MADRID, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Oropuche es un virus que se transmite principalmente a través de jejenes (un tipo de mosca) que pican, pero también puede transmitirse a través de algunos mosquitos. El período de incubación es de entre 3 y 10 días, seguido de síntomas que suelen durar entre 2 y 7 días, pero casi el 40% de los pacientes pueden permanecer asintomáticos.
El rápido aumento de casos de virus Oropouche (OROV) en el hemisferio occidental ha puesto en alerta máxima a los expertos en enfermedades infecciosas, según informa Davidson H. Hamer, médico especialista en enfermedades infecciosas en Boston Medical Center (Estados Unidos), quien en 'Annals of Internal Medicine' advierte que la enfermedad por OROV tiene el potencial de convertirse en una amenaza para la salud pública mundial.
Sin una vacuna o tratamiento actual, es fundamental que los médicos sean conscientes del OROV y su potencial de propagación a través de la transmisión sexual.
Los informes de casos de enfermedad por OROV aumentaron drásticamente en 2024 en las Américas y, hasta el 10 de octubre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU informaron 90 casos en viajeros estadounidenses después de viajar desde Cuba. Los CDC han emitido un Aviso de salud de nivel 2 para Cuba para informar a los viajeros sobre la enfermedad y tomar precauciones contra las picaduras de insectos.
Aunque las picaduras de insectos son el modo principal de transmisión del OROV, las autoridades sanitarias advierten ahora de la posibilidad de transmisión sexual del virus, que recuerda a la transmisión no vectorial del Zika, ya que se detectó OROV con capacidad de replicación en el semen de un viajero italiano de 42 años que regresaba de Cuba.
Todavía no se dispone de pruebas comerciales para detectar el OROV, lo que supone un importante obstáculo para la notificación de casos y la vigilancia del virus. Los autores comparten varias recomendaciones para los médicos para mitigar la propagación del OROV, entre ellas, asesorar a los pacientes sobre los posibles riesgos de transmisión vertical y sexual y recomendar a las pacientes embarazadas que reconsideren los viajes a zonas con grandes brotes.