MADRID, 20 Dic. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) ha revelado que casi un tercio de los pacientes con COVID-19 persistente sufre pérdida del olfato, y casi una quinta parte experimenta pérdida del gusto.
En su estudio, publicado en la revista científica 'International Forum of Allergy and Rhinology', el equipo de investigación estudió la prevalencia de la COVID-19 persistente y, en particular, los síntomas relacionados con el oído, la nariz y la garganta, como la pérdida de olfato y la parosmia, en la que las personas experimentan distorsiones olfativas extrañas y a menudo desagradables.
"La COVID-19 persistente es una afección compleja que se desarrolla durante o después de padecer covídico, y se clasifica como tal cuando los síntomas se prolongan durante más de 12 semanas. Los síntomas incluyen dolor de cabeza, mialgia, fatiga y pérdida del gusto y el olfato. La parosmia puede persistir durante meses tras la infección inicial, junto con niebla cerebral y pérdida de memoria", ha comentado el líder del estudio, Carl Philpott.
Los investigadores querían saber más sobre la prevalencia de la COVID-19 persistente y, en particular, sobre los síntomas relacionados con el oído, la nariz y la garganta, como la pérdida de olfato y la parosmia".
El equipo examinó los resultados de la Encuesta de Infección por Coronavirus del Reino Unido y analizó la información de más de 360.000 personas en marzo de 2022.
Un total de 10.431 participantes se identificaron como enfermos de COVID-19 persistente, y se les preguntó acerca de la presencia de 23 síntomas individuales y el impacto de la condición en sus actividades cotidianas.
La COVID-19 persistente se definió como la persistencia de los síntomas durante más de cuatro semanas tras la primera sospecha de infección por coronavirus que no se explicaba por otra afección.
Casi el tres por ciento de los participantes se identificaban a sí mismos como afectados por COVID-19 persistente, lo que equivaldría a alrededor de 1,8 millones de personas en Reino Unido.
La fatiga era el síntoma más frecuente, mientras que los síntomas relacionados con la ORL incluían pérdida del olfato y el gusto, vértigo, falta de aliento, sibilancias y dolor de garganta. Casi un tercio de los pacientes con COVID-19 persistente sufría pérdida persistente del olfato, y casi una quinta parte seguía experimentando pérdida del gusto.
"Esto es muy significativo, porque sabemos que la pérdida del olfato y del gusto afecta mucho a la vida de las personas. Nuestras investigaciones anteriores han demostrado que las personas que han perdido el sentido del olfato también presentan altos índices de depresión, ansiedad, aislamiento y dificultades para relacionarse. Puede alterar casi todos los aspectos de la vida, desde las preocupaciones cotidianas por la higiene personal hasta la pérdida de intimidad sexual y la ruptura de las relaciones personales", ha apuntado el investigador.