MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Escuela de Medicina Icahn y el Hospital Mount Sinai de Nueva York (Estados Unidos) han descubierto que la terapia sistémica con corticoides orales e inmunosupresores puede servir para mejorar y preservar la visión a largo plazo de los pacientes con uveítis grave, en comparación con los implantes locales.
Los resultados, publicados en la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA), mandan un mensaje de tranquilidad a los médicos sobre la seguridad de emplear esta alternativa y puede llevar a muchos a modificar el abordaje terapéutico de esta dolencia, una inflamación dentro del ojo que daña los tejidos y si no se trata puede acabar derivando en ceguera.
Para los casos más graves, el tratamiento generalmente requiere tomar corticoides orales y medicamentos inmunosupresores pero también se ha optado por un abordaje más localizado, mediante la inyección de corticoides o el implante intravítreo de acción prolongada, que puede liberar acetónido de fluocinolona durante tres años.
En su estudio de seguimiento incluyeron a 215 pacientes que fueron asignados al azar para recibir un tratamiento sistémico con corticoides orales e inmunosupresión o terapia local con implantes de acetónido de fluocinolona.
Tras siete años de seguimiento, los resultados mostraron que los pacientes que tomaban medicamentos orales tenían en términos generales una mejor visión, en comparación con los que recibieron implantes y a diferencia con los hallazgos a cinco años de un estudio anterior.
NECESITARON MÁS ANTIBIÓTICOS
Asimismo, el trabajo tampoco mostró un aumento significativo de los efectos secundarios sistémicos con sólo una excepción, ya que los pacientes con terapia oral tenían más probabilidades de necesitar antibióticos para las infecciones.
Los hallazgos sugieren que el tratamiento sistémico, si se utiliza adecuadamente, se puede administrar de forma relativamente segura durante un máximo de siete años.
"Puede ser una opción inicial preferible para tratar las uveitis más graves", según Douglas Jabs, uno de los autores de la investigación, que recuerda que entre los pacientes que recibieron implantes algunos empeoraron en términos de agudeza visual.
La pérdida de visión se produjo con más frecuencia en el grupo de implantes debido al daño por lesiones inflamatorias en la parte posterior del ojo, que se dieron en el momento de la recaída de la uveítis.