MADRID, 18 Abr. (EDIZIONES) -
En 2015 un artículo científico publicado en la revista Iberoamericana de Psicosomática ponía de relieve la poca importancia que se le confiere a los compradores compulsivos, cuando sí se trata de un trastorno que cada vez cobra más importancia en nuestra sociedad, gracias a las nuevas tecnologías.
Este trabajo de investigación ponía de relieve que este trastorno se caracteriza por un comportamiento desadaptativo de compra persistente e irresistible, y que ocasiona graves consecuencias negativas tanto al individuo, como a su entorno; generando en muchas ocasiones conflictividad familiar y de pareja, así como una disminución del rendimiento a nivel laboral o escolar, además de problemas financieros.
La edad media de inicio del trastorno se sitúa entre los 18-30 años de edad y el curso tiende a ser crónico. Este trastorno presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos, sobre todo trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, por dependencia de sustancias, de la conducta alimentaria, y otros del control de impulsos, según detalla a Infosalus Mónica Fraca Villar, psicóloga y psicoterapeuta, y directora del departamento de adultos, pareja y familia de Psicólogos Pozuelo (Madrid).
En la población general, esta experta destaca que la prevalencia se sitúa entre un 1 % y un 11,3 %, y se observa que es más frecuente en mujeres que en hombres. A su vez, apunta que, en general, las mujeres suelen comprar más objetos asociados con la apariencia y el bienestar emocional (ropa, calzado, perfumes, crema, maquillaje, bolsos, etc); mientras que los hombres tienden a comprar objetos instrumentales y de ocio relacionados con la independencia y la actividad.
Y es que, según destaca la psicóloga y psicoterapeuta, se trata de un trastorno del control de los impulsos, asociados en este caso a adquirir cosas a través de las compras, o bien a organizar y a pensar en las mismas de manera recurrente.
Se caracteriza, según detalla, por preocupaciones excesivas relacionadas con las compras, y por la necesidad irresistible de comprar de forma masiva objetos superfluos, acompañados de sentimientos de ansiedad, irritabilidad o malestar, y consecuencias adversas como el endeudamiento y la mentira. Tras el alivio momentáneo al realizar la conducta adictiva, la persona experimenta sentimientos de culpabilidad y de vergüenza, recalca la especialista.
Además, advierte de que la compra compulsiva no se limita solamente a un comportamiento que busca consumir artículos, más allá de sus medios o posibilidades, sino que también incluye a personas que dedican una enorme cantidad de tiempo yendo de compras, o que crónicamente planifican comprar cosas, aunque nunca las compre.
A su vez, la psicóloga Mónica Fraca mantiene que, como cualquier adicción, el tratamiento de compras compulsivas se basa en una metodología psicoterápeutica que ayude a la persona a identificar cuál es el mecanismo de la adicción, la compra compulsiva en este caso, y a aprender distintos recursos de gestión para hacer frente a la misma y poder solucionarlo.
El trabajo con las familias es fundamental, ya que este trastorno no suele ser conocido por la misma, lo que hace más difícil el tratamiento, apostilla la experta de Psicólogos Pozuelo, al mismo tiempo que defiende que, si hay implicación familiar, el problema es más sencillo de abordar y de solucionar, ya que se contará con el apoyo y con la ayuda de otras personas.
Así con todo, Fraca considera que lo más importante para poder realizar un tratamiento efectivo es que la persona reconozca que tiene un problema de comportamiento que le genera malestar y sufrimiento, y que está fuera de su control.
Muchas veces esto sucede por endeudamiento o por que algún familiar se lo hace ver. La psicoterapia, como ya he dicho anteriormente, da resultados muy positivos, además el trabajo con las familias o la pareja mejora de forma sustancial el manejo de la situación, remarca la directora del departamento de adultos, pareja y familia de Psicólogos Pozuelo (Madrid).
EL PAPEL DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Finalmente, esta especialista sostiene que las nuevas tecnologías han contribuido a exacerbar este trastorno, encontrándose cifras de compra compulsiva on line en torno al 16 %. Este hecho se debe a que Internet permite comprar sin ser observado, a cualquier hora del día, evitando la interacción social, y obteniendo una gratificación rápida; elementos que facilitan el descontrol de la conducta, considera la psicóloga y psicoterapeuta.
En los momentos de confinamiento, según advierte, el riesgo aumenta ya que las personas con este trastorno, al sentir signos de malestar, recurren a la compra para calmarse, y ésta sigue estando disponible vía on line, cuando y como quieran.
En este sentido, su recomendación radica que, ante la presencia de alguno de estos síntomas, se hable con una persona cercana que ayude a no consumir en Internet, o a dar de baja a las tarjetas para comprar on line. De no ser así, muy probablemente se disparen las compras en estos momentos y se genere más descontrol, vaticina la experta.