MADRID, 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las tasas de cáncer de próstata en toda Europa desde 1980 son "indicativas de sobrediagnóstico", según afirma un trabajo publicadoen The BMJ por Salvatore Vaccarella, de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, Lyon, Francia.
El sobrediagnóstico se refiere a la detección de cánceres inofensivos que es poco probable que causen síntomas o la muerte durante la vida de un paciente, lo que puede conducir a tratamientos innecesarios, impactos negativos en la calidad de vida y desperdicio de recursos de atención médica.
De esta forma, los resultados muestran un rápido aumento del número de casos nuevos (incidencia) en paralelo con la adopción de pruebas de antígeno prostático específico (PSA), que hasta ahora eran predominantemente oportunistas. Sin embargo, las tasas de mortalidad durante 1980-2020 fueron mucho más bajas y menos variables, con descensos constantes en la mayoría de los países y menos diferencias entre ellos.
Esta divergencia entre incidencia y muertes "sugiere que la intensidad y cobertura de las pruebas de PSA ha sido un factor crítico para las tendencias crecientes en la incidencia del cáncer de próstata en Europa", dicen los investigadores, lo que refuerza la necesidad de minimizar los daños del sobrediagnóstico.
Esto es de particular relevancia para la posible implementación de programas de detección del cáncer de próstata en toda la población, que, de implementarse en el futuro, deberían estar cuidadosamente diseñados y planificados para minimizar y monitorear los daños del sobrediagnóstico en la población, añaden los autores.
Las pruebas de PSA no reguladas y oportunistas han sido, y siguen siendo, habituales en Europa. El Plan de Lucha contra el Cáncer de la UE propuso recientemente una nueva estrategia para los programas de detección del cáncer de próstata, pero se necesitan datos de referencia sobre los niveles nacionales y las tendencias en los resultados de esta enfermedad antes de introducir nuevos enfoques.
Para ello, los investigadores obtuvieron datos sobre las tasas de incidencia anual de cáncer de próstata en hombres de 35 a 84 años en 26 países europeos entre 1980 y 2017, así como datos de mortalidad entre 1980 y 2020. También llevaron a cabo una revisión de estudios sobre la aceptación de las pruebas de PSA en 12 países europeos.
Descubrieron que la incidencia aumentó más del doble en la mayoría de los países entre 1990 y 2017, en paralelo con la adopción de la prueba de PSA, aunque el ritmo de aumento varió mucho entre países y a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, los mayores aumentos de la incidencia se dieron en el norte de Europa, Francia y los países bálticos, especialmente en Lituania, donde las tasas se multiplicaron por ocho. La diferencia entre las tasas de incidencia más altas y más bajas en los distintos países osciló entre 89,6 por 100.000 hombres en 1985 y 385,8 por 100.000 hombres en 2007.
En cambio, las tasas de mortalidad fueron mucho más bajas en términos absolutos: de 12 (Ucrania y Bielorrusia) en 1981 a 53 (Letonia) muertes por cada 100.000 hombres en 2006. La diferencia entre las tasas de mortalidad más altas y más bajas entre países osciló entre 23,7 por cada 100.000 hombres en 1983 y 35,6 por cada 100.000 hombres en 2006. Considerando todos los países y períodos, hubo una variación de hasta 20 veces en la incidencia del cáncer de próstata, pero solo una variación de cinco veces en las muertes.
Se trata de un estudio observacional, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto, y los investigadores señalan varias limitaciones que significan que los hallazgos deben interpretarse con cautela. Sin embargo, afirman que estos resultados "deberían ayudar a mejorar la comprensión del efecto de las pruebas de PSA sobre la incidencia y la mortalidad en Europa al destacar patrones consistentes en todos los países".
"La alta incidencia actual del cáncer de próstata en muchos países puede estar inflada por pruebas de PSA no reguladas y oportunistas que sirven para enmascarar cualquier variación debida a factores causales y pueden ser indicativas de sobrediagnóstico", explican. "El seguimiento y la evaluación cuidadosos de los beneficios y los daños, incluido el sobrediagnóstico, serán esenciales para la posible aplicación de las directrices de la UE y la posible introducción de la detección del cáncer de próstata en toda la población", añaden.