El trauma infantil está vinculado a importantes riesgos de salud
MADRID 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio dirigido por UCLA Health (Estados Unidos) ha descubierto que el sexo de una persona y sus experiencias únicas de trauma infantil pueden tener consecuencias específicas para su salud biológica y el riesgo de desarrollar 20 enfermedades importantes más adelante en la vida, tal y como se publica en la revista 'Brain, Behavior, and Immunity'.
Aunque una gran cantidad de investigaciones ha demostrado que la adversidad infantil puede tener impactos duraderos en la biología y la salud de una persona, ha habido poca investigación que analice cómo los diferentes tipos de factores estresantes afectan las funciones biológicas específicas y los riesgos para la salud. Así, los nuevos hallazgos no solo revelaron que estos factores estresantes tempranos pueden causar impactos específicos en la salud, sino que estos impactos también diferían sistemáticamente entre hombres y mujeres.
Se cree que los hallazgos representan uno de los análisis más completos de las consecuencias biológicas y clínicas de las experiencias adversas en la niñez, finalza el autor principal del estudio, el doctor George Slavich , director del Laboratorio de Evaluación e Investigación del Estrés en la UCLA.
"La mayoría de las personas que han experimentado un estrés significativo o un trauma en la primera infancia nunca se someten a una evaluación", expone Slavich. "Estos hallazgos resaltan la importancia fundamental de la detección del estrés en los entornos clínicos. También nos llevan más allá de un enfoque único para todos y hacia un enfoque de medicina de precisión basado en el sexo de los pacientes y su perfil de estrés específico".
Para examinar cómo la exposición temprana a la adversidad afecta la salud en etapas posteriores de la vida, Slavich y sus colegas utilizaron una gran fuente de datos que incluye mediciones de la adversidad en la primera infancia, la biología de la enfermedad y la salud mental y física. Los datos procedían de más de 2100 participantes del estudio "Midlife in the United States: A National Longitudinal Study of Health and Wellbeing" (La mediana edad en los Estados Unidos: un estudio longitudinal nacional sobre la salud y el bienestar), financiado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento.
Los participantes informaron sobre los tipos y la gravedad de las experiencias adversas que habían vivido durante su infancia, como dificultades económicas, abusos y abandono, la frecuencia con la que se mudaban, si vivían lejos de sus padres biológicos y si habían recibido asistencia social. Además, los participantes proporcionaron muestras biológicas para calcular 25 biomarcadores de enfermedades e indicaron si alguna vez se les había diagnosticado alguna de las veinte principales enfermedades.
Slavich y su equipo realizaron un análisis de datos de clases latentes para identificar grupos de adultos que habían experimentado múltiples factores estresantes durante la infancia. Luego, los investigadores analizaron cómo estos grupos y los factores estresantes independientes se relacionaban con 25 biomarcadores de inflamación, metabolismo y estrés, así como con 20 afecciones de salud importantes.
El resultado fueron dos clases de factores estresantes para los hombres (estrés alto y estrés bajo) y tres para las mujeres (estrés alto, estrés moderado y estrés bajo). En general, aquellos en las clases de estrés bajo exhibieron menos problemas de salud importantes, y el riesgo de los participantes aumentó a medida que aumentaba su exposición a factores estresantes.
Tanto los varones como las mujeres de las clases con mayor estrés tenían peor salud metabólica y mayor inflamación. Sin embargo, había diferencias entre los sexos. Los impactos de las experiencias adversas en la infancia sobre los biomarcadores de salud metabólica fueron mayores para las mujeres que para los varones. El abuso emocional y la negligencia también tendían a tener mayores efectos en los varones que en las mujeres en varios biomarcadores y condiciones de salud, como trastornos sanguíneos, problemas de salud mental y conductual y problemas de tiroides.
Slavich comenta que los hallazgos subrayan la necesidad de integrar evaluaciones de la biología y la exposición al estrés en la atención clínica, y de garantizar que los perfiles de riesgo de los pacientes tengan en cuenta el sexo y la exposición a factores estresantes específicos.
"El estrés está implicado en nueve de las diez principales causas de muerte en los Estados Unidos hoy en día", finaliza Slavich. "Ya es hora de que tomemos en serio esa estadística y comencemos a realizar pruebas de detección del estrés en todas las clínicas pediátricas y de adultos del país".