MADRID, 20 Ene. (EDIZIONES) -
Muchas personas a las que su médico les aconseja la extiparción de la vesícula temen por cómo será su salud después. Sin embargo, es un temor infundado ya que se puede vivir sin ella. Además, si se extirpa es porque está 'enferma', por lo que los pacientes enfermos de la vesícula, aún cuando aún no les ha sido extirpada, ya viven sin ella porque no funciona.
Así lo afirma en una entrevista con Infosalus el doctor José Mugüerza, cirujano general y del aparato digestivo del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (Madrid), quien explica también que la vesícula es un reservorio de la bilis, un líquido formado por las sales producidas por el hígado, cuya función es descomponer las grasas que ingerimos.
"Cuando una persona ingiere grasas, una señal parte desde el estómago al cerebro y pide el funcionamiento de la vesícula, que se contraiga para verter esa bilis al tubo digestivo, y así se pueda realizar la digestión de las grasas. La función de la vesícula es también procurar que haya suficiente bilis para nuestras ingestas de grasa", añade.
No obstante, el también cirujano en la Clínica Ruber de Juan Bravo (Madrid) señala que su extirpación se recomienda cuando ésta enferma. En concreto, cita que las tres razones más frecuentes para extraerla son: la litiasis biliar o cálculos (producen dolor); esas piedras pueden provocar también una infección o 'colecistitis'; e incluso afectar al páncreas ('pancreatitis'). También se indica su extirpación con la aparición de pólipos, para evitar un carcinoma de vesícula.
"Si por ejemplo la vesícula no se contrae bien, las partículas de bilirrubina y de colesterol que están en suspensión en la bilis se sedimentan formando los cálculos o piedras ('litiasis biliar'), que puede producir una obstrucción en el conducto de salida de la vesícula, o bien en la salida del conducto pancreático. Esto puede ocasionar un dolor. Si esa piedra tapona durante más tiempo la salida de la vesícula se puede inflamar e infectar provocando una 'colecistitis', razón por la que se plantea quitar la vesícula", señala.
Además, añade que también es frecuente que esa piedra salga por el conducto que va desde la vesícula al 'colédoco', el conducto que va del hígado al intestino, una zona que también puede obstruir llegando a generar una 'pancreatitis'.
LA AUSENCIA DE LA VESÍCULA
A partir del momento en el que la vesícula se extirpa, Mugüerza indica que el papel de reservorio de bilis que ésta desempeñaba lo realiza el colédoco, el conducto antes mencionado que va del hígado al intestino. "Se dilata un poco y en general suple perfectamente la ausencia de vesícula. Además, nada más extirparla. En las semanas posteriores a la operación el paciente puede sentir un ligero dolor en el lado derecho del abdomen, lo que no es mala señal, sino que significa que el colédoco se está adaptando a su nueva función", añade.
Desde hace un par de décadas, asegura el cirujano, la vesícula se extirpa con mayor frecuencia y con mayor precocidad gracias a la colecistectomía laparoscópica, una técnica que es mínimamente invasiva y la extirpa de forma que se le puede dar el alta al día siguiente, por norma general, al paciente.
"Para nuestra calidad de vida es un alivio total su extirpación porque si la vesícula funciona mal, se quitan sus inconvenientes, como piedras, pancreatitis, o la inflamación de vesícula. Por ello, lo normal es que para el paciente sea un alivio el quitarla porque el dolor es muy intenso y los pacientes se acuerdan muy bien de ese dolor. Con su extirpación no se limita su vida en nada, la adaptación del organismo a la ausencia de vesícula es muy temprana, en tres o cuatro semanas, y prácticamente, salvo algún dolor perfectamente tolerable que desaparece rápidamente, menos de un 1% de pacientes tiene problemas", añade.
Otro caso indicado para la extirpación, y detectable en una ecografía, son la aparición de pólipos en la vesícula. Aunque en un porcentaje muy pequeño (3%) pueden desembocar en un carcinoma de vesícula, los especialistas recomiendan su extirpación a modo de prevención.
Una vez que estas personas hayan sido operadas de la vesícula, el experto del Hospital Universitario Príncipe de Asturias afirma que se pueden despreocupar de la dieta, ya no tienen que evitar las grasas como sí debían hacerlo cuando tenían su vesícula enferma. "No se limita la dieta con la cirugía. Cosas grasas que antes no podía comer ahora sí. Debe seguir una dieta mediterránea con verduras, sin muchos fritos, y sin bollería industrial", agrega.