MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia) ha descubierto cómo el parásito Toxoplasma se propaga con tanto éxito en el cuerpo, por ejemplo, al cerebro, de modo que es portado por una gran parte de la población mundial. Los investigadores han comprobado que el parásito infecta las células inmunitarias y secuestra su identidad, según publican en la revista 'Cell Host & Microbe'.
Para luchar contra las infecciones, las distintas funciones de las células inmunitarias del organismo están estrictamente reguladas. Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo cómo consigue Toxoplasma infectar a tantas personas y especies animales y propagarse con tanta eficacia.
"Ahora hemos descubierto una proteína que el parásito utiliza para reprogramar el sistema inmunitario", afirma Arne ten Hoeve, investigador del Departamento de Biociencias Moleculares del Instituto Wenner-Gren de la Universidad de Estocolmo.
El estudio demuestra que el parásito inyecta la proteína en el núcleo de la célula inmunitaria y así cambia la identidad de la célula. El parásito engaña a la célula inmunitaria haciéndole creer que es otro tipo de célula. Esto cambia la expresión genética y el comportamiento de la célula inmunitaria. El Toxoplasma hace que las células infectadas, que normalmente no deberían viajar por el cuerpo, se desplacen con gran rapidez y, de este modo, el parásito se extiende a diferentes órganos.
El fenómeno se ha descrito como un Toxoplasma que convierte a las células inmunitarias en caballos de Troya o "zombis" errantes que propagan el parásito. El estudio recién publicado ofrece una explicación molecular del fenómeno, y también muestra que el parásito es mucho más selectivo en su propagación de lo que se pensaba.
"Es sorprendente que el parásito consiga secuestrar la identidad de las células inmunitarias de forma tan inteligente. Creemos que los hallazgos pueden explicar por qué el Toxoplasma se propaga tan eficazmente en el organismo cuando infecta a humanos y animales", afirma el profesor Antonio Barragán, que dirigió el estudio, realizado en colaboración con investigadores de Francia y Estados Unidos.
La toxoplasmosis es probablemente la infección parasitaria más común en el ser humano a nivel mundial. Toxoplasma también infecta a muchas especies animales (zoonosis), incluidas nuestras mascotas. La OMS ha estimado que al menos el 30% de la población humana mundial es portadora del parásito. Los estudios indican que entre el 15 y el 20% de la población sueca es portadora del parásito (la gran mayoría sin saberlo). La incidencia es mayor en otros países europeos.
Los felinos, y no sólo los gatos domésticos, ocupan un lugar especial en el ciclo vital de Toxoplasma: sólo en el intestino del gato tiene lugar la reproducción sexual. En otros huéspedes, por ejemplo, los humanos, los perros o los pájaros, la reproducción tiene lugar mediante la división del parásito.
Se propaga a través de los alimentos y con el contacto con los gatos. En la naturaleza, el parásito se propaga preferentemente de roedores a gatos y a roedores, y así sucesivamente. Los parásitos están "dormidos" en el cerebro del roedor y cuando el gato se come el ratón, se multiplican en el intestino del gato y salen a través de las heces. El parásito acaba en la vegetación y cuando el roedor come la vegetación se infecta. Los seres humanos se infectan por el consumo de carne o por el contacto con los gatos, concretamente con sus heces.
El parásito causa la enfermedad de la toxoplasmosis. Cuando una persona se infecta por primera vez, se producen síntomas leves parecidos a los de una gripe o un resfriado. Tras la primera fase de infección, el parásito pasa a una fase "durmiente" en el cerebro y comienza una infección crónica silenciosa que puede durar décadas o toda la vida. La infección crónica no suele causar síntomas en individuos sanos. Sin embargo, Toxoplasma puede causar una infección cerebral potencialmente mortal (encefalitis) en personas con un sistema inmunitario debilitado (VIH, receptores de trasplantes de órganos, después de la quimioterapia) y puede ser peligroso para el feto durante el embarazo. Pueden producirse infecciones oculares en personas por lo demás sanas.