MADRID, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
El trabajo por turnos se ha relacionado con graves problemas de salud debido a que el reloj interno del cuerpo (ritmo circadiano) no se ajusta al ciclo normal de luz y oscuridad. Entre ellos se encuentran los trastornos del sueño, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, la diabetes, los trastornos del estado de ánimo y el abuso de sustancias.
Pero su posible impacto en las funciones cerebrales superiores, como la velocidad de procesamiento mental y la memoria de trabajo, no está claro. En un intento de resolver estas incertidumbres, los investigadores buscaron en las bases de datos de investigación estudios sobre el impacto del trabajo por turnos en el rendimiento cognitivo de los adultos que trabajan.
Según un análisis conjunto de los datos disponibles, publicado en línea en la revista 'Occupational & Environmental Medicine', muestra ahora que está vinculado a una peor memoria de trabajo y a una menor velocidad de procesamiento mental,
También se asocia a niveles más bajos de alerta y concentración visual, así como a la capacidad de controlar los impulsos y la respuesta situacional, lo que puede aumentar el riesgo de lesiones y errores en el lugar de trabajo, sugieren los investigadores.
En total, se incluyeron 18 estudios, publicados entre 2005 y 2020, en los que participaron 18.802 personas (con una edad media de 35 años) y que abarcaban seis resultados diferentes medidos mediante pruebas formales.
Los resultados fueron: velocidad de procesamiento; memoria de trabajo; estado de alerta (vigilancia psicomotriz); control de los impulsos y respuesta situacional (control cognitivo); capacidad de filtrar las señales visuales sin importancia (atención visual); y capacidad de cambiar inconscientemente de tarea (cambio de tarea).
Cinco de los estudios compararon a los trabajadores con turnos fijos con los que trabajaban en horario de oficina normal, mientras que 11 compararon a los trabajadores con turnos rotativos con los que trabajaban en horario de oficina normal. Dos estudios no especificaron el tipo de turno.
La mitad de los estudios incluían a profesionales sanitarios, mientras que la otra mitad se centraba en diferentes profesiones, como agentes de policía, personal informático, etc.
Los resultados de los estudios se agruparon e indicaron un rendimiento significativamente peor en los trabajadores por turnos que en otros tipos de trabajadores para cinco de los seis resultados evaluados.
Se observó un gran efecto significativo en el control de los impulsos y la respuesta situacional, mientras que el efecto en la velocidad de procesamiento, la memoria de trabajo, el estado de alerta y la capacidad de filtrar pistas visuales sin importancia fue significativo pero pequeño. No se observó ningún efecto en el cambio de tareas.
Los investigadores explican que trabajar fuera del ciclo diurno y nocturno normal interfiere en el ritmo circadiano y en la expresión de las hormonas que lo rigen -cortisol y melatonina-, lo que a su vez altera el ciclo de sueño y vigilia.
Aunque se trata del primer análisis de datos agrupados que analiza el impacto del trabajo por turnos en diferentes aspectos de la función cerebral entre los adultos que trabajan, los investigadores reconocen ciertas limitaciones en sus hallazgos.
Entre ellas, la gran variedad de pruebas utilizadas para evaluar el rendimiento cognitivo y las diferentes definiciones de trabajo por turnos en los estudios incluidos.
Y como los trabajos difieren en cuanto a exigencias y cargas de trabajo, los resultados podrían sobrestimar o subestimar el impacto del trabajo por turnos en tipos específicos de profesión, advierten. Y como los estudios incluidos tenían un diseño transversal, no es posible concluir que el trabajo por turnos perjudique el rendimiento de las funciones cerebrales superiores, añaden.
"La reducción del rendimiento neuroconductual en los trabajadores por turnos podría desempeñar un papel importante en relación con las lesiones y los errores relacionados con el trabajo", con implicaciones para la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, escriben los investigadores.
"Deberían promoverse contramedidas de protección (por ejemplo, siestas, planes de recuperación o supervisión periódica) para la reducción del rendimiento neuroconductual de los trabajadores por turnos a fin de minimizar el riesgo de resultados adversos para la salud y el trabajo --sugieren--. Cuando se disponga de un cuerpo más consistente de literatura de alta calidad, recomendamos encarecidamente la replicación del análisis para desarrollar intervenciones prácticas para superar el deterioro neuroconductual".