Al ser por lo general asintomáticos, en la mayoría de los casos los nódulos tiroideos se descubren de forma accidental como resultado de alguna prueba de imagen derivada de otras cuestiones médicas o síntomas.
NÓDULOS TIROIDEOS
Según explica a Infosalus el doctor José Carlos Fernández García, de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, los nódulos tiroideos constituyen una lesión que se diferencia del tejido tiroideo normal de alrededor y una ecografía permite determinar si deben pasar por una punción o no, según su tamaño y sus características radiológicas.
ENTRE UN 20% Y UN 30% DE LA POBLACIÓN FEMENINA PUEDE TENER ALGÚN NÓDULO TIROIDEO
Por cada diez casos de nódulos diagnosticados entre las mujeres se da uno entre los hombres. Entre un 20% y un 30% de la población femenina puede tener algún nódulo tiroideo aunque los porcentajes son mucho más reducidos cuando se trata de lesiones significativas.
La glándula tiroides tiene una parte superficial pero otra interna. En personas jóvenes, delgadas, es más fácil el diagnóstico cuando los nódulos son superficiales. Cuando se trata de nódulos por debajo de un centímetro de diámetro y con características benignas no se suele realizar punción sino que se vuelven a evaluar aproximadamente al año con una nueva ecografía. También continúan en seguimiento los nódulos de más de un centímetro cuya punción ha dado como resultado un diagnóstico de benignidad.
Los nódulos tiroideos se pueden presentar a cualquier edad aunque a partir de los 40 años es más común, sobre todo por descubrimientos accidentales en pruebas radiológicas. Parece existir una relación entre la aparición de nódulos tiroideos con los embarazos. La multiparidad y tener hijos parece estar asociado con más nódulos y de mayor tamaño.
Aunque se desconocen sus causas, a veces están relacionados con un déficit de yodo, ya que este nutriente se utiliza como materia prima para producir las hormonas tiroideas. Si existe déficit de yodo (suele ser por la alimentación o por la zona donde se viva) se puede producir bocio (aumento del tamaño del tiroides) y nódulos tiroideos. También la existencia de familiares con nódulos tiroideos es un factor de riesgo para presentar nódulos tiroideos.
ECOGRAFÍA PARA DETERMINAR SUS CARACTERÍSTICAS
El paciente llega hasta el especialista ya con una analítica de la función tiroidea, para examinar los niveles de producción de sus hormonas. Se examinan los niveles en sangre de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) y de la hormona tiroxina (T4 libre). Lo habitual es que el resultado sea normal pero si hay hipertiroidismo, (un exceso de hormonas tiroideas) se suele realizar una gammagrafía para valorar si existe algún nódulo tiroideo que esté produciendo más cantidad de hormona tiroidea de lo habitual.
LOS NÓDULOS TIROIDEOS QUE PRODUCEN MÁS HORMONAS SUELEN SER BENIGNOS
Los nódulos que producen más hormonas (nódulos calientes) suelen ser benignos. Por lo general, este tipo de nódulos se tratan con yodo radiactivo o mediante cirugía.
Existen características radiológicas que orientan sobre el carácter benigno o maligno de un nódulo. La prueba radiológica de elección es la ecografía tiroidea ya que con ella se puede valorar la existencia de características benignas o malignas. Entre las primeras destacan los bordes redondeados, un halo periférico bien marcado y la vascularización ausente o de preferencia externa y entre las segundas una vascularización de predominio interior, la existencia de micro-calcificaciones o la ausencia o ruptura del halo periférico.
El tipo de nódulo también resulta de utilidad al especialista para el diagnóstico. Los nódulos pueden ser sólidos, quísticos (con líquido en su interior) o mixtos (tienen una parte sólida y otra quística con líquido). La parte sólida es la que conlleva riesgo de malignidad, considerándose por lo general que los quistes son benignos.
No se puede saber ni evitar que los nódulos aumenten de tamaño ni con la alimentación ni mediante fármacos. Cuanto más grande es un nódulo más posibilidad tiene de crecimiento. Los que crecen con el tiempo se vuelven a evaluar sobre la necesidad de una nueva punción. Entre revisiones existe un año de media, si no hay modificación, aumenta el intervalo entre revisiones. Si en 5 a 10 años el nódulo no ha crecido o incluso ha bajado de tamaño, se considera que el riesgo de malignidad es muy bajo.
CÁNCER DE TIROIDES
Los factores de riesgo para que un nódulo de tiroides sea maligno son fundamentalmente los antecedentes familiares de cáncer de tiroides, la radioterapia recibida en la zona del cuello o haber vivido cerca de zonas en las que se ha producido un accidente nuclear como Chernobyl o Fukushima. Otros factores de riesgo es que aparezca en personas muy jóvenes (menos de 20 años), mayores (más de 70 años) o de sexo masculino.
La única manera de distinguir con seguridad un nódulo benigno de un tumor maligno es realizar una punción con una aguja que extrae una muestra para su análisis citológico. En la mayoría de los casos esta opción se emplea cuando el diámetro del nódulo supera un centímetro. De forma habitual esta prueba se realiza bajo control ecográfico, ya que si los nódulos son pequeños no se notan al tacto y además la punción con ayuda ecográfica aumenta la precisión de la punción.
Si los nódulos son más pequeños también pueden requerir una punción si presentan características sospechosas o la persona tiene antecedentes familiares. Si los nódulos son muy grandes (mayores de 4 o 5 centímetros) pueden ocasionar molestias, llegando incluso a producir dificultad para respirar o molestias al tragar, aunque estos casos se producen con escasa frecuencia