MADRID, 8 May. (EDIZIONES) -
Si bien el cáncer de ovario no es el más común entre las mujeres; en España, se está observando un ligero aumento en su incidencia en los últimos años. En 2023, según el informe 'SEOM Las Cifras del Cáncer en España', se diagnosticaron alrededor de 3.500 nuevos casos, una cifra que, aunque pequeña, refleja una tendencia ascendente.
"Las causas de este aumento no están del todo claras, pero se barajan diversos factores, como el envejecimiento de la población, la predisposición genética, y ciertos hábitos de vida (sedentarismo, obesidad, consumo de alimentos procesados)", explica en una entrevista con Infosalus el doctor Rodrigo Sánchez Bayona, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), y oncólogo médico del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
¿Por qué muchas veces se llega tarde en el cáncer de ovario? ¿Cuáles son sus principales síntomas? Este experto nos aclara que el cáncer de ovario se caracteriza por su diagnóstico tardío, lo que significa que la enfermedad suele detectarse en etapas avanzadas, cuando las opciones de tratamiento son menos efectivas y el pronóstico es peor.
Tal y como indica, existen varios factores que contribuyen a este problema: los síntomas del cáncer de ovario, como hinchazón abdominal, dolor pélvico y fatiga, son comunes a otras afecciones digestivas y pélvicas benignas; esto puede llevar a que las mujeres ignoren o atribuyan sus síntomas a otras causas, retrasando, en consecuencia, la búsqueda de atención médica.
CÓMO SE REALIZA EL DIAGNÓSTICO
"A diferencia del cáncer de mama o de cuello uterino, no existe una prueba de detección efectiva para el cáncer de ovario. Las ecografías transvaginales y las pruebas de sangre CA-125 pueden ser útiles en mujeres con alto riesgo, pero no son recomendables para la población general", añade.
Generalmente, el diagnóstico se basa en la evaluación médica, según apunta este experto de la SEOM, con una exploración ginecológica, y con la realización de un TAC toraco-abdomino-pélvico. "En ocasiones, también se hace uso de una laparoscopia exploradora para toma de muestra (biopsia). Si no se realiza laparoscopia para toma de muestra es imprescindible tomar una biopsia que confirme el diagnóstico, siempre que sea posible. Otras veces se miden los marcadores tumorales en sangre, pero estos nunca son diagnósticos, sólo orientan", subraya.
Aquí el doctor Sánchez Bayona recuerda que, actualmente, no hay métodos de prevención específica para el cáncer de ovarios, sino que lo más importante es la educación sanitaria, saber que existe y cuándo consultar atención médica. "En pacientes portadoras de mutaciones en genes que predisponen a cáncer de ovario (genes BRCA) se recomienda extirpar los ovarios y las trompas de manera profiláctica a partir de los 40 años", agrega.
PRINCIPALES LÍNEAS DE TRATAMIENTO: LA CIRUGÍA EL PRIMER PASO
Con esto, el secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica, el doctor Rodrigo Sánchez Bayona, sostiene que la cirugía suele ser el primer paso siempre que sea posible a la hora de iniciar el tratamiento. "Los cirujanos intentan extirpar tanto tumor como sea posible. Esto puede incluir la extirpación de uno o ambos ovarios, de las trompas de Falopio, y del útero. En casos avanzados, también pueden eliminar tejido canceroso de otras áreas", recalca. Israel Manzanedo, cirujano oncológico en el Hospital de Fuenlabrada, miembro de la Sociedad Española de Oncología Quirúrgica SEOQ; y del Grupo Español de Carcinomatosis Peritoneal GECOP, nos ofrece otra entrevista a Europa Press Infosalus, en la que nos detalla que si el cáncer de ovario se detecta en casos precoces, "que son pocos, pero que también los hay", la cirugía es la primera opción a seguir, habiendo diferentes tipos en función de si está afectado uno o los dos ovarios. "Básicamente, incluye extirpar todo el aparato genital femenino interno (útero, trompas, ovarios)", puntualiza este experto.
Ahora bien, cuando ya el cáncer se extiende fuera de los ovarios, se encuentra en estadios avanzados, "el 70% de las veces" tal y como precisa el miembro de SEOQ, con la afectación de muchas zonas, especialmente dentro de la cavidad peritoneal (el peritoneo es una membrana que recubre las vísceras), el tratamiento con intención curativa incluye dos pilares fundamentales: la quimioterapia sistémica, y la cirugía citorreductora.
"Estos procesos deben ser valorados por un equipo de ginecología quirúrgica y de cirugía. Son cirugías muy complejas que implican la resección del aparato genital, pero a veces también del intestino, del colon, y del recto. Cada caso debe ser valorado por un equipo multidisciplinar y muy experto en valorar este tipo de casos", añade el doctor Manzanedo.
