MADRID 9 Sep. (EUROPA PRESS) -
Desde hace tiempo se sabe que los metabolitos de la vitamina D favorecen la respuesta inmunitaria innata frente a los virus y las bacterias respiratorias, y algunos estudios han demostrado que la vitamina D puede proteger contra las infecciones de las vías respiratorias, sobre todo entre las personas que presentan una deficiencia de vitamina D.
Por lo tanto, la vitamina D ha recibido mucha atención por su posible papel en la prevención y el tratamiento de la COVID-19, pero la mayoría de los estudios publicados hasta ahora son observacionales y han mostrado resultados contradictorios.
Ahora, dos grandes ensayos clínicos muestran que el aumento de los niveles de vitamina D en adultos durante la pandemia de SARS-CoV-2 no se asoció con la protección contra las infecciones del tracto respiratorio o el covid-19, según publican los investigadores en 'The BMJ'.
El primer ensayo se llevó a cabo en el Reino Unido entre diciembre de 2020 y junio de 2021 y contó con la participación de 6.200 adultos (mayores de 16 años) que no utilizaban suplementos de vitamina D en el momento de la inscripción.
A la mitad (3.100 participantes) se les ofreció un análisis de sangre de vitamina D y los que resultaron tener niveles bajos de vitamina D (2.674; 86%) recibieron suplementos de vitamina D de 3200 UI/día o de 800 UI/día durante seis meses, mientras que la otra mitad (controles) no recibió ni análisis ni suplementos.
Ninguna de las dosis de vitamina D mostró efecto alguno sobre las infecciones agudas del tracto respiratorio diagnosticadas o los casos de COVID-19 confirmados por la prueba de flujo lateral o la RT-PCR durante un periodo de seguimiento de seis meses. El número de acontecimientos adversos fue similar entre los grupos, y ningún acontecimiento adverso grave se atribuyó a los suplementos del estudio.
El segundo ensayo se realizó en Noruega entre noviembre de 2020 y junio de 2021, utilizando aceite de hígado de bacalao que contiene dosis bajas de vitamina D y vitamina A, así como ácidos grasos omega-3.
Un total de 34.741 adultos (entre 18 y 75 años) que no utilizaban suplementos de vitamina D recibieron 5 mL de aceite de hígado de bacalao o 5 mL de placebo (aceite de maíz) diariamente durante seis meses. La mayoría de los participantes (86%) que fueron examinados tenían niveles adecuados de vitamina D al inicio del estudio.
Una vez más, los investigadores no encontraron ningún efecto del aceite de hígado de bacalao en las infecciones respiratorias agudas o en el COVID-19 confirmado por PCR, en comparación con el placebo. El grupo de aceite de hígado de bacalao no tuvo más efectos secundarios que el grupo de placebo y sólo se registraron efectos secundarios de baja intensidad.
Los investigadores precisan que ambos ensayos tienen notables limitaciones. Por ejemplo, en el ensayo del Reino Unido, los participantes asignados al azar a los brazos activos sabían que estaban tomando un fármaco activo y casi la mitad de los controles tomaron un suplemento de vitamina D en al menos una ocasión durante el ensayo. En el ensayo de Noruega, los participantes eran relativamente jóvenes y sanos, y la mayoría (cuando se examinaron) tenían niveles adecuados de vitamina D al inicio del estudio.
Los hallazgos también deben interpretarse en el contexto de una vacuna muy eficaz que se puso en marcha durante ambos ensayos, añaden.
No obstante, ambos ensayos tenían varios puntos fuertes, como el uso de pruebas de RT-PCR con hisopo para confirmar las infecciones y los altos niveles de cumplimiento entre los participantes. Los resultados también están en consonancia con investigaciones anteriores que no encontraron ningún efecto preventivo de la vitamina D en el riesgo de contraer COVID-19.
En conjunto, estos nuevos resultados sugieren que los suplementos de vitamina D no reducen el riesgo de COVID-19 ni de otras infecciones respiratorias agudas, señalan los investigadores.
En un editorial vinculado, el profesor Peter Bergman, del Instituto Karolinska de Suecia, afirma que la vacunación sigue siendo la forma más eficaz de proteger a las personas contra el COVID-19, y que los suplementos de vitamina D y aceite de hígado de bacalao no deberían ofrecerse a las personas sanas con niveles normales de vitamina D.
En su lugar, sugiere que los médicos se centren en los grupos de riesgo, como las personas de piel oscura o poco expuestas al sol, las mujeres embarazadas y los ancianos con enfermedades crónicas, a los que se les podría hacer una prueba antes de administrar los suplementos.