MADRID, 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Turku (Finlandia) han descubierto que la bacteria 'Acinetobacter baumannii', resistente a los antibióticos, una de las más dañinas a nivel mundial y causa de infecciones hospitalarias, se propaga adhiriéndose a las superficies mediante fibras elásticas ultrafinas.
En su trabajo, publicado en la revista científica 'Nature', los investigadores también revelaron cómo se forman estas fibras en la superficie de la bacteria y sugirieron nuevos enfoques para prevenir las infecciones bacterianas.
Las infecciones relacionadas con los hospitales y los dispositivos médicos constituyen importantes problemas sanitarios en todo el mundo. Estas infecciones están asociadas a la capacidad de los patógenos para colonizar superficies tanto bióticas como abióticas.
"El 'Acinetobacter baumannii', panresistente a los antibióticos, es uno de los patógenos más problemáticos para las instituciones sanitarias de todo el mundo y actualmente encabeza la lista de patógenos prioritarios de la Organización Mundial de la Salud para el desarrollo de nuevos antibióticos", afirma uno de los líderes del estudio, Anton Zavialov.
El grupo de investigación descubrió estructuras superficiales únicas que permiten a 'Acinetobacter baumannii' y otras bacterias patógenas afines colonizar dispositivos médicos e infectar a los pacientes.
"Este descubrimiento puede ayudar a combatir muchas infecciones bacterianas, ya que el mismo mecanismo de fijación a la superficie es utilizado por muchos patógenos bacterianos importantes, como Pseudomonas aeruginosa, el segundo patógeno prioritario de la lista de la OMS", dice Zavialov.
'Acinetobacter baumannii' es capaz de colonizar dispositivos médicos por medio de los pili arcaicos de la chaperona (ACU). Los ACU pili son fibras proteicas similares a pelos que se encuentran en la superficie de muchas bacterias patógenas.
Mediante el uso de criomicroscopía electrónica, los investigadores descubrieron que los pili tienen una arquitectura única en zigzag ultrafino. Las fibras adhieren firmemente la bacteria a varias superficies bióticas y abióticas con pequeñas estructuras pegajosas en forma de dedos en sus extremos. Una vez que los dedos pegajosos se agarran a la superficie, la fibra es difícil de desprender porque puede estirarse cambiando su conformación de la forma en zigzag a la lineal.
"Este fenómeno es bien conocido por los navegantes. Ahora es habitual utilizar elementos estirables en las líneas de amarre para atracar los barcos con seguridad en aguas relativamente bravas. Si imaginamos una bacteria del mismo tamaño que un ser humano, las fibras de sujeción de esta bacteria gigante seguirán siendo 100 veces más finas que las manos humanas. La capacidad de estiramiento es fundamental para que unas fibras tan finas puedan soportar las elevadas fuerzas de cizallamiento que experimentan las bacterias en su entorno", explica Zavialov.