Este es el verdadero motivo por el cual no recordamos nuestra infancia

Archivo - Niño en riesgo - RONSTIK/ ISTOCK - ARCHIVO

   MADRID, 21 Mar. (EDIZIONES) -

En la vasta red de recuerdos que tejemos a lo largo de nuestras vidas, los momentos de la infancia suelen ser los más difusos. Esos primeros años, llenos de experiencias que parecen inalcanzables, se desvanecen con el tiempo, convirtiéndose en sueños lejanos que solo el subconsciente puede tocar.

¿Qué sucede con esos recuerdos perdidos? ¿Son acaso fragmentos de una realidad olvidada o sueños olvidados de una vida que ya no podemos recordar?

   Aunque aprendemos mucho durante nuestros primeros años de vida, como adultos no podemos recordar eventos específicos de esa época. Ahora un trabajo de investigadores de la Universidad de Yale (Estados Unidos) puede haber averiguado por qué.

¿POR QUÉ NO RECORDAMOS NUESTRA INFANCIA?

    Los investigadores han creído durante mucho tiempo que no retenemos estas experiencias porque la parte del cerebro responsable de guardar los recuerdos -el hipocampo- aún se está desarrollando hasta bien entrada la adolescencia y simplemente no puede codificar recuerdos en nuestros primeros años.

   Sin embargo, este nuevo trabajo ha encontrado evidencia que descartaría esta teoría. Así, los hallazgos, publicados en 'Science', indican que los recuerdos pueden, efectivamente, codificarse en nuestro cerebro durante los primeros años de vida, sin embargo, los investigadores están estudiando qué sucede con esos recuerdos a lo largo del tiempo para que no tengamos acceso a los mismos.

    En concreto, en el estudio, los investigadores de Yale mostraron imágenes nuevas a bebés y posteriormente comprobaron si las recordaban. Cuando el hipocampo de un bebé estaba más activo al ver una imagen por primera vez, era más probable que la reconociera posteriormente. "El sello distintivo de este tipo de recuerdos, que llamamos recuerdos episódicos, es que puedes describirlos a otros, pero eso no es posible cuando se trata de bebés preverbales", reflexiona Nick Turk-Browne, profesor de psicología en la Facultad de Artes y Ciencias de Yale, director del Instituto Wu Tsai de Yale y autor principal del estudio.

   De esta forma, los investigadores buscaron una forma robusta de evaluar la memoria episódica de los bebés. El equipo utilizó un método que consistía en mostrar a bebés de entre cuatro meses y dos años la imagen de un rostro, objeto o escena nuevos. Posteriormente, después de que los bebés vieran varias imágenes más, los investigadores les mostraron una imagen previamente vista junto a una nueva.

"Cuando los bebés solo han visto algo una vez, esperamos que lo miren con más atención al volver a verlo", apunta Turk-Browne. "Por lo tanto, en esta tarea, si un bebé mira fijamente la imagen anterior más que la nueva que está junto a ella, puede interpretarse como que la reconoce como familiar". De esta forma, el equipo midió la actividad en el hipocampo de los bebés mientras veían las imágenes.

EL ENIGMA DE LA MEMORIA INFANTIL

   Específicamente, los investigadores evaluaron si la actividad hipocampal estaba relacionada con la solidez de los recuerdos de un bebé. Descubrieron que cuanto mayor era la actividad en el hipocampo cuando un bebé observaba una imagen nueva, más tiempo la observaba cuando reaparecía posteriormente. La parte posterior del hipocampo (la porción más cercana a la nuca), donde la actividad de codificación era más intensa, es la misma área que se asocia principalmente con la memoria episódica en adultos.

   Estos hallazgos se observaron en toda la muestra de 26 bebés, pero fueron más contundentes entre los mayores de 12 meses (la mitad del grupo de muestra). Este efecto de la edad está dando lugar a una teoría más completa sobre cómo se desarrolla el hipocampo para favorecer el aprendizaje y la memoria, según Turk-Browne.

   Previamente, el equipo de investigación descubrió que el hipocampo de bebés de tan solo tres meses mostraba un tipo diferente de memoria llamado "aprendizaje estadístico". Mientras que la memoria episódica se ocupa de eventos específicos, como, por ejemplo, compartir una comida tailandesa con visitantes de fuera la noche anterior, el aprendizaje estadístico consiste en extraer patrones entre eventos, como el aspecto de los restaurantes, en qué barrios se encuentran ciertas cocinas o la cadencia típica de ser sentado y atendido.

   Estos dos tipos de memoria utilizan vías neuronales diferentes en el hipocampo. Estudios previos con animales han demostrado que la vía de aprendizaje estadístico, ubicada en la parte más anterior del hipocampo (la zona más cercana a la parte frontal de la cabeza), se desarrolla antes que la de la memoria episódica.

Por lo tanto, Turk-Browne sospechó que la memoria episódica podría aparecer más tarde en la infancia, alrededor del año o más tarde. Argumenta que esta progresión del desarrollo tiene sentido al considerar las necesidades de los bebés.

"El aprendizaje estadístico consiste en extraer la estructura del mundo que nos rodea", afirma el experto. "Esto es crucial para el desarrollo del lenguaje, la visión, los conceptos y más. Por lo tanto, es comprensible que el aprendizaje estadístico pueda entrar en juego antes que la memoria episódica".

LA VERDAD DETRÁS DE LA MEMORIA DE LA INFANCIA

   Aun así, el último estudio del equipo de investigación demuestra que el hipocampo puede codificar los recuerdos episódicos antes de lo que se creía, mucho antes de los primeros recuerdos que podemos registrar en la edad adulta. Respecto a los motivos por los que no los recordamos, existen varias posibilidades, reflexiona Turk-Browne.

Una es que los recuerdos no se almacenen a largo plazo y, por lo tanto, simplemente no duren mucho. Otra es que los recuerdos persistan mucho después de la codificación y simplemente no podamos acceder a ellos. Turk-Browne sospecha que podría ser esto último.

   En un trabajo en curso, el equipo de Turk-Browne está probando si los bebés, niños pequeños y niños pueden recordar videos caseros tomados desde su perspectiva cuando eran bebés (más pequeños), y los resultados piloto tentativos muestran que estos recuerdos podrían persistir hasta la edad preescolar antes de desvanecerse.