MADRID, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
Se piensa que las personas con los trabajos más exigentes son las que tienen más problemas para dormir. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad del Sur de Florida (Estados Unidos) ha revelado que la relación entre las exigencias laborales y un buen descanso nocturno es más compleja de explicar.
De hecho, sus resultados, publicados en la revista científica 'Sleep Health', muestran que tener pocas exigencias laborales puede ser igual de perjudicial para el sueño. En cambio, los trabajos moderadamente exigentes conllevan una salud del sueño más óptima, con un horario más regular y un tiempo más corto para quedarse dormido.
Un factor adicional es el grado de control que las personas tienen sobre sus condiciones de trabajo. En pocas palabras, cuanto más control tengan, más posibilidades tendrán de dormir bien.
"El conocimiento previo de que el trabajo exigente degrada el sueño puede ser demasiado simplista. Los hallazgos van más allá de la narrativa anterior de que las demandas de trabajo deben minimizarse tanto como sea posible para proteger la salud de los trabajadores", ha comentado uno de los responsables de la investigación.
Los investigadores reconocen que, si bien sus hallazgos pueden parecer inicialmente contradictorios, sugieren que tanto la escasez como el exceso de exigencias laborales pueden estar relacionados con la desvinculación laboral o el estrés excesivo, dos factores que pueden alterar el sueño.
En su estudio, los investigadores señalan que dormir poco se ha relacionado con numerosos problemas de salud, como las enfermedades cardiovasculares, la demencia y la muerte prematura.
Por lo tanto, identificar y abordar los factores que contribuyen a la falta de sueño, incluidas las exigencias relacionadas con el trabajo, puede ser importante para mejorar la salud general y evitar problemas en el futuro.
"Las investigaciones anteriores sugieren que se necesita una exposición moderada al estrés para rendir más. Nos motivó este concepto y examinamos si la salud del sueño tendría un punto dulce con una exposición moderada a las demandas laborales", ha comentado la líder de la investigación, Monica Nelson.
Los investigadores analizaron los datos de un estudio anterior de casi 3.000 adultos con una edad media de 48 años, divididos casi por igual entre hombres y mujeres. Aproximadamente la mitad de los participantes poseían al menos un título universitario de cuatro años.
Se preguntó a los participantes en el estudio sobre cinco aspectos de sus trabajos: intensidad, conflicto de roles, sobrecarga de trabajo, presión de tiempo e interrupciones.
También respondieron a preguntas sobre cinco aspectos de sus patrones de sueño: regularidad, satisfacción/calidad, alerta diurna, eficiencia y duración.
Según sus hallazgos, las personas duermen mejor si tienen exigencias laborales moderadas y un control adecuado sobre su trabajo. Esto significa aportar información sobre sus tareas laborales, tomar decisiones sobre su entorno de trabajo y aprender cosas nuevas en el trabajo.
"Sobre la base de estos hallazgos, será importante examinar si los cambios a lo largo del tiempo en las demandas y el control del trabajo se asocian con los cambios en la salud del sueño, y cómo", ha remachado Lee.