"Cuando hay un tumor de ovario éste puede romper la cápsula del ovario y lanzar células al peritoneo. Los implantes peritoneales o la carcinomatosis peritoneal es cuando un tumor de ovario desarrolla otros tumores satélites dentro de esa bolsa peritoneal. Para tratarlos hay equipos quirúrgicos con tecnologías avanzadas que tratan de quitar esos implantes. Estos, a veces, se pueden quitar; pero otras, si están sobre zonas delicadas como vasos sanguíneos importantes, a veces es difícil quitarlos sin quitar lo que hay debajo. Es como si se apoyaran sobre esas otras estructuras", indica el miembro de SEOQ.
Por eso, cuenta este cirujano del cáncer que para intentar quitarlos haciendo el menor daño posible una de las varias herramientas que se emplean hoy en día en quirófano, pero de las más innovadoras, es un bisturí especial, que realiza como una especie de fulguración, como si quemara las lesiones con muy pocas dispersiones de calor, y que actúa localizadamente en el implante, en esa lesión sobre la víscera y sin afectar alrededor, destruyendo las células tumorales sin destruir los tejidos normales de alrededor.
"El cáncer de ovario, para que sea una cirugía citorreductora, es decir, en la que se elimina todo lo que se puede ver y está afectado por el tumor, siempre hay que extirpar el útero y los ovarios que son el origen, y después lo demás. Si se puede hacer por laparoscopia es una vía mínimamente invasiva y que puede hacer que la recuperación sea mejor", apostilla
LA LAPAROSCOPIA Y LA QUIMIOTERAPIA INTRAOPERATORIA
Pero, tal y como refleja Manzanedo, el problema de los ovarios es que se desarrollan mucho en estos casos, y se extienden mucho por el peritoneo. Por eso, dice que se puede hacer una 'buena limpieza' del cáncer a través de la laparoscopia, pero otras veces no, siendo entonces lo preceptivo una 'laparotomía', es decir, abriendo el abdomen. "El objetivo siempre es eliminar al máximo el cáncer. Esto debe hacerse por la vía que sea, y por eso tan importante que se realice desde centros muy especializados", sostiene.
Además, asegura que se puede intentar mejorar aún más el tratamiento en el propio quirófano intentando destruir las células que no son perceptibles por los doctores con quimioterapia localizada en el propio quirófano: "Aunque quitemos todo lo que se ve, hay células del cáncer que siempre pueden quedar. Para eso, muchos equipos empleamos un tratamiento de quimioterapia en el propio quirófano, la Quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (HIPEC), que consigue aplicar grandes cantidades de quimioterapia concentrada en el peritoneo, aumentando su efecto local, y minimizando los efectos secundarios. Su uso en cáncer de ovario consigue buenos resultados oncológicos en combinación con la cirugía y con la quimioterapia en ciclos; siempre en casos seleccionados, y en centros especializados".
LA QUIMIOTERAPIA CONVENCIONAL PUEDE COMBINARSE
Por otro lado, el experto de la SEOM, el doctor Rodrigo Sánchez Bayona, señala sobre la quimioterapia convencional que ésta se usa antes o después de la cirugía, e implica el uso de medicamentos para matar las células cancerosas, o evitar que éstas crezcan. "Suele administrarse por vía intravenosa", apunta. Pero, a su vez, el oncólogo médico del Hospital 12 de Octubre de Madrid resalta la importancia de las terapias dirigidas, "unos medicamentos que se dirigen a las células cancerosas específicas, limitando los efectos secundarios en el tejido sano, y que pueden incluir terapias que bloquean la formación de nuevos vasos sanguíneos en el tumor, o aquellas que interfieren con señales de crecimiento celular anormales".
Un ejemplo de ello, tal y como recuerda este especialista, son las terapias de mantenimiento con 'inhibidores de PARP': "Los inhibidores de PARP son medicamentos que interfieren con una vía específica de reparación del ADN en las células cancerosas. Se ha demostrado que son eficaces en pacientes con cáncer de ovario que tienen mutaciones en los genes BRCA. Ahora se están investigando como terapias de mantenimiento después de la quimioterapia inicial en pacientes con cáncer de ovario avanzado".
MENOS EFECTOS SECUNDARIOS QUE LA QUIMIOTERAPIA CONVENCIONAL
Aquí destaca también el secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica que los anticuerpos conjugados son una estrategia terapéutica que combina la especificidad de los anticuerpos monoclonales con la potencia de los agentes quimioterapéuticos, uniéndolos mediante un enlace químico.
"Estos anticuerpos están diseñados para reconocer y unirse selectivamente a proteínas sobreexpresadas en las células cancerosas, permitiendo así la entrega dirigida del medicamento quimioterapéutico al interior de las células tumorales. Una vez dentro, el agente quimioterapéutico es liberado, causando daño directo a las células cancerosas y minimizando la toxicidad en los tejidos sanos. Esta estrategia promete mejorar la eficacia y reducir los efectos secundarios asociados con la quimioterapia convencional".