MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los supervivientes de cáncer infantil están en mayor riesgo de desarrollar una amplia gama de enfermedades autoinmunes, según revela un estudio publicado en la edición digital de la revista 'Annals of the Rheumatic Diseases'. La diabetes y la enfermedad de Addison -un trastorno en el cual la glándula suprarrenal no funciona correctamente-- constituyen casi la mitad de los casos, como muestran los hallazgos.
Durante los últimos 40 años, el número de sobrevivientes de cáncer infantil ha crecido considerablemente, lo que resulta en una tasa de supervivencia a cinco años del 80 por ciento entre los niños que sucumben a la enfermedad. Pero la creciente evidencia plante que estos sobrevivientes se encuentran en mayor riesgo de varios problemas de salud en la edad adulta, que aumentan en número y gravedad a medida que envejecen.
Los científicos analizaron el riesgo de desarrollar una amplia gama de patologías autoinmunes entre más de 20.000 adultos que habían tenido cáncer antes de los 20 años y sobrevivieron durante al menos un año y cerca de 126.000 personas, agrupados por edad, sexo y país de nacimiento, que no habían tenido cáncer durante la infancia. Utilizaron datos nacionales del registro de cáncer de Dinamarca, Islandia y Suecia, que se remonta a la década de 1940 hasta 2008, para identificar a los que habían sufrido cáncer infantil.
Además, los autores, entre ellos Anna Sallfors Holmqvist, del Hospital Universitario Skanes, en Suecia, emplearon los registros hospitalarios para calcular la diferencia entre el número esperado y el exceso de casos de enfermedad autoinmune, expresada como la proporción de la tasa de hospitalización estandarizada (SHRR, por sus siglas en inglés). Se determinó la salud de todos los participantes por un promedio de entre 15 y 19 años.
En total, 724 sobrevivientes (3,6 por ciento) de cáncer infantil tuvieron al menos un episodio de tratamiento hospitalario para cualquier trastorno autoinmune, cuando se hubiera esperado normalmente 516, lo que asciende a un 40 por ciento el incremento del riesgo. O dicho de otra manera, siete sobrevivientes de cáncer adicionales que fueron tratados por cada 1.000 pacientes seguidos durante una década.
Los SHRRs fueron significativamente mayores para 11 de las 33 enfermedades autoinmunes investigadas entre los sobrevivientes de cáncer infantil, en particular para las formas más raras. El análisis reveló que la anemia hemolítica autoinmune era 17 veces más probable; la enfermedad de Addison 14 veces más probable y poliarteritis nodosa, que supone la inflamación de pequeñas arterias musculares, seis veces más probable entre los que habían tenido cáncer cuando eran niños.
Del mismo modo, los casos de cardiopatía reumática, esclerodermia
--enfermedad del tejido conectivo--, púrpura trombocitopénica idiopática
--tendencia a sangrar y tener moratones con facilidad como resultado de bajos niveles del factor de coagulación--, tiroiditis de Hashimoto --un trastorno de la glándula tiroides--; anemia perniciosa y sarcoidosis -un agrupamiento anormal de células--; síndrome de Sjögren --un trastorno de conductos lágrimales y glándulas salivales-- y diabetes eran significativamente más altos de lo esperado entre los sobrevivientes de cáncer infantil.
Los que habían tenido la leucemia, linfoma de Hodgkin, cáncer de riñón y tumores del sistema nervioso central parecían estar en mayor riesgo de desarrollar un trastorno autoinmune en la vida posterior, siendo hasta un 60 por ciento más propensos a desarrollarlo que los que no habían padecido cáncer en la infancia.
El exceso de riesgo para todas las enfermedades autoinmunes combinadas alcanzó su punto máximo durante los primeros cinco años después de un diagnóstico de cáncer, lo que puede ser consecuencia de un seguimiento médico más cercano, explican los investigadores. Sin embargo, el exceso persistió hasta durante 30 años más tarde para la mayoría de las patologías, y hasta 50 años más tarde para algunas, señalan.
Una posible explicación de los resultados es que "las anormalidades inmunológicas persistentes después del tratamiento con quimioterapia predisponen al desarrollo de autoanticuerpos, que son fundamentales para la patogénesis de muchas enfermedades autoinmunes", escriben los autores de este trabajo.
"Tanto el cáncer en sí mismo como el tratamiento inmunosupresor, así como el aumento del número y los tipos de infecciones durante el tratamiento del cáncer, podrían alterar el sistema inmunológico como un todo y también resultar en inmunológicamente diferentes antígenos, dando lugar a la producción de autoanticuerpos", añaden.
La radioterapia también puede ayudar a explicar el desarrollo de la autoinmunidad, sugieren. "Curarlo ya no es un objetivo suficiente en la atención del cáncer infantil -destacan estos expertos--. Como la gran mayoría de estos pacientes sobreviven, se debe prestar atención a su calidad de vida a largo plazo y los retos para su salud".