MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Auburn (Estados Unidos) han publicado una nueva hipótesis que podría servir de base para nuevos estudios científicos sobre la asociación de la pérdida de hábitat natural y la aparición mundial de enfermedades infecciosas.
En un artículo en la revista científica 'Trends in Parasitology', estos científicos explican que la pérdida de hábitat está asociada con las enfermedades infecciosas emergentes (EID, por sus siglas en inglés), que se propagan de la fauna silvestre a los seres humanos, como el ébola, el virus del Nilo Occidental, el virus de Marburgo y otros.
Su hipótesis tiene sus raíces en la ecología y la biología evolutiva para explicar los mecanismos subyacentes que impulsan esta asociación. El equipo integró ideas de múltiples aspectos de la biología, incluyendo la ecología de la enfermedad, la biología evolutiva y la genética del paisaje, para desarrollar la nueva hipótesis sobre por qué es más probable que las enfermedades se extiendan de la vida silvestre a los humanos en los hábitats deforestados.
El campo de la ecología de las enfermedades se basa en gran medida en una hipótesis conocida como el efecto de dilución, que fue publicada a principios de este siglo. Es esencialmente la idea de que la conservación de la biodiversidad puede proteger a los seres humanos de las enfermedades infecciosas emergentes. El efecto de dilución destaca el papel crítico que la conservación de la vida silvestre puede desempeñar en la protección de la salud humana y ha transformado la comprensión de las enfermedades infecciosas zoonóticas.
Sin embargo, hasta ahora, incluso después de una gran cantidad de investigaciones en las últimas décadas, se ha explorado esa hipótesis y se han encontrado asociaciones entre la pérdida de biodiversidad y los EID, no ha habido ninguna explicación de dónde provienen los microbios que causan los EID y cómo llegan a los seres humanos.
"A través de nuestra hipótesis, proponemos que a medida que los seres humanos alteran el paisaje a través de la pérdida de hábitat, los fragmentos de bosque actúan como islas, y la vida silvestre que alberga y los microbios causantes de enfermedades que viven dentro de ellos sufren una rápida diversificación. A través de un paisaje fragmentado veríamos un aumento en la diversidad de microbios causantes de enfermedades, aumentando la probabilidad de que cualquiera de estos microbios se derrame en las poblaciones humanas, llevando a brotes", detallan los responsables de este trabajo.