MADRID 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
El primer estudio mundial sobre el impacto de la forma física y la obesidad en la infancia sobre la cognición en la edad madura, que ha seguido a más de 1.200 personas que eran niños en 1985 durante más de 30 años, ha descubierto que un mejor rendimiento en las pruebas físicas está relacionado con una mejor cognición más adelante en la vida y puede proteger contra la demencia en años posteriores.
Los investigadores añaden que estos resultados no se ven afectados por la capacidad académica y la situación socioeconómica en la infancia, ni por el consumo de tabaco y alcohol en la edad madura.
Dirigido por el doctor Jamie Tait y la Profesora Asociada Michele Callisaya del Centro Nacional para el Envejecimiento Saludable, con sede en Peninsula Health y la Universidad de Monash en Melbourne (Australia), junto con los investigadores del estudio Childhood Determinants of Adult Health del Instituto Menzies de Investigación Médica de la Universidad de Tasmania, el estudio se publica en el 'Journal of Science and Medicine in Sport'.
Se sabe que los niños que desarrollan la fuerza muscular, la aptitud cardiorrespiratoria y la resistencia gracias al deporte y la actividad tienen mejores resultados de salud más adelante. Una mayor aptitud física en la edad adulta también se asocia a una mejor cognición y a un menor riesgo de demencia en etapas posteriores de la vida.
Tras el seguimiento de más de 1.200 personas desde 1985, cuando tenían entre 7 y 15 años, hasta 2017-19, este es el primer estudio significativo que busca vínculos entre la aptitud física y la obesidad medidas objetivamente en la infancia con la cognición en la mediana edad, con la idea de que los niveles de actividad temprana, la aptitud física y la salud metabólica pueden proteger contra la demencia en nuestros años mayores.
En 1985, se evaluó la aptitud física (cardiorrespiratoria, potencia muscular, resistencia muscular) y la antropometría (relación cintura-cadera) de 1244 participantes de entre 7 y 15 años del estudio Australian Childhood Determinants of Adult Health. A estos participantes se les hizo un seguimiento entre 2017 y 2019 (de 39 a 50 años, con una edad media de 44 años) con respecto a su función cognitiva mediante una serie de pruebas informatizadas.
Según el profesor asociado Callisaya, este es el primer estudio que demuestra una relación entre los perfiles fenotípicos de las medidas de aptitud física y obesidad medidas objetivamente en la infancia, con la cognición de la mediana edad.
Los investigadores descubrieron que los niños con los niveles más altos de aptitud cardiorrespiratoria y muscular y con una relación media cintura-cadera más baja tenían puntuaciones más altas en la mediana edad en las pruebas de velocidad de procesamiento y atención, así como en la función cognitiva global.
Dado que el declive del rendimiento cognitivo puede comenzar ya en la mediana edad, y que una menor cognición en la mediana edad se ha asociado a una mayor probabilidad de desarrollar deterioro cognitivo leve y demencia en la tercera edad, el profesor asociado Callisaya afirma que es importante identificar los factores en las primeras etapas de la vida que pueden proteger contra el declive cognitivo durante la vida posterior.
"Desarrollar estrategias que mejoren la baja forma física y disminuyan los niveles de obesidad en la infancia es importante porque podría contribuir a mejorar el rendimiento cognitivo en la mediana edad --subraya--. Es importante destacar que el estudio también indica que las estrategias de protección contra el futuro declive cognitivo pueden tener que empezar ya en la primera infancia, para que el cerebro pueda desarrollar una reserva suficiente contra el desarrollo de afecciones como la demencia en la edad avanzada".