MADRID, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -
El 75 por ciento de los habitantes de ciudades industrializadas padecen algún grado de sordera o pérdida auditiva causada por la exposición a sonidos de alta intensidad, según datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
Los habitantes de las ciudades escuchan a diario ruidos que proceden del tráfico urbano y aéreo, electrodomésticos, maquinaria pesada, dispositivos móviles, auriculares, juguetes, centros comerciales y también discotecas, salas de conciertos o reproductores de música. "Hay que tener en cuenta que cuanto más tiempo pasemos expuestos a un ruido por encima de los umbrales aceptables, más probabilidades tendremos de que nuestra capacidad de audición vaya en descenso", ha afirmado la presidenta de la Comisión de Audiología de la SEORL-CCC, Mª José Lavilla.
"El límite de ruido aceptable por el oído humano según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 65 decibelios (dB), el equivalente al de una aspiradora; y pasa a ser doloroso a partir de los 125 dB, por ejemplo, el producido por un taladro", ha explicado la especialista. "Sobrepasarían los 65 dB los ruidos procedentes de los vehículos, el claxon de un coche, el del camión de la basura, el interior de una oficina con más de 15 personas, o los petardos, entre otros, y un avión despegando llegaría a 140 db, por encima del umbral del dolor", ha añadido.
Por encima de los 65 dB la exposición prolongada a los ruidos causa la pérdida de audición. "El daño se acumula poco a poco en la cóclea lo que deriva en un déficit auditivo progresivo, que puede pasar desapercibido en las personas más jóvenes. Aunque también puede ser una pérdida auditiva de rápida instauración, causada por un ruido de corta duración pero de alta intensidad", ha añadido Lavilla.
Esta exposición puede provocar también acúfenos, que como ha explicado la doctora Lavilla son "pitidos o zumbidos sin origen aparente". También pueden aparecer otros síntomas como el vértigo, hiperacusia y algiacusia (mayor sensibilidad a los sonidos ambientales que pueden llegar a ser molestos e insoportables), fatiga auditiva, disminución de la discriminación auditiva, cefalea, insomnio, irritabilidad y disminución de la atención y memoria.
FACTORES DE RIESGO DE LA HIPOACUSIA
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 360 millones de personas sufren pérdida auditiva discapacitante en todo el mundo, y se estima que la mitad de los casos se podrían evitar con prevención. Factores genéticos, complicaciones en el embarazo y parto, enfermedades infecciosas, infecciones crónicas en el oído, el uso de determinado medicamentos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento son algunas de las causas de la hipoacusia.
En los niños, debido a la anatomía del cráneo a esta edad, las infecciones del oído (otitis) son muy frecuentes y son una causa común de hipoacusia infantil. Según una investigación italiana publicada en febrero en 'Expert Review of Anti-inefective Therapy' entre el 30 y el 40 por ciento de los niños en edad preescolar tiene episodios recurrentes de otitis media con efusión y entre un 5 y un 10 por ciento de forma crónica. El informe añade que esta patología se asocia con la pérdida auditiva.
CONSEJOS DE PREVENCIÓN
Con motivo del Día Internacional del Cuidado del Oído y la Audición el 3 de marzo, la SEORL-CCC, con el lema 'Sin ruido, sin riesgo', quiere concienciar sobre el impacto que pueden tener la escucha diaria y continua de sonidos intensos en la audición, y para ello ha elaborado un decálogo de prevención.
Las personas que trabajan en entornos con intensidades altas de ruido prolongado deben usar protectores auditivos; también se recomienda evitar los ruidos impulsivos, alejarse de fuentes de ruido, disminuir el que genera cada uno y reducir el tiempo de exposición a sonidos de alta intensidad.
En el decálogo también se recomienda acudir a la consulta del especialista en caso de inflamación, dolor, taponamiento, zumbidos, secreción de oído o cuando se note pérdida de audición. También hay que realizarse revisiones periódicas una vez al año si existen antecedentes familiares y a partir de los 50 años.
Respecto a la higiene, la SEORL-CCC recomienda limpiar solo la parte más externa del oído con una toalla o gasa, "no hay que introducir objetos o sustancias extrañas y evitar el uso de aceites, soluciones salinas, gotas, agua oxigenada o bastoncillos, que solo empujan la cera hacia dentro y dañan el tímpano". Igualmente no hay que automedicarse con antibióticos pues puede afectar a los oídos.
También hay que tener en cuenta la higiene de los oídos en el mar, pantanos o piscinas, pues el agua puede estar contaminada. En estos casos hay que cumplir con la limpieza antes y después, y en algunos casos hay que usar tapones durante el baño. Evitar golpes en la zona del oído y tratar de manera adecuada las otitis en los niños, son las últimas recomendaciones del decálogo.
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