MADRID, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) afecta a cerca del 30 por ciento de la población mundial y, con el tiempo, puede derivar en cirrosis, también conocida como cicatrización hepática, y cáncer. Por el momento, no existen tratamientos farmacológicos aprobados ni una cura eficaz para esta enfermedad común.
Sin embargo, diferentes investigaciones han demostrado que el ejercicio puede mejorar la grasa hepática, la forma física, la composición corporal y la calidad de vida de los pacientes. De hecho, un metaanálisis de 14 estudios previos realizado por un equipo confirma que el ejercicio produce reducciones clínicamente significativas de la grasa hepática en pacientes con enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Además han identificado el ejercicio que más puede beneficiar y el tiempo necesario a la semana para notar sus beneficios. Según los investigadores de la Facultad de Medicina de Penn State (Estados Unidos), quienes acaban de publicar su investigación en 'The American Journal of Gastroenterology', realizar 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada a intensa puede reducir significativamente la grasa hepática.
Aunque investigaciones anteriores sugerían que la actividad física era beneficiosa, no habían determinado la cantidad específica de ejercicio necesaria para lograr una mejora clínicamente significativa.
"Nuestros hallazgos pueden dar a los médicos la confianza para prescribir ejercicio como tratamiento para la enfermedad de hígado graso no alcohólico. Tener una cantidad objetivo de actividad física a la que aspirar será útil para que los profesionales de la salud y del ejercicio desarrollen enfoques personalizados a medida que ayudan a los pacientes a modificar sus estilos de vida y a ser más activos físicamente", ha explicado Jonathan Stine, uno de los líderes del trabajo, que se ha publicado en la revista
Según Stine, investigaciones anteriores no habían deducido cuál era la "dosis" de ejercicio necesaria para ayudar a los pacientes con EHGNA a lograr una mejoría clínicamente significativa, definida como una reducción relativa de al menos el 30 por ciento de la grasa hepática, medida mediante resonancia magnética (RM).
Stine revisó 14 estudios con un total de 551 sujetos que padecían EHGNA y participaron en ensayos aleatorizados y controlados con intervenciones de ejercicio. Su equipo evaluó los datos agrupados de todos los estudios, incluidos la edad, el sexo, el índice de masa corporal, el cambio en el peso corporal, el cumplimiento del régimen de ejercicio y la grasa hepática medida por RM.
El objetivo principal de los investigadores en el estudio era examinar la asociación entre el entrenamiento con ejercicio y una mejora clínicamente relevante de la grasa hepática.
Independientemente de la pérdida de peso, el equipo descubrió que el entrenamiento con ejercicios tenía 3,5 veces más probabilidades de lograr una respuesta al tratamiento clínicamente significativa (una reducción relativa mayor o igual al 30 POR CIENTO de la grasa hepática medida mediante IRM) en comparación con la atención clínica estándar.
En su análisis secundario, el equipo determinó cuál era la "dosis" óptima de ejercicio para lograr mejoras clínicamente significativas de la grasa hepática.
Descubrieron que el 39 por ciento de los pacientes a los que se prescribió una tarea igual o superior a 750 equivalentes metabólicos (por ejemplo, 150 minutos semanales de caminata a paso ligero) lograron una respuesta significativa al tratamiento, en comparación con sólo el 26 por ciento de los que recibieron dosis menores de ejercicio.
Se trata de la misma cantidad de actividad física recomendada por la Asociación Americana de Gastroenterología y la Asociación Europea para el Estudio del Hígado.
Según Stine, cuando se prescribió esta cantidad de ejercicio, se lograron reducciones clínicamente relevantes de la grasa hepática medida por resonancia magnética a un ritmo similar a las notificadas en ensayos farmacológicos de EHGNA en fase inicial en los que se evaluaron medicamentos que bloquean la producción de grasa.
"El ejercicio es una modificación del estilo de vida, por lo que el hecho de que pueda igualar la capacidad de los fármacos en desarrollo para lograr el mismo resultado es significativo. Los clínicos que asesoran a pacientes con EHGNA deberían recomendar esta cantidad de actividad a sus pacientes. Caminar a paso ligero o montar en bicicleta ligera durante 1/2 hora al día cinco veces a la semana es sólo un ejemplo de un programa que cumpliría estos criterios", ha remachado Stine.