MADRID, 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) aseguran que el consumo de vitamina B puede jugar un papel relevante en la reducción del impacto de la contaminación del aire en el epigenoma.
El trabajo, cuyos resultados publica la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), es una primera aproximación para tomar medidas para prevenir o minimizar los efectos adversos de la contaminación atmosférica, lo que puede resultar especialmente beneficioso para aquellas regiones con niveles elevados de partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2.5).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 92 por ciento de la población mundial vive actualmente en lugares donde los niveles de calidad del aire superan el límite de 10 microgramos por metro cúbico recomendado.
La contaminación ambiental PM2.5 es uno de los contaminantes atmosféricos más prominentes porque se depositan en el tracto respiratorio, lo que causa inflamación pulmonar y sistémica y estrés. Y aunque en muchos lugares se está reduciendo su presencia gracias al control de emisiones a gran escala, es habitual encontrar picos de exposición con consecuencias dañinas para la salud.
"Los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud plantea muchos problemas complejos", según Jia Zhong, investigador principal de este trabajo, en el que se evaluó el uso de un suplemento de vitamina B que incluía 2,5 miligramos de ácido fólico, 50 de vitamina B6 y un miligramo de vitamina B12.
Para participar en el estudio buscaron voluntarios de 18 a 60 años, que no fueran fumadores ni tomaran ningún medicamento u otro suplemento vitamínico, y fueron divididos en dos grupos para recibir a diario el complejo vitamínico o placebo.
Antes y después de cada ingesta se midieron sus niveles de vitamina B en sangre, y vieron cómo los suplementos alimenticios aumentaban de forma significativa las concentraciones plasmáticas medias de ácido fólico, vitamina B6 y B12 después de exponerse a la contaminación ambiental.
Todos los análisis se llevaron a cabo a la misma hora del día y las partículas ambientales fueron extraídas de una calle del centro de Toronto, en Canadá, por la que pasan más de mil vehículos por hora, que posteriormente fueron administradas mediante una mascarilla parecida a las que se usan para el oxígeno.
"Aunque el control de emisiones es la clave de la prevención, la exposición elevada a la contaminación es algo habitual en todo el mundo, de ahí que necesitemos desarrollar intervenciones preventivas para contener los efectos que puede tener para la salud", ha destacado Andrea Baccarelli, también autor de este trabajo.