MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un equipo liderado por el investigador de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), David Madrid, se encuentra en la actualidad desarrollando la mitad del proyecto 'EUROPEAN YOUNG EYE' (EYE), que se centra en el desarrollo de nuevas lentes de contacto y herramientas diagnósticas para el tratamiento de la presbicia.
El envejecimiento desencadena cambios en las estructuras oculares responsables de la acomodación (mecanismo ocular que permite al ojo enfocar a diferentes distancias) que provocan una disminución de la misma, lo que conduce a una pérdida progresiva de la capacidad para el enfoque cercano y en consecuencia a una visión borrosa en distancias intermedias y próximas. Es lo que se conoce como presbicia.
El proyecto ha sido financiado por el programa de Investigación e Innovación de la Unión Europea Horizonte 2020 y cuenta con la participación de la red de ópticas Alain Afflelou y de la empresa de lentes de contacto personalizadas Mark'ennovy.
Con una duración de cuatro años (2021-2025) y una financiación de 1,3 millones de euros, el objetivo general del proyecto es desarrollar nuevas soluciones para el tratamiento de la presbicia y la mayor parte del trabajo se centra en el campo de las lentes de contacto.
"Entre las innovaciones que representa el proyecto, estamos trabajando en nuevas lentes de contacto con nuevos materiales que tienen como objetivo mejorar la comodidad de la lente durante el porte ya que con la edad suceden cambios fisiológicos en la superficie ocular que puede condicionar el éxito de la adaptación de la lente de contacto", ha explicado el investigador de la UCM.
Además, ha añadido que están trabajando en nuevos diseños ópticos para optimizar la visión de lejos y cerca, así como en herramientas tecnológicas que permitan monitorizar al paciente durante el porte de la lente, para analizar, más allá de la consulta, qué condiciones ambientales pueden afectar al rendimiento de la lente de contacto.
En este sentido, la presbicia comienza a manifestarse en torno a los 40 años, afecta al 100% de la población a los 50 años, y tiene un impacto negativo no solo a nivel de su función visual, sino también en su calidad de vida.
A pesar de los avances en las soluciones terapéuticas para la presbicia, y la gran actividad científica para buscar soluciones a esta alteración, actualmente sigue afectando negativamente a la calidad de vida de los pacientes y todas las alternativas de corrección presentan sus propias limitaciones o inconvenientes.