MADRID, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un estudio muestra que cuando los humanos y los ratones se infectan con los virus del dengue o del Zika, segregan una sustancia química que puede hacerlos más atractivos para los mosquitos, el vector que transmite el virus, según publican los investigadores en la revista 'Cell'.
Casi la mitad de la población mundial vive en una zona de riesgo de dengue, y con la falta de tratamientos, muchas regiones afectadas por el dengue registran altas tasas de morbilidad y mortalidad como resultado. Ahora, con la identidad del atrayente químico en la mano, los investigadores encontraron una manera de reducir su liberación en los ratones y hacer que las picaduras de mosquitos sean menos frecuentes: el tratamiento con un medicamento comercial para el acné.
Los virus del dengue y del Zika dependen de los mosquitos para sobrevivir en la naturaleza. Cuando los mosquitos sanos reciben una picadura de un huésped infectado, pueden infectarse ellos mismos y propagar los virus a otros animales de los que se alimentan en el futuro.
"Los mosquitos confían en su sentido del olfato para detectar a los huéspedes y guiar los comportamientos fundamentales de la supervivencia --explica Gong Cheng, científico principal del proyecto en la Universidad de Tsinghua (China)--."Al principio de este estudio, descubrimos que los mosquitos preferían buscar y alimentarse de ratones infectados por el dengue y el Zika".
Para investigar por qué los mosquitos preferían a los huéspedes infectados, el equipo realizó un análisis químico de muestras de olor de ratones y humanos infectados. El grupo identificó que el culpable de que huelan más "delicioso" es la acetofenona, que estaba presente en un nivel anormalmente alto en los individuos infectados. Este compuesto también se encuentra en muchas frutas y en algunos quesos.
"Descubrimos que los flavivirus, como el dengue y el Zika, pueden utilizar el aumento de la liberación de acetofenona para ayudarse a sí mismos a lograr sus ciclos vitales con mayor eficacia, haciendo que sus huéspedes sean más atractivos para los mosquitos vectores", dice Cheng.
Cheng y sus colegas investigaron entonces cómo los virus del dengue y el Zika aumentan el nivel de acetofenona y lo describieron como "una sofisticada interacción entre la microbiota de la piel de los huéspedes, los flavivirus y los mosquitos".
Cuando un flavivirus invade a un huésped, el virus entra en un tira y afloja con las células del cuerpo del huésped por el control del nivel de una proteína clave que regula la composición del microbioma de la piel-RELMalfa. Si las células ganan, RELMalfa mantiene a raya a las bacterias productoras de acetofenona.
"Curiosamente, tanto el virus del dengue como el del Zika promovieron la proliferación de las bacterias cutáneas productoras de acetofenona al suprimir la expresión de RELMalfa", afirma Cheng.
Como resultado, algunas bacterias se replican en exceso y producen más acetofenona, lo que hace que estos individuos enfermos sean más deliciosos para los mosquitos.
Con una comprensión más clara de cómo el flavivirus afecta al microbioma de la piel, el equipo se propuso encontrar una forma de ayudar a las células a ganar el tira y afloja. Tras examinar la bibliografía existente sobre RELMalfa, el grupo decidió probar si la isotretinoína -un derivado de la vitamina A utilizado habitualmente como medicamento para el acné- podía suprimir la producción de acetofenona.
En el experimento alimentaron a los ratones con isotretinoína y ponerlos en una jaula con mosquitos. Los resultados fueron alentadores. Descubrieron que los mosquitos no se alimentaban de los ratones infectados tratados con isotretinoína más que los que se alimentaban de animales no infectados.
"La administración dietética de isotretinoína, en animales infectados por flavivirus, redujo la volatilización de acetofenona mediante la remodelación de las bacterias comensales residentes en la piel del huésped", afirma Cheng.
En el futuro, el equipo se propone aplicar sus hallazgos en el mundo real. "Planeamos administrar isotretinoína en pacientes con dengue para reducir la actividad de los mosquitos mediada por la acetofenona", dice Cheng.
También están atacando el problema desde el lado del mosquito. "Tenemos previsto identificar receptores olfativos específicos para la acetofenona en los mosquitos y eliminar los genes de la población de mosquitos mediante una tecnología de impulsión genética", explica Cheng. Sin los receptores, los mosquitos ya no podrán oler la acetofenona que tanto les gusta, lo que posiblemente mitigará la propagación del dengue y otros flavivirus.