Vivir en zonas con más vegetación mejora la función cognitiva

Archivo - Vegetación en el campus de la UPNA
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Publicado: jueves, 28 abril 2022 7:30

MADRID 28 Abr. (EUROPA PRESS) -

Nuevas evidencias vinculan la exposición residencial a espacios verdes, como la vegetación, como un potencial enfoque a nivel poblacional para mejorar la velocidad de procesamiento y la atención, y la función cognitiva en general, según un nuevo estudio publicado en la revista 'JAMA Network Open'.

La función cognitiva en la mediana edad es un fuerte predictor de si una persona puede desarrollar demencia más adelante. Ahora, el nuevo estudio dirigido por un investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (BUSPH), en Estados Unidos, ha descubierto que el aumento de los espacios verdes en las zonas residenciales podría ayudar a mejorar la función cognitiva en las mujeres de mediana edad y que esta asociación podría explicarse por una reducción de la depresión, que también es un factor de riesgo de demencia.

El estudio descubrió que la exposición a espacios verdes en torno a la vivienda y el vecindario circundante podría mejorar la velocidad de procesamiento y la atención, así como impulsar la función cognitiva general.

Los resultados también mostraron que la disminución de la depresión puede ayudar a explicar la asociación entre el espacio verde y la cognición, reforzando investigaciones anteriores que han relacionado la exposición a parques, jardines comunitarios y otras zonas verdes con la mejora de la salud mental.

"Algunas de las principales formas en que la naturaleza puede mejorar la salud es ayudando a las personas a recuperarse del estrés psicológico y alentando a las personas a estar al aire libre socializando con amigos, lo cual mejora la salud mental", explica la doctora Marcia Pescador Jiménez, autora principal del estudio y profesora adjunta de epidemiología en BUSPH.

"Este estudio es uno de los pocos que aportan pruebas de que los espacios verdes pueden beneficiar la función cognitiva en edades avanzadas --añade--. Nuestros hallazgos sugieren que el espacio verde debe ser investigado como un enfoque potencial a nivel de población para mejorar la función cognitiva".

Para el estudio, Pescador Jiménez y sus colegas de BUSPH, la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, el Brigham and Women Hospital, la Escuela de Medicina de Harvard y el Colegio Médico Rush estimaron el espacio verde residencial con una métrica basada en imágenes de satélite llamada Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI).

Midieron la velocidad psicomotora, la atención, el aprendizaje y la memoria de trabajo entre 13.594 mujeres de 61 años de media y principalmente blancas, entre 2014 y 2016. Las mujeres eran participantes en el Nurses' Health Study II, el segundo de los tres estudios que se encuentran entre las mayores investigaciones sobre los factores de riesgo de enfermedades crónicas entre las mujeres estadounidenses.

Ajustando la edad, la raza y el estatus socioeconómico individual y del barrio, los investigadores descubrieron que la exposición a los espacios verdes se asociaba con la velocidad psicomotriz y la atención, pero no con el aprendizaje o la memoria de trabajo.

Además de la depresión, los investigadores también examinaron el posible papel de la contaminación atmosférica y la actividad física para explicar la asociación entre el espacio verde y la función cognitiva, y les sorprendió encontrar sólo pruebas de la depresión como factor mediador.

"Teorizamos que la depresión podría ser un mecanismo importante a través del cual los espacios verdes pueden ralentizar el deterioro cognitivo, sobre todo entre las mujeres, pero nuestra investigación continúa para comprender mejor estos mecanismos", apunta Pescador Jiménez.

"A partir de estos resultados, los médicos y las autoridades de salud pública deberían considerar la exposición a los espacios verdes como un factor potencial para reducir la depresión y, por tanto, potenciar la cognición --prosigue--. Los responsables políticos y los planificadores urbanos deberían centrarse en añadir más espacios verdes en la vida cotidiana para mejorar la función cognitiva".

Aunque el estudio muestra pruebas de esta asociación, la métrica de espacios verdes que los investigadores utilizaron para medir la exposición a los espacios verdes no distingue entre tipos específicos de vegetación. En un nuevo proyecto, Pescador Jiménez aplicará algoritmos de aprendizaje profundo a las imágenes de Google Street View para comprender mejor qué elementos específicos de la vegetación, como los árboles o el césped, podrían ser los factores impulsores de la salud.

Los investigadores también esperan que su estudio se replique entre otras poblaciones raciales/étnicas y evalúe las asociaciones con el deterioro cognitivo durante períodos de tiempo más largos.

"La distribución de los espacios verdes en las ciudades no es uniforme --recuerda Pescador Jiménez--. Aumentar el acceso cotidiano a la vegetación en todos los grupos vulnerables de las ciudades es un próximo paso crucial para lograr la equidad sanitaria".