Tanto el consumo elevado como moderado de alcohol aumenta el riesgo de ictus

Archivo - Drunkorexia. Adicción al alcohol.
Archivo - Drunkorexia. Adicción al alcohol. - PROSTOCK-STUDIO/ISTOCK - Archivo
Publicado: lunes, 31 octubre 2022 12:40


MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -

Un estudio global codirigido por la Universidad de Galway (Irlanda) sobre las causas del ictus ha descubierto que el consumo elevado y moderado de alcohol se asociaba a una mayor probabilidad de sufrirlo.

El estudio, publicado en la revista científica 'Neurology', también ha evidenciado que no había ninguna relación entre el consumo de alcohol a bajo nivel y el ictus.

La investigación, denominada 'INTERSTROKE', analizó el consumo de alcohol de casi 26.000 personas de todo el mundo, de las cuales una cuarta parte eran bebedores habituales y dos tercios eran abstemios. En el estudio participaron personas de diversos orígenes étnicos de 27 países, incluidos Irlanda y el Reino Unido.

"Aunque se sabe que la ingesta elevada de alcohol aumenta el riesgo de ictus, existe cierta incertidumbre sobre si la ingesta de alcohol de nivel bajo o moderado afecta al riesgo de ictus y si la asociación de la ingesta de alcohol con el ictus varía según la región y la población", ha comentado el líder del estudio, el profesor Martin O'Donnell, catedrático de Medicina Neurovascular de la Universidad de Galway y médico asesor en materia de accidentes cerebrovasculares en los Hospitales Universitarios de Galway.

Este estudio exploró estas asociaciones a gran escala en 27 países. El ictus puede producirse por un coágulo (isquémico) o por una hemorragia (hemorragia intracerebral).

"En general, nuestros resultados indican que la ingesta alta y moderada de alcohol se asoció con un aumento de las probabilidades de sufrir un ictus, mientras que no encontramos ninguna relación convincente entre la ingesta baja y el ictus", ha detallado otro de los responsables de la investigación, Andrew Smyth, catedrático de Epidemiología Clínica de la Universidad de Galway.

Sin embargo, los efectos de la ingesta de alcohol son complejos, ya que están vinculados a factores socioeconómicos como la educación y a muchos factores del estilo de vida, como el tabaquismo, la dieta y la actividad física. "Es importante tener en cuenta el impacto potencial de lo que comúnmente se clasifica como beber en exceso. Es probable que el riesgo adverso de tomar siete bebidas un día a la semana sea mayor que el de tomar una bebida cada día a la semana", puntualiza.

En este estudio también observaron las diferencias entre los tipos de alcohol. El consumo predominante de cerveza se relacionó con un aumento del 21 por ciento del riesgo de ictus, que fue significativamente mayor (73%) en el caso de la hemorragia intracerebral.

El consumo predominante de vino no se relacionó con el riesgo de ictus: no hubo ni aumento ni disminución. "Esto puede reflejar una diferencia en el riesgo según el tipo de alcohol, o puede reflejar diferencias en el contexto social de los patrones de consumo", ha pormenorizado Smyth.

En la investigación se incluyó un análisis de personas que anteriormente habían sido bebedoras pero que habían dejado de hacerlo. El estudio descubrió que no tenían un mayor riesgo de sufrir un ictus.

En la investigación, los bebedores tenían un aumento del 14 por ciento en las probabilidades de sufrir todo tipo de ictus, y un aumento del 50 por ciento en las probabilidades de sufrir una hemorragia intracerebral (ictus debido a una hemorragia), pero no aumentaba el riesgo de sufrir un ictus isquémico (ictus debido a coágulos).

El consumo excesivo de alcohol, definido como más de 5 bebidas en un día al menos una vez al mes, se relacionó con un aumento del 39 por ciento de todos los accidentes cerebrovasculares, del 29 por ciento de los accidentes cerebrovasculares isquémicos y del 76 por ciento de las hemorragias intracerebrales.

La ingesta elevada de alcohol, definida como más de 14 bebidas a la semana en el caso de las mujeres y más de 21 bebidas a la semana en el caso de los hombres, se relacionó con un aumento del 57 por ciento de los accidentes cerebrovasculares.