MADRID 19 Mar. (EUROPA PRESS) -
Científicos-cirujanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) anuncian en 'Cell Reports Medicine' que administrar plasma separado de otras partes de la sangre donada mejora los resultados en pacientes con lesión cerebral traumática (LCT) o 'shock', mientras que administrar sangre no separada o "entera" puede ser mejor para pacientes con sangrado traumático.
"Hemos oído hablar de la medicina de precisión: brindar la atención adecuada al paciente adecuado en el momento oportuno. Esto es la transfusión de precisión: administrar el hemoderivado adecuado al paciente adecuado en el momento oportuno", desarrolla el autor principal, el doctor Timothy Billiar, profesor y director del Departamento de Cirugía de Pitt y director científico de UPMC (también en Estados Unidos). "No solo estamos reemplazando la sangre; es casi como un medicamento: maximizamos sus beneficios y minimizamos los efectos secundarios".
El descubrimiento se realizó con el estudio multicéntrico Shock, Whole Blood, and Assessment of TBI (SWAT), codirigido por el coautor principal Jason Sperry, jefe de sección de cirugía de trauma en Pitt. El SWAT inscribió a más de 1000 pacientes con lesiones traumáticas con alta probabilidad de requerir cirugía de emergencia y les tomó muestras de sangre en momentos determinados. Se estudió a un subgrupo de 134 pacientes con múltiples lesiones contusas o penetrantes que recibieron al menos una unidad de hemoderivado (glóbulos rojos, plasma, plaquetas o sangre completa) antes del ingreso hospitalario.
Después de aplicar métodos computacionales para asegurar que sus hallazgos no estuvieran sesgados por la edad, el género u otros factores de confusión, el equipo descubrió que recibir una mayor proporción de plasma (solo o junto con sangre entera) antes de llegar al hospital se asociaba con una mejor coagulación en pacientes con shock severo y marcadores de TCE, y con una reducción de los volúmenes de transfusión posteriores al ingreso en pacientes con TCE.
El plasma es la porción de la sangre rica en proteínas, por lo que el equipo profundizó en la proteómica, el estudio de las proteínas, moléculas complejas producidas por células y esenciales para la estructura y función de órganos y tejidos. Analizaron más de 7.500 proteínas en sangre de donantes sanos y en la de pacientes con traumatismos a medida que progresaban en su recuperación, y encontraron claras diferencias. Posteriormente, redujeron la lista de proteínas a 198 con funciones bien conocidas en los procesos inflamatorios y de coagulación tras una lesión traumática.
Los pacientes que recibieron plasma presentaron un perfil proteómico distinto al de quienes no lo recibieron, lo que sugiere que la recepción de plasma influyó en las proteínas que contribuyen a la inflamación y la coagulación. En particular, quienes recibieron plasma presentaron niveles más altos de proteínas asociadas con las etapas posteriores de la formación del coágulo, la supervivencia neuronal, la función plaquetaria, la reparación de heridas y la mediación de la inflamación.
Sin embargo, dado que la cantidad de plasma en una unidad de sangre completa es aproximadamente la misma que la cantidad de plasma que se administraría individualmente como un producto sanguíneo separado, aún no está claro por qué los pacientes que recibieron el plasma separado tuvieron mejores resultados y perfiles proteómicos más propicios para la curación.
"Existen diferencias en el tiempo de almacenamiento de la sangre completa y el plasma: la sangre completa se puede conservar durante 21 días, mientras que el plasma solo tiene una vida útil de cinco días. Quizás, al conservarse en sangre completa, las proteínas del plasma cambien con el tiempo, posiblemente porque las células sanguíneas liberan enzimas que actúan sobre las proteínas plasmáticas", clarifica Sperry, quien también es Profesor Andrew B. Peitzman de Cirugía en Pitt.
"El perfil proteómico de los diferentes donantes probablemente también varíe de una persona a otra. A medida que consideramos una estrategia para aprovechar nuestros hallazgos y mejorar los resultados de los pacientes, será importante desentrañar este misterio", añade.
Sperry señala que no es práctico para la mayoría de las ambulancias transportar plasma, ya que caduca muy rápidamente y resultaría en una gran cantidad de plasma desperdiciado para todos los servicios de ambulancia, excepto los más activos, y debe mantenerse refrigerado, lo que dificulta logísticamente su transporte.
"Nuestros hallazgos indican que vale la pena superar estos desafíos. Hacer llegar los hemoderivados adecuados al paciente adecuado en el momento oportuno es una labor que salva vidas, y confío en que seguiremos liderando las innovaciones que lo hacen posible", incide Sperry.