del paciente podemos precisar de terapias físicas, ocupacionales, o del lenguaje.
"Nuestro cerebro es un órgano que está especialmente protegido tanto por estructuras anatómicas (meninges) como por otras barreras (barrera hematoencefalica) contando con células de defensa propias denominadas microglía. No obstante, y como cualquier otra parte del cuerpo es susceptible de ser 'invadido' por un virus o por una bacteria, dando lugar a una inflamación, más conocida como 'encefalitis", insiste la doctora Rebeca Fernández.