El virus de Epstein-Barr podría ser la clave para entender el síndrome Post-COVID en niños

Archivo - Recuperación niño pequeño acostado en la cama del Hospital para dormir, la madre sostiene su mano reconfortante. Se centran en las manos. Emotivo momento familiar. - ISTOCK /GORODENKOFF - ARCHIVO

   MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores de la Charité - Universitätsmedizin Berlin y del Centro Alemán de Investigación Reumatológica (DRFZ), ambos en Alemania, han descubierto que la reactivación de una infección preexistente y latente con el virus de Epstein-Barr desencadena una respuesta inflamatoria excesiva en post-COVID en niños.

    En concreto, el denominado síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C), es un shock inflamatorio grave que afecta a los niños. Puede aparecer varias semanas después de una infección por COVID-19 y puede ser mortal. Sin embargo, hasta ahora se desconocía la causa precisa de la afección. Estos nuevos hallazgos se detallan en 'Nature' y abren la puerta a nuevos métodos de tratamiento, posiblemente no limitados, al MIS-C.

   La mayoría de los niños que contraen COVID-19 presentan síntomas leves. Sin embargo, en casos muy raros, los pacientes jóvenes pueden enfermarse gravemente. Incluso si el niño presenta solo síntomas leves o es asintomático, varias semanas después de una infección aguda, su sistema inmunológico puede descontrolarse y atacar a sus órganos.

    En tales casos, los niños pueden desarrollar insuficiencia cardíaca, erupciones cutáneas y fiebre alta. Su sistema inmunológico debe estabilizarse mediante atención hospitalaria para evitar la falla orgánica. En aproximadamente la mitad de estos casos, los pacientes pediátricos incluso son ingresados en cuidados intensivos.

    "En el debate sobre las posibles causas del síndrome inflamatorio multisistémico se ha hablado, por ejemplo, de la supervivencia del coronavirus en el organismo o de la reacción del sistema inmunitario contra sí mismo", explica el profesor Tilmann Kallinich, jefe de la división de reumatología del departamento de neumología pediátrica, inmunología y medicina intensiva de Charité y uno de los dos autores principales del estudio.

"Pero ahora hemos encontrado indicios de que el responsable del choque inflamatorio es un resurgimiento de un segundo patógeno, el virus de Epstein-Barr. En otras palabras, el virus despierta de un estado latente porque la infección por COVID ha desequilibrado tanto el sistema inmunitario del niño que ya no es capaz de mantener bajo control la infección latente".

   El virus de Epstein-Barr (VEB) es el agente causante de la mononucleosis infecciosa, que cursa con síntomas parecidos a los de la gripe y tarda semanas en curarse. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esta infección pasa desapercibida, ya que aproximadamente el 90 % de las personas contraen el agente patógeno en algún momento de su vida. "Sin embargo, tras una infección aguda, el virus no desaparece del organismo", describe Tilmann Kallinich, que también dirige un grupo de trabajo de enlace en el DRFZ. "El virus de Epstein-Barr se instala en diferentes células del organismo y escapa a las defensas inmunitarias, por lo que permanece en el organismo de la persona infectada durante el resto de su vida. El virus puede reaparecer años después de la infección inicial, incluso cuando el sistema inmunitario está debilitado".

   El equipo de investigación ha identificado un brote de infección por el virus de Epstein-Barr en niños con MIS-C. En el estudio se examinaron 145 niños de entre 2 y 18 años que habían sido tratados por MIS-C en el Hospital Infantil de Charité o en hospitales de Lyon (Francia), Nápoles (Italia), Ankara (Turquía) y Santiago (Chile). A modo de comparación, el estudio también examinó a 105 niños que habían pasado por una infección por COVID-19 sin desarrollar MIS-C. Los investigadores encontraron rastros del virus de Epstein-Barr en la sangre de los niños con MIS-C, junto con anticuerpos y altos niveles de células inmunitarias específicas contra el virus, lo que indica que el cuerpo está luchando activamente contra el patógeno.

   "También hemos comprobado que, aunque las células inmunitarias se propongan combatir el virus de Epstein-Barr, lo hacen con armas contundentes", aporta el doctor Mir-Farzin Mashreghi, director científico adjunto del DRFZ e investigador del Departamento de Medicina Intensiva, Inmunología y Neumología Pediátrica de Charité. "Las células inmunitarias ya no son capaces de eliminar las células del organismo infectadas por el virus de Epstein-Barr".

   Los investigadores pudieron atribuir esta incapacidad a unos niveles anormalmente altos de una sustancia mensajera llamada factor de crecimiento transformante beta (TGFB), que el cuerpo del niño produce como resultado de la infección por COVID-19. El TGF* es una molécula que suprime la inflamación, inhibe la función de las células inmunitarias y, por tanto, frena su capacidad para atacar al virus de Epstein-Barr.

   La cascada inflamatoria se puede interrumpir de forma eficaz con medicación hospitalaria, y la gran mayoría de los niños se recuperan del MIS-C. Hasta la fecha, se han utilizado fármacos antiinflamatorios como inmunoglobulinas y preparados a base de cortisona para tratar el MIS-C. "Nuestros conocimientos sugieren que un bloqueo temprano y dirigido del TGF* podría ayudar a tratar el MIS-C", resume Kallinich. "Sin embargo, estos nuevos conocimientos también podrían ser relevantes para el tratamiento de otras enfermedades relacionadas con la COVID-19".

   Existen indicios, por ejemplo, de que la reactivación de virus latentes podría desempeñar un papel en la COVID-19 prolongada. "Podría haber paralelismos con los procesos que se dan en el MIS-C, lo que haría que los inhibidores de TGFB fueran candidatos potenciales para un tratamiento de la COVID-19 prolongada", subraya Mashreghi.

    "Además, sabemos que los niveles elevados de TGFB en adultos se correlacionan con casos graves de COVID-19. Por lo tanto, sospechamos que un bloqueo de TGFB podría tener una influencia positiva en la evolución de la COVID-19". Ahora se necesitan más estudios para determinar si los inhibidores de TGFB resultan eficaces como tratamientos para las enfermedades relacionadas con la COVID-19.