MADRID, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un estudio realizado con estudiantes universitarios japoneses y recién licenciados ha revelado que escribir en papel puede dar lugar a una mayor actividad cerebral a la hora de recordar la información una hora después. Los investigadores afirman que la información única, compleja, espacial y táctil asociada a la escritura a mano en papel físico es probablemente lo que lleva a mejorar la memoria.
"En realidad, el papel es más avanzado y útil que los documentos electrónicos porque contiene más información única para recordar mejor", explica el profesor, Kuniyoshi L. Sakai, neurocientífico de la Universidad de Tokio (Japón) y autor correspondiente de la investigación, publicada en la revista científica 'Frontiers in Behavioral Neuroscience'.
En contra de la creencia popular de que las herramientas digitales aumentan la eficiencia, los voluntarios que utilizaron papel completaron la tarea de tomar notas alrededor de un 25 por ciento más rápido que los que utilizaron tablets o 'smartphones'.
Aunque los voluntarios escribieron a mano tanto con bolígrafo y papel como con lápiz óptico y tablet, los investigadores afirman que los cuadernos de papel contienen información espacial más compleja que el papel digital. El papel físico permite una permanencia tangible, trazos irregulares y una forma irregular, como las esquinas dobladas. En cambio, el papel digital es uniforme, no tiene una posición fija al desplazarse y desaparece al cerrar la aplicación. "Nuestro mensaje es utilizar los cuadernos de papel para la información que necesitamos aprender o memorizar", apunta Sakai.
En el estudio, un total de 48 voluntarios leyeron una conversación ficticia entre personajes que hablaban de sus planes para dos meses en un futuro próximo, incluyendo 14 horarios de clase diferentes, fechas de entrega de tareas y citas personales. Los investigadores realizaron análisis previos para asegurarse de que los voluntarios, todos ellos de entre 18 y 29 años y reclutados en campus universitarios, se clasificaran por igual en tres grupos en función de su capacidad de memoria, su preferencia personal por los métodos digitales o analógicos, su sexo, su edad y otros aspectos.
Los voluntarios registraron la agenda ficticia utilizando una agenda de papel y un bolígrafo, una aplicación de calendario en una tablet y un lápiz óptico, o una aplicación de calendario en un smartphone de gran tamaño y un teclado de pantalla táctil. No había límite de tiempo y se pidió a los voluntarios que registraran los eventos ficticios de la misma manera que lo harían con sus horarios de la vida real, sin dedicar tiempo extra a memorizar el horario.
Después de una hora, que incluía un descanso y una tarea de interferencia para distraerlos de pensar en el calendario, los voluntarios respondieron a una serie de preguntas sencillas (¿Cuándo hay que entregar la tarea?) y complejas (¿Cuál es la fecha de entrega más temprana de las tareas?) de opción múltiple para poner a prueba su memoria del calendario. Mientras realizaban la prueba, los voluntarios se encontraban dentro de un escáner de resonancia magnética (IRM), que mide el flujo sanguíneo alrededor del cerebro. Se trata de una técnica denominada RMN funcional (fMRI), y el aumento del flujo sanguíneo observado en una región específica del cerebro es un signo de mayor actividad neuronal en esa zona.
Los participantes que utilizaron una agenda de papel rellenaron el calendario en unos 11 minutos. Los usuarios de tabletas tardaron 14 minutos y los de teléfonos inteligentes, unos 16 minutos. Los voluntarios que utilizaban métodos analógicos en su vida personal eran igual de lentos en el uso de los dispositivos que los voluntarios que utilizan habitualmente herramientas digitales, por lo que los investigadores confían en que la diferencia de velocidad estaba relacionada con la memorización o la codificación asociada en el cerebro, y no sólo con las diferencias en el uso habitual de las herramientas.
Los voluntarios que utilizaron métodos analógicos obtuvieron mejores resultados que los demás voluntarios sólo en las preguntas sencillas del test. Sin embargo, los investigadores afirman que los datos de activación cerebral revelaron diferencias significativas.
Los voluntarios que utilizaban papel tenían más actividad cerebral en áreas asociadas al lenguaje, la visualización imaginaria y en el hipocampo, una zona conocida por su importancia para la memoria y la navegación. Los investigadores afirman que la activación del hipocampo indica que los métodos analógicos contienen detalles espaciales más ricos que pueden ser recordados y navegados en el ojo de la mente.
"Las herramientas digitales tienen un desplazamiento uniforme hacia arriba y hacia abajo y una disposición estandarizada del texto y el tamaño de las imágenes, como en una página web. Pero si recuerdas un libro de texto físico impreso en papel, puedes cerrar los ojos y visualizar la foto a un tercio de la página de la izquierda, así como las notas que has añadido en el margen inferior", explica Sakai.
Los investigadores afirman que la personalización de los documentos digitales mediante el resaltado, el subrayado, el trazado de círculos, el dibujo de flechas, la escritura a mano de notas con códigos de colores en los márgenes, la adición de notas adhesivas virtuales u otros tipos de marcas únicas puede imitar el enriquecimiento espacial de estilo analógico que puede mejorar la memoria.
Aunque no disponen de datos de voluntarios más jóvenes, los investigadores sospechan que la diferencia de activación cerebral entre los métodos analógicos y los digitales es probablemente más fuerte en los más jóvenes. "Los cerebros de los estudiantes de secundaria todavía se están desarrollando y son mucho más sensibles que los de los adultos", afirma Sakai.