MADRID 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Wellcome Sanger (Reino Unido), la Universidad de Oslo (Noruega), la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y otros colaboradores han analizado el impacto del uso de antibióticos en el aumento de bacterias resistentes al tratamiento durante los últimos 20 años en el Reino Unido y Noruega. Sus resultados, publicados en 'Lancet Microbe'*demuestran que, si bien el aumento del consumo de antibioticos ha amplificado la propagación de superbacterias, no es el único factor.
Reconocer todos los factores principales detrás de la resistencia a los antibióticos puede ayudar a desarrollar un conocimiento más profundo de cómo se propagan estas bacterias y qué las obstaculiza. Esto podría luego informar mejor las intervenciones de salud pública que utilizan una visión completa del medio ambiente para ayudar a detener la propagación de infecciones resistentes al tratamiento.
Para realizar esta afirmación, compararon más de 700 nuevas muestras de sangre con casi 5000 muestras bacterianas previamente secuenciadas para responder preguntas sobre qué factores influyen en la propagación de 'Escherichia coli' ('E. coli') resistente a los antibióticos.
La resistencia a los antibióticos ha sido un tema de investigación durante décadas, y los datos de vigilancia de estudios anteriores han demostrado consistentemente una asociación entre el uso de antibióticos y una mayor frecuencia de MDR en bacterias en todo el mundo, incluido el Reino Unido.
Estudios anteriores han sugerido una coexistencia estable de cepas de E. coli resistentes y no resistentes y, en algunos casos, las bacterias no resistentes tienen más éxito. Sin embargo, anteriormente no era posible evaluar el papel de los impulsores genéticos de esto debido a la falta de conjuntos de datos longitudinales imparciales a gran escala.
Este nuevo estudio supone la primera vez que ha sido posible comparar directamente el éxito de las diferentes cepas de 'E. coli' entre dos países (Noruega y el Reino Unido) y explicar así diferencias basadas en los niveles de uso de antibióticos en todo el país.
Al analizar datos que abarcaron casi 20 años, descubrieron que el uso de antibióticos estaba relacionado con una mayor resistencia en algunos casos, según el tipo de antibiótico. Una clase de antibióticos, los betalactámicos sin penicilina, se utilizaron de tres a cinco veces más en promedio por persona en el Reino Unido en comparación con Noruega. Esto ha llevado a una mayor incidencia de infecciones por una determinada cepa de 'E. coli' resistente a múltiples fármacos.
Sin embargo, el Reino Unido también utiliza el antibiótico trimetoprima con más frecuencia, pero el análisis no descubrió niveles más altos de resistencia en el Reino Unido al comparar las cepas comunes de 'E. coli' encontradas en ambos países.
El estudio encontró que la supervivencia de las bacterias MDR dependía de las cepas de 'E. coli' que se encontraban en el entorno circundante. Debido a esta y otras presiones selectivas en un área, los investigadores concluyeron que no es posible asumir que el uso generalizado de un tipo de antibiótico tendrá el mismo efecto sobre las bacterias resistentes a los antibióticos diseminadas en diferentes países.
Julian Parkhill, coautor de la Universidad de Cambridge, explica: "Nuestro estudio sugiere que los antibióticos son factores moduladores en el éxito de la 'E. coli' resistente a los antibióticos, en lugar de ser la única causa. Nuestra investigación rastreó el impacto de varios antibióticos diferentes de amplio espectro y muestra que la influencia de estos varía según el país y la zona. En general, nuestro análisis genético integral muestra que no siempre es posible predecir cómo afectará el uso de antibióticos a un área sin conocer la composición genética de las cepas bacterianas en ese entorno".
Los científicos enfatizan que sus resultados justifican esfuerzos de investigación sostenidos para identificar qué más impulsa la propagación de 'E. coli' y otras bacterias clínicamente importantes en una variedad de entornos ecológicos. Se necesita más investigación para comprender plenamente el efecto combinado de los antibióticos, los viajes, los sistemas de producción de alimentos y otros factores que determinan los niveles de resistencia a los medicamentos en un país